Jesús Carlos Ortega Urrea es el primer mexicano condenado a muerte en China por el delito de narcotráfico.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México informó que Ortega recibió la condena de la corte china el pasado 2 de diciembre, luego de permanecer en prisión 5 años.
El mexicano fue detenido en 2012, en una granja de la comunidad de Chenzhou, provincia de Hunan, donde las autoridades encontraron un laboratorio para la producción de drogas sintéticas que comercializaba en Asia y Oceanía.
Ese mismo año se había trasladado a China, junto con otro mexicano, para construir el narcolaboratorio, de acuerdo con la investigación. Su cómplice volvió a México, pero él decidió quedarse en el país asiático, donde meses después ocurrió su detención.
Durante el operativo, las autoridades chinas incautaron más de una tonelada de metanfetaminas y aseguraron que había sido el decomiso más importante desde la conformación de la República Popular de China, en 1949.
Junto con el mexicano, fueron detenidos otros seis hombres. Uno de ellos, de nacionalidad china, también fue condenado a muerte, dos mas recibieron un aplazamiento de dos años para su condena, y tres fueron sentenciados a 15 años de prisión.
Las autoridades chinas aseguraron que esta banda, al momento de su detención, ya había traficado al menos 100 kilos de droga a distintos países, como Indonesia, Japón y Australia.
El gobierno mexicano, a través de la cancillería, informó que ha dado seguimiento y brindado asistencia a Ortega y su familia desde el momento de la detención y durante las audiencias en la corte china.
Hasta 2015 había ocho mexicanos en prisión en China por delitos de drogas, un procesado en India y uno más que cumple condena en Indonesia.
En Malasia hay tres hermanos de Sinaloa que esperan la pena capital por delitos de narcotráfico. José Regino, Simón y Luis Alfonso González Villarreal fueron detenidos en 2008 con una posesión de 29 kilos de metanfetaminas y en 2012, sentenciados a pena de muerte en la horca.
A pesar de los recursos de apelación, la condena fue ratificada en 2015 y hasta octubre de 2017 su ejecución estaba pendiente. Su única esperanza para salvar la vida es esperar que el sultán de Malasia, Ibrahim Ismail Ibni Almarhum Sultan Iskandar Al-Haj, les otorgue el perdón en el ámbito del Consejo de Clemencia.
En China, el narcotráfico también se castiga con pena capital. El caso más conocido ocurrió en febrero de 2017, cuando un colombiano de nombre Ismael Enrique Arciniegas Valencia fue ejecutado mediante una inyección letal por hallarlo culpable de transportar casi cuatro kilos de droga en 2010.
China incluso recurre a juicios públicos para exhibir a narcotraficantes. Apenas el pasado 18 de diciembre, en la provincia de Cantón, 10.000 personas acudieron a un estadio de fútbol para atestiguar la sentencia a pena de muerte para 10 personas, entre ellos, 7 narcotraficantes.
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