Cómo es el culto a San Juditas, el patrono de los delincuentes y policías

El día 28 de cada mes, los fieles del “santo de las causas perdidas” llenan su templo y las calles para pedir protección. Entre ellos hay pandilleros, adictos, ex convictos, desempleados y madres que ruegan por los hijos que andan en “malos pasos”

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Los días 28 de cada mes, los fieles de la Ciudad de México se acercan a la parroquia a rezar por San Judas Tadeo
Los días 28 de cada mes, los fieles de la Ciudad de México se acercan a la parroquia a rezar por San Judas Tadeo

Es el santo protector de ladrones y policías. Lo llaman San Juditas y el día 28 de cada mes congrega a miles de fieles en una iglesia del siglo XVI, ubicada en el cruce de las avenidas Hidalgo y Reforma, en el centro de la Ciudad de México.

Entre los devotos que abarrotan el templo y las calles aledañas sobresalen grupos de jóvenes que llevan su imagen en brazos. Son adolescentes y muchachos que rondan los 20 años, de colonias populares, vestidos con llamativos atuendos –pantalones muy anchos y caídos, playeras estampadas con encendidos colores, paliacates en la cabeza y tenis– y colgados al cuello escapularios y dijes con la imagen de San Juditas, como lo llaman.

Muchos son pandilleros y ex convictos que lo mismo profesan la fe en "el santo de las causas perdidas" y en la Santa Muerte: esa imagen lúgubre que llaman "la señora" y que la Iglesia católica rechaza.

A estos jóvenes poco les importa si los jerarcas de la Iglesia insisten en que San Judas Tadeo nada tiene que ver con delincuentes o si la Santa Muerte está excluida de los cultos oficiales. Ellos buscan su protección para sobrevivir en las calles, las cárceles, los pleitos de pandillas y a veces, también, durante sus crímenes.

-¿Qué vienes a pedirle a San Judas?

-No te puedo decir…

El joven que responde lleva la imagen de San Judas en sus manos y tatuada en su antebrazo. En su muñeca y mejillas hay marcas de profundos cortes. Dice que viene desde el municipio de Ecatepec, en el Estado de México, como cada mes, para "rendirse" ante "San Juditas".

Algunos de los jóvenes que le rezan a San Juditas (Javier Hidalgo/Flickr)
Algunos de los jóvenes que le rezan a San Juditas (Javier Hidalgo/Flickr)

Una imagen falsa, origen del mito

En barrios y colonias pobres y peligrosas de la Ciudad de México la triada sagrada de los jóvenes está integrada por San Judas Tadeo, Malverde y la Santa Muerte. Los tres identificados con narcotraficantes y delincuentes, a pesar de los reclamos de los sacerdotes católicos.

De los tres, sólo San Judas Tadeo, como uno de los 12 apóstoles, es un "santo oficial", que buscan sobre todo los más pobres, los desesperados y los trabajadores, de acuerdo con la Iglesia. Pero también lo han hecho suyo los policías judiciales de la Ciudad de México, los que investigan crímenes.

Incluso existe la leyenda de que los días 28 de cada mes, policías y delincuentes hacen una tregua para venerar a su santo, en una especie de pacto no escrito.

A la Iglesia no le preocupa que el manto de San Judas procure la protección de policías, pero tolera poco que los delincuentes, de cualquier rango, se hayan apropiado de su imagen. Una y otra vez José de Jesús Aguilar Valdés, subdirector de Radio y Televisión de la Arquidiócesis de México, ha insistido en la equivocación, que tiene un origen muy particular.

(Semanario. Órgano de formación e información católica)
(Semanario. Órgano de formación e información católica)

Según Aguilar Valdés, la confusión nace de la falsificación de la imagen de San Judas Tadeo: los impresores la copiaron invertida y el bastón que originalmente lleva el santo en su mano derecha, quedó en la izquierda. Por eso la gente dice que el San Judas Tadeo con el bastón del lado izquierdo es el patrono de los delincuentes.

Como sea, la equivocación dio origen al mito y hoy la figura de San Juditas carga con la fe de narcotraficantes, secuestradores, ladrones y adictos también. Por eso no es extraño que durante la celebración de su día, por los alrededores del templo deambulen jóvenes en situación de calle que inhalan solventes y llegan hasta el santo para pedir su cuidado.

Tampoco extraña que el narcotraficante José Luis Gutiérrez Valencia, conocido como "Don Chelo" y abatido por las autoridades el pasado 6 de diciembre, usara como arma personal una pistola dorada con la figura de San Judas Tadeo grabada en las cachas.

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El templo de los vencidos

A cargo de la Iglesia donde los fieles veneran a San Judas Tadeo está el padre Jerome, nacido en la India, quien encara con fe el vínculo de San Judas con los delincuentes: "Dios es quien los trae aquí de alguna manera, tal vez para cambiar sus vidas y abandonar sus adicciones", dice.

Hay que aclarar que la iglesia ubicada en la calle de Hidalgo y Reforma, que cada día 28 abarrotan los fieles de San Judas Tadeo, es en realidad un templo dedicado a San Hipólito y San Casiano, que Hernán Cortés mandó construir para la memoria de los españoles caídos durante la Batalla de la Noche Triste, cuando los españoles huyeron de los mexicas antes de la toma definitiva de Tenochtitlán. Su construcción comenzó en 1599 y finalizó hasta 1740, y desde allí, durante el virreinato, partía las procesiones anuales que festejaban la fundación de la Ciudad de México.

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A su altar principal llegó la imagen de San Judas Tadeo en 1982, y desde entonces cada mes el escudo de piedra que se halla en la entrada del atrio –elaborado por el maestro mayor de ciudad, José Damián Ortiz, a principios del siglo XIX para celebrar la Batalla de la Noche Triste y la toma de Tenochtitlan— queda sepultado por las mantas dedicadas al "santo de las causas perdidas o difíciles".

La iglesia además está ubicada en el perímetro de dos colonias consideradas peligrosas: la Morelos (Tepito) y la Guerrero, de donde parten grupos de vecinos y jóvenes para celebrar al santo.

Hasta allí llegan también los desempleados, hombres y mujeres que ruegan por un trabajo o mejores ingresos. También hay madres, muchas, que piden por sus hijos: los que están en la cárcel, andan en "malos pasos" o enfermos en un hospital.

Para todos ellos, San Judas Tadeo es su última esperanza.

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