El terremoto derrumba la economía de la capital mexicana

El temblor del pasado 19 de septiembre paró de golpe la actividad comercial en zonas afectadas como las colonias Roma y Condesa, dos de los destinos favoritos de los turistas, donde los negocios lucen casi vacíos

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La policía corta el paso
La policía corta el paso en la zona de Condesa, una de las más afectadas por el terremoto y con más comercios cerrados. (fotos: Elia Baltazar)

Hace menos de un año la tienda Toco Madera abrió sus puertas en el número 62-B de la calle de Amsterdam, en la emblemática colonia Condesa, ubicada en la zona centro de la Ciudad de México.
Dedicado a la venta de artesanías de alta calidad con beneficios compartidos con las comunidades que las producen, este negocio abandonó ya el local alojado en una vieja casona construida en 1929, como consecuencia del sismo del pasado 19 de septiembre.

"A la casa no le pasó nada, pero al lado tenemos un edificio a punto del colapso y a la dueña del inmueble le pidieron desalojar", cuenta a Infobae Julián Valle, encargado de la tienda, quien organiza la mercancía que trasladarán a una nueva sucursal en el puerto turístico de Los Cabos, en la península de Baja California Sur.

"Todo el empeño, la inversión, el trabajo puesto aquí se vino abajo", dice el joven, quien también dejará la Ciudad de México para hacerse cargo del nuevo negocio en Los Cabos.

Julian Valle, a punto de
Julian Valle, a punto de dejar su negocio “Toco Madera”, ubicado junto a un edificio que está por colapsar. Se mudará a Los Cabos.

"Yo me voy, pero se quedan sin trabajo dos empleados más y por el momento los artesanos de las comunidades que nos surtían", dice.
Hasta ahora no hay un número oficial de negocios afectados por el temblor en las colonias Condesa y Roma, que juntas forman una de las zonas comerciales y culturales más activas de la Ciudad de México, con restaurantes, galerías, tiendas de moda, cafeterías, bares, librerías, bazares y hoteles que hoy están casi vacíos.

El tamaño del daño
Al dar a conocer un Programa Emergente de Recuperación de Negocios mediante créditos, el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, aseguró que las afectaciones económicas por el temblor ascienden a 68 millones de pesos (3,7 millones de dólares, aproximadamente).

La Secretaría de Economía local además calculaba que sólo en los primeros cinco días posteriores al temblor las pérdidas ascendieron a 34,5 millones de pesos (1,9 millones de dólares) y hubo 7.798 empleos afectados en toda la capital.

Mancera informó que son tres las zonas más afectada en su actividad económica. La primera es la delegación Benito Juárez, donde cayeron 12 inmuebles, entre ellos el edificio de departamentos de la esquina de Gabriel Mancera y Escocia, y hay 25 más en riesgo de derrumbe. Después la delegación Tlalpan, donde colapsó la escuela privada Enrique Rébsamen, y por último la delegación Cuauhtémoc, donde se encuentran precisamente las colonias Roma y Condesa.

Sólo en esta última, un equipo del despacho de arquitectos Ambrosi i Etchegaray realizó un levantamiento preliminar de inmuebles afectados y contó 61 edificios evacuados y 44 más con daños graves. Pero la cifra podría aumentar al concluir el conteo oficial.

Basta recorrer sus calles para comprobar el impacto económico del sismo en los negocios de la zona, donde las ventas se han desplomado hasta 80%, de acuerdo con empresarios y empleados.

"Si antes del temblor, en un día de la semana vendíamos 120 bebidas, ahora estamos en 30 si acaso", dice Alejandro, empleado de Cassava Roots, una de las principales cadenas de té en la capital, con un local en la colonia Condesa.

Alejandro, de Cassava Rots. Su
Alejandro, de Cassava Rots. Su negocio de Condesa está trabajando a un cuarto del ritmo que anteas del terremoto.

La situación es la misma en el restaurante Second. "Vecinos que frecuentemente consumían en el local, ahora se han ido", lamenta Iván Hernández, chef del lugar ubicado en la calle de Amsterdam, uno de los corredores comerciales más exitosos de la zona, donde el metro cuadrado se cotizaba hasta en 60,000 pesos (3,300 dólares) antes del temblor.

Empleos en riesgo
Del lado de la colonia Roma también se repiten las escenas de desalojo de negocios que apenas una semana antes lucían llenos, como casi todos en la zona.

Frente al número 81 de la calle Oaxaca, un grupo de hombres empaca y carga el mobiliario de los años 50 y 60 que ambientaba el restaurante Papa Guapa de los hermanos Morales Cantú.

En el local está Karina Morales Cantú. Mientras habla por teléfono, la joven marca y mueve cosas del local que ocuparon desde 2013 y que hoy deben desalojar por los daños estructurales en el inmueble donde se encuentran.

Ivan, chef del restaurante Second,
Ivan, chef del restaurante Second, que también está trabajando muy por debajo de su ritmoo tras el terremoto. “Los vecinos se han ido”, se lamenta.

"Por la seguridad de todos tenemos que salir de aquí", dice Karina, quien asegura que su siguiente sucursal ya no será en la Roma, aunque allí tienen otro restaurante en la calle de Orizaba. "Tal vez nos vayamos a Polanco, no sabemos ahora".

Como otros empresarios de la zona, lamenta los días por venir de esta zona que bullía de actividad antes del sismo, desde la mañana hasta la madrugada. "Este era uno de nuestros mejores locales", dice.

Pero tal vez el futuro más incierto lo enfrentan los empleados de negocios que no tienen la suerte decidida. "Habrá que ver cuántos aguantarán estos días o semanas", dice Ivan, el chef de Second.

Comerciantes abandonan las zonas más
Comerciantes abandonan las zonas más afectadas. Muchos dejarán la capital.

Nadie lo sabe aún. El gobierno de la Ciudad de México y las cámaras de comercio locales no se atreven a lanzar cifras por el momento, pero saben que habrá muchos negocios afectados.

Ahora mismo el número de comensales y clientes se desplomó. "Para nosotros los miércoles ya era un buen día –dice Iván–, con las mesas llenas a la hora de la comida y la cena". Ahora, si acaso, servimos dos o tres mesas durante todo el día, lamenta.

La imagen es recurrente. Hay empleados de todos los comercios que pasan horas con la mirada hacia las calles acordonadas, custodiadas por el Ejército o la policía. Sólo esperan que pase pronto el miedo y vuelva la vida a la zona para mantener sus empleos.

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