La historia de esta droga es muy peculiar. Es considerada como sagrada para distintas etnias mexicanas. Por sus efectos psicotrópicos fue prohibida por la Inquisición en 1640. Pero ahora, es una especie protegida para evitar su extinción.
El peyote está protegido por Norma Oficial Mexicana desde el año 2010, luego de que se verificara un aumento importante en su consumo, de la mano del llamado turismo psicodélico, con el que se empezó a detonar una pequeña industria del narcotráfico que de manera ilegal envía la planta a destinos como Suecia, China e importantes lugares turísticos como Los Cabos y la Riviera Maya.
La planta se encuentra protegida no sólo por la explotación irracional de la que es víctima sino también porque es una parte fundamental para los pueblos huichol (wixárika), coras y rarámuris (tarahumaras) que la utilizan con fines médicos y para mejorar su resistencia durante largas caminatas.
"Lo consumen de tres maneras: con fines medicinales, en pequeñas cantidades para soportar largas jornadas caminando por la sierra, aliviar el cansancio y el hambre y la parte ritual y ceremonial, que es una de las más importantes", explicó a Infobae Uriel Nuño Gutiérrez, director de la División de Cultura de la Universidad de Guadalajara, en el estado de Jalisco, donde habita parte importante de la población huichol.
La parte activa de la planta es la mezcalina que produce un estado de psicodelia a partir de cual los indígenas logran tener una comunicación con sus ancestros y con sus dioses, a quienes les piden bienestar para sus pueblos.
La mezcalina puede llegar a ser más potente que el LSD, lo que la hace más "inspiradora". También ayuda a activar la circulación y crea resistencia en el cuerpo, por ello lo consumen los indígenas que deben realizar grandes caminatas, como la que anualmente hacen a Wirikuta, el centro ceremonial donde se encuentran con el "Venado Azul".
La leyenda del "Venado Azul" cuenta que cuando el mundo fue concebido en un mar llamado Tatéi Haramara (ahora San Blas, en Nayarit) nació un venado que siguió el Sol hacia el oriente, pero fue alcanzado por cinco cazadores huicholes quienes lo mataron con una flecha. Antes de morir logró llegar hasta Wirikuta, en el estado de San Luis Potosí. Su corazón y cada una de las pisadas que dejó en el camino se convirtieron en peyote.
Por ello, los indígena consumen la planta para encontrar al Venado Azul que les ayuda a purificarse.
Hollywood y el peyote
En 2000, los actores Brad Pitt y Julia Roberts grabaron en la zona de Real de Catorce la película La Mexicana. A partir del estreno de la cinta, el municipio logró una proyección internacional que detonó el turismo
De ser un lugar exótico limitado a las visitas de algunos hippies que buscaban la planta, pasó a ser una zona que recibe aproximadamente 20.000 visitantes al año, según datos de la oficina de Turismo local.
Con la llegada masiva de turistas ansiosos por conocer la experiencia psicodélica, aumento también la demanda por la planta.
"La gente piensa que solamente contiene mezcalina, pero contiene 55 sustancias psicoactivas. Esta planta contiene más de 100 alcaloides diferentes (como la mescalina) con el propósito disuasorio, para que los insectos no las ataquen", afirma Claudia Luna Fuentes, directora de Divulgación Científica y Proyectos del Museo del Desierto (Mude), que recientemente montó una exposición sobre el cactus y todo el sentido místico que lo rodea.
Su posesión es ilegal en México. Sólo le está permitida a las etnias huichol, cora y tarahumara, quienes para su traslado necesitan comprobar por escrito que pertenecen a una de estas comunidades.
Narcomenudistas empezaron a falsificar permisos para trasladar peyote a destinos turísticos y para enviarla a Europa, Asia y Estados Unidos, donde también es usada en ritos étnicos.
En la región donde se encuentra la zona sagrada operan El Cártel del Golfo (CDG), Los Zetas, La Familia Michoacana y el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Quienes lo comercializan de manera ilegal, tampoco conocen el manejo que se le debe dar para evitar su depredación. Empezaron a arrancar la planta completa, desde la raíz, lo que impidió que cientos de ejemplares crecieran y tomando en cuenta que es una especie que tarda entre 15 y 16 años en madurar fue necesario declararla especie protegida.
"Es una planta que está en riesgo de desaparecer por el consumo descontrolado por parte de nosotros que no pertenecemos a estos grupos (las etnias); se hacen devastaciones y saqueos, además cuando las autoridades recuperan las plantas, las queman en lugar de reintroducirlas, lo manejan como droga", señala Luna Fuentes.
"Hay reportes de camiones que salen cargados con peyote y hippies que salen con costales" dijo en mayo pasado Yvett Salazar Torres, responsable de la Oficina de Ecología y de Gestión Ambiental de San Luis Potosí.
El Ministerio de la Defensa no lleva la estadística de los decomisos de peyote. Pero se han logrado incautaciones de hasta 198 kilogramos.
Representantes del pueblo Wirarika han expresado que el kilo de peyote tiene un precio en el mercado negro de 5.000 pesos (USD 277), mientras que el de marihuana, según una solicitud de transparencia contestada en 2016 por la Fiscalía Federal, ronda los 1.400 pesos (USD 77).
La industria de los llamados "productos milagro" también empezó a comercializar de manera ilegal un ungüento para quitar dolores elaborado a base de esta planta.
Integrantes de las distintas etnias que lo usan para sus ceremonias han denunciado en reiteradas ocasiones la presencia de "falsos huicholes" que se visten con las ropas tradicionales para entrar a la zona sagrada, pero son descubiertos al no hablar las lenguas nativas.
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