Samantha Flores es una activista mexicana de 85 años que desde hace 22 se dedica a la lucha por los derechos de la comunidad Lésbico Gay Bisexual Transexual (LGBT+).
Transexual desde 1978, está a punto de cumplir un sueño que hizo suyo y que ayudará a una comunidad poco visible en el país, la población LGBT+, que cuando llega a la tercera edad generalmente lo hace en la soledad, sin ningún apoyo, estigmatizado aún por la sociedad y expuesta a la violencia y la discriminación.
Un estudio realizado por Gallup señala que aproximadamente el 3,4% de los adultos en el país se identifican como LGBT, lo que representa casi 9 millones de personas, de las cuales según el Instituto Nacional de Estadística, un millón son adultos mayores, y 433.000 de ellos se encuentran en situación de pobreza multidimensional.
La campaña que lanzó el grupo para llamar a donar.
"La situación del adulto mayor gay es invisible, nadie sabe que existimos. Los pocos amigos que conozco tienen una vida solitaria, aunque vivan con sus familias están excluidos", platica Samanta a Infobae
Desde hace 24 años, Samanta hace trabajo como voluntaria en un albergue de niños con sida y a partir del 2012 es Presidenta de la Asociación Civil "Laetus Vitae A.C.", ahora dedicada a lograr la apertura en la Ciudad de México del primer asilo gratuito para la comunidad LGBT+ de la tercera edad en el país.
Reconoce que la idea no fue suya sino "de un amigo de un partido político que me dijeron que me iban a ayudar, pero no sucedió, porque a la mera hora la gente del partido no llegó a apoyarlo. Pero mis amigos sí me apoyaron y empezamos a recibir donaciones".
Después de hacer proyecciones y cálculos, llegó a la conclusión de que para iniciar su proyecto y echarlo a andar durante un año necesitaba 400.000 pesos (USD 21.600). Entonces decidió inscribirlo en la plataforma de crowdfounding Donadora para invitar a través de un video a donar desde 100 pesos (USD 5,4) y fue así como logró reunir más de 410.000 pesos (USD 22.162), cantidad suficiente para iniciar la primera etapa.
El proyecto inicialmente funcionará como "casa de día" a la que personas de la población LGTB+ de 60 años en adelante puedan acudir a reunirse, encontrar con quien platicar, compartir sus experiencias y anécdotas.
Un siguiente paso es ofrecer servicios médicos y residencia con los servicios propios de un asilo, que pueda replicarse en otras ciudades del país.
"Queremos reunirnos ahí para formar una gran familia", dice Samantha.
La búsqueda de un hogar
De acuerdo con la plataforma de crowdfounding, el dinero se entregaría a la organización el próximo mes, pero desde ahora ya se busca una casa en alquiler que sea accesible y sea cercana a estaciones de transporte público.
La idea es que esté funcionando en dos meses y tenga cupo para entre 15 y 20 personas.
Este primer paso no se dio de la noche a la mañana. Para Samantha y quienes la acompañan en su organización fueron cuatro años de trabajo, en los que la primera reacción de la gente "fue la indiferencia", pero la lograron superar.
"Ahora estoy feliz, muy feliz de tener la seguridad de que voy a realizar el sueño de muchos hermanos míos que son LGBT como yo", comenta Samantha.
Pero la tarea no termina aquí, para poder levantar un asilo en forma, Samantha y su fundación necesitan recaudar ahora 5 millones de pesos (USD 270.000).
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