Para narrar la situación de los periodistas en México hay que vivirla, dicen quienes han padecido desde hace más de una década las amenazas que este oficio representa.
El vivir en el tercer país más peligroso del mundo para el ejercicio periodístico se ha hecho sentir con más fuerza desde el 23 de marzo, cuando la reportera Miroslava Breach fue asesinada a las afueras de su casa antes de llevar a la escuela a uno de sus hijos.
Su asesinato despertó una serie de protestas del gremio alrededor del país, que siguieron en mayo pasado con el asesinato de Javier Valdez, un periodista de Sinaloa, autor de distintos libros relacionados con el tema del narco.
Desde lo que se le ha llamado "El marzo negro" de la prensa en México por el asesinato de tres periodistas y ataques a tiros a otros dos, la violencia continúa.
Los periodistas en México ya no saben de quien cuidarse ante la ineficiencia de los protocolos de protección y las constantes amenazas por parte de los cárteles, funcionarios y el espionaje del gobierno.
En el país, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra de la Libertad de Expresión (FEADLE) es el organismo encargado de proteger al gremio, pero quienes han estado bajo situaciones de riesgo narraron a Infobae su falta de confianza en esta instancia por su ineficiencia para actuar y la burocracia en sus procesos.
"Los mecanismos de protección son incómodos e invasivos y te piden información de todas las cosas que has denunciado: malos tratos, sobornos a policías contubernios. Los mismos a los que denunciaste son los mismos que ponen a cuidarte y eso es muy incómodo. Si yo he dicho que los policías son corruptos que están coludidos por los malos, cómo me pides que esas personas sean las mismas que me cuiden", cuestionó el periodista David Fuentes, quien recientemente fue amenazado de muerte mientras realizaba una investigación sobre el llamado Cártel de Tláhuac, señalado por la venta de drogas en la principal universidad pública del país.
Afirma que los métodos son invasivos, ya que al periodista que presente la denuncia se le asigna un policía las 24 horas del día "que esté enterado de tu círculo familiar, lo que haces, cuándo entras a qué hora llegas. Si yo tengo una fuente con la que me voy a tomar un café y me pide la mayor discreción obviamente no voy a llevar a un policía".
Por la seguridad del reportero, con una década de experiencia en al cobertura de temas de narcotráfico, se omiten algunos detalles de su caso. Cuestionó que la FEADLE pueda tardar hasta tres meses en determinar acciones contra los presuntos responsables de amenazar o asesinar a un periodista, a pesar de que se le entregue, nombre, ubicación y en algunos casos hasta detalles de los lugares que frecuenta.
"¡En tres meses te matan! Los protocolos deben ser inmediatos, pero también mejorar la manera de hacerlo. Conozco compañeros que tienen identificadas a las personas que nos quieren agredir y cuando quieren dar datos de quiénes son, dónde comen, a qué hora salen, qué calles recorren, les preguntan que con qué protocolo se pueden sentir seguros, pues con que los detengan de inmediato. Mientras esta persona no esté en prisión lo que me pongas es insuficiente", señaló.
En su último informe sobre la situación de la prensa en México, de marzo de este año, la organización internacional Article 19 documentó que la impunidad de los delitos en México es del 98%, en el caso de periodistas ronda en 99,75%.
En 6 años documentó 2.020 ataques a periodistas. De 800 investigaciones abiertas, FEADLE sólo resolvió tres casos. En el 53% de los casos de agresiones registrados en 2016 los responsables son funcionarios públicos.
Cada vez más inseguros
La aparición este lunes del presunto cuerpo de Salvador Adame, desaparecido en Múgica, Michoacán, hace más de un mes, despertó en el gremio un nuevo temor: el justificar el asesinato de un periodista por rencillas personales o nexos con el narco.
Inicialmente, la Fiscalía local había atribuido su desaparición a problemas personales relacionados con tres mujeres, pero después, señaló que presuntamente había sido asesinado por el narcotraficante Feliciano L. "El Chano" Ledezma y uno de sus sicarios habría dado la ubicación del cuerpo.
La Fiscalía informó que pruebas de ADN comprobaron la identidad del cuerpo, sin embargo, su hija Frida Navidad Adame anunció en conferencia de prensa que la familia pedirá nuevas exámenes ante las inconsistencias en el proceso. Una de estas es que cuando el periodista fue secuestrada traía sandalias y el cadáver encontrado tenía zapatos.
"Estamos indignados, además de la terrible insistencia de señalar que el asesinato de mi padre fue por motivos personales y no por su labor periodística", expresó Frida.
El caso de Salvador Adame abre un nuevo episodio en la historia de los riesgos contra la prensa en México, dice Carlos Arrieta, periodista del conflictivo estado de Michoacán, marcado por la violencia y la presencia de cárteles como el de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Esa nueva etapa está marcada por la "vulnerabilidad, la impotencia y la indefensión", en la que la autoridad inmediatamente te liga con el crimen organizado.
"Ya no hay una garantía de que se pueda vivir en paz. No se puede negar que ha habido periodistas coludidos con delincuentes, pero somos más los buenos que los malos y nuestra única arma son las cámara fotográficas y las plumas", afirmó.
El estar expuestos constantemente a hechos de violencia también tiene un efecto en la salud de los periodistas.
Un estudio realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), reveló que 41% de los periodistas nacionales que cubren constantemente temas relacionados con la violencia padecen estrés postraumático, cifra alta en comparación al 27% de los corresponsales de guerra presenta este trastorno.
El estar en contacto con víctimas de la violencia también tiene efectos en los comunicadores. El 35% de quienes realizan coberturas relacionadas con temas como los desaparecidos presenta depresión, ansiedad y somatización del estrés.
"Te sientes vulnerable, que en cualquier momento cualquier persona puede atentar contra ti. Pierdes la tranquilidad porque te sientes vulnerable porque no sabes los alcances que tienen estas personas. Esa incertidumbre no te tiene contento y tampoco podemos vivir todo el tiempo cambiando nuestra rutas habituales de camino al trabajo, estar viendo quién se te acerca, quien camina al lado tuyo si se detiene una motocicleta al lado", agregó.
Las redes sociales y el espionaje son otras amenazas en contra de los periodistas. Article 19 documentó el año pasado 72 agresiones a periodistas a través de Internet.
Atzayaelh Torres, periodista financiero de la capital del país, fue víctima de una amenaza de muerte a través de su cuenta de Twitter.
Después de postear su columna relacionada con el robo de combustibles recibió una amenaza a través del mismo medio: "Cuídate tú y cuida a tu familia y ya no metas en problemas".
"Me asusté y aunque las cifras dicen que este tipo de comentarios es muy común y sólo se trata de una bravuconería, sí me dejó en la cabeza esa inquietud, el hecho de que lleguen hasta ese punto a amedrentarte", comentó.
Anteriormente ya había sido amenazado por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). En una ocasión algunos de sus integrantes lo esperaron afuera de su centro de trabajo.
"No salí del periódico y desde entonces dejé de usar una chamarra con la que me identificaban mucho", expresó.
La semana pasada, el diario estadounidense The New York Times destapó un escándalo que involucra al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto en acciones de espionaje en contra de periodistas, activistas y defensores de derechos humanos.
Entre los periodistas espiados se encuentran Carmen Aristegui, una de las más críticas en el país, y Daniel Lizárraga quien encabezó al equipo de investigación que destapó el llamado escándalo Casa Blanca, que involucra a la primera dama en la compra de una mansión de más de USD 7 millones a un contratista del gobierno.
La respuesta del presidente fue más que polémica al señalar que también se había sentido espiado y aseguró que no había pruebas de que su gobierno ejerciera esta práctica. Después tuvo que rectificar su declaración.
Los ataques no cesan
En la administración de Peña Nieto se han registrado al menos 42 asesinatos de periodistas. En medio del escándalo por la aparición del presunto cuerpo de Salvador Adame, otro comunicador aparece muerto.
El lunes, Alejandro Zepeda Ortiz, reportero una televisora local en el estado de Chiapas apareció ahorcado en el interior de los estudios. Las autoridades aseguran que minutos antes de su muerte envió un mensaje de despedida a su novia. Se investigan las verdaderas causas de su muerte.
Un periodista más: Joaquín López Dóriga, uno de los más influyentes del país, denunció el robo de sus oficinas en las primeras horas de este martes. Los ladrones se llevaron teléfonos celulares y su computadora.
"No tocaron ni un libro, obviamente", dijo en un video a través de su cuenta de Twitter.
Asaltaron mis oficinas en @Radio_Formula https://t.co/BAuDofM1zs
— Joaquín López-Dóriga (@lopezdoriga) June 27, 2017
Un funcionario hizo público su desprecio a la prensa. Jaime Rodríguez "El Bronco", gobernador de Nuevo León, de visita en el estado de Jalisco pidió que los reporteros fueran sacados de una reunión con empresarios y el rector de la Universidad de Guadalajara.
Un día antes había tenido un incidente con un reportero del diario El Norte, que había cuestionado quién habría pagado por la aparición de "El Bronco" en la portada de una revista. Su reacción fue correr a uno de los reporteros y expulsar al medio de todos sus eventos.
Agobiados ante la situación que los aqueja, periodistas mexicanos convocan para este miércoles a una movilización para que en las principales plazas del país se escriba con veladoras la palabra SOS.