En julio de 2013, un equipo de niños indígenas de Oaxaca, México, conquistaron Estados Unidos luego de jugar un campeonato de básquetbol descalzos. Por sus condiciones de marginación y pobreza, el usar zapatillas nunca estuvo entre sus prioridades. En esa ocasión perdieron la competencia, pero vivieron experiencias que los motivaron, como viajar en avión por primera vez en su vida.
A partir de entonces han cosechado éxitos motivados por distintas cuestiones, como el shock cultural que vivieron hace cuatro años en EEUU, cuando estuvieron a punto de ser descalificados por no usar calzado para las competencia.
Estos niños de la etnia triqui, de Oaxaca, son uno de tantos ejemplos de que los indígenas mexicanos no necesitan sofisticados zapatos deportivos para ganar competencias. La lista de atletas de las distintas etnias que han dado lecciones de coraje en justas deportivas es larga e incluso ha inspirado libros como Nacidos para correr: La historia de una tribu oculta, un grupo de superatletas y la mayor carrera de la historia, de Christopher McDougall. Sin embago, los relatos se centran en los éxitos de la etnia tarahumara (rarámuri), que habita en la sierra de Chihuahua, en el norte de México.
El escritor y corredor norteamericano convivió con la etnia en la zona de Barrancas del Cobre, Chihuahua, y comprobó que durante años desarrollaron técnicas que les permiten correr cientos de kilómetros sin descanso y sin zapatos, lo que los convierte en los corredores de fondo más rápidos de todos los tiempos, según describió.
En otros casos, corren con huaraches –un calzado popular de suela sencilla y tiras–, pero igual ganan la admiración no sólo del público sino de empresas como Nike, que en 2016 lanzó una colección con motivos indígenas como un homenaje a su amor por la naturaleza.
A la altura de los mejores del mundo
En abril de 2016, los indígenas rarámuris Irma Chávez Cruz y Arnulfo Quimare corrieron el Maratón de Boston sin calzado deportivo y con trajes típicos de su etnia. Los dos lo hicoern con huaraches.
Aunque no llegaron en los primeros lugares, para ellos significó un orgullo. Cuando en una entrevista se les cuestionó cómo podían soportar una carrera de 26 millas con su calzado tan sencillo, su respuesta fue que no se entrenan para una carrera, sino para correr toda la vida.
"Rarámuri, la forma como se bautizó a mi pueblo, significa 'Los de los pies ligeros' y es una realidad, y no un mito, eso de que podemos mantenernos por días corriendo detrás de un venado hasta cazarlo", respondió Irma.
En 2012 la también tarahumara María Salomé corrió en la carrera OXXO de 10 kilómetros (6,2 millas), en México, y la ganó con mucha ventaja sobre sus demás contrincantes. Su vestimenta era un sencillo vestido azul de olanes y sandalias.
España también ha sido testigo de las hazañas de los corredores indígenas mexicanos: Silvino Cubésare ganó el primer lugar en la categoría Senior del ultramaratón de los 154 kilómetros Trail Quixote Legend y el segundo lugar en la general, a tres segundos del primero.
El ultramaratón se desarrolló durante tres días, aproximadamente 50 kilómetros por cada uno, en el cual los corredores pudieron descansar por las noches para continuar su travesía al día siguiente.
Más de 700 competidores se unieron a la hazaña en diferentes categorías, siendo la más importarte los 154 kilómetros, con un acumulado de 8.220 metros de desniveles, por medio de caminos accidentados, donde Silvino fue superado por tan sólo tres segundos del primer lugar.
El primer puesto fue para el portugués Pedro Márquez, quien hizo un tiempo de 16 horas, 42 minutos y 8 segundos; el tiempo de Silvino fue 16 horas, 42 minutos y 11 segundos. Cruzó la meta con su vestimenta tradicional (taparrabos) y huaraches.
El caso más reciente fue el de Lorena Ramírez, tarahumara, quien a finales de abril ganó la carrera del UltraTrail Cerro Rojo, en Puebla, una competencia en la que participaron 500 atletas de 12 países. Uso una falda y unas sandalias que no fueron impedimento para coronarse como la número uno. Ni siquiera necesitó chaleco de hidratación para correr 50 kilómetros.
¿Cuál es el secreto?
Algunos estudios sobre medicina del deporte sugieren que correr descalzo puede traer lesiones, pero quienes apoyan la práctica aseguran que es más sano porque el pie del ser humano está naturalmente diseñado para correr tocando directamente el suelo, sin necesidad de zapatos.
Algunos corredores kenianos también son famosos por correr sin zapatos especiales; sin embargo, McDougall afirma en su libro que para los indígenas mexicanos correr grandes distancias es algo habitual que aprenden desde niños. Una de sus ancestrales creencias señala que los animales no pueden correr más rápido que el hombre, por ello siempre están tratando de ser más veloces.
Los indígenas mexicanos crecen corriendo con la mínima protección –descalzos o con huaraches–, por eso van desarrollando más resistencia en la planta de los pies a los largo de los años.
"Correr no se trata de hacer que la gente compre cosas. Correr debe ser un acto de libertad", fue el consejo al escritor por parte de un legendario corredor tarahumara.