En la carrera por contrarrestar los efectos del cambio climático, la innovación tecnológica abrió nuevas posibilidades para reducir el dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera. Una de las propuestas más recientes es el aumento de la alcalinidad oceánica, una técnica que promete capturar carbono a gran escala mientras combate la acidificación de los océanos. Este método busca reforzar un proceso natural mediante la adición de minerales alcalinos al agua de mar, con el objetivo de mejorar la capacidad de los océanos para almacenar carbono de forma segura y duradera. Sobre las prometedoras aplicaciones, el medio The Washington Post publicó un artículo.
El océano es el mayor reservorio de carbono del planeta, capaz de almacenar dióxido de carbono gracias a su composición alcalina, con un pH de 8.2. Este proceso natural ocurre cuando el CO2 disuelto en el agua reacciona con sustancias alcalinas y forma bicarbonatos, una molécula estable que puede retener carbono por milenios sin alterar el equilibrio químico del agua. Sin embargo, la capacidad natural del océano está siendo superada por las crecientes emisiones de carbono.
El aumento de la alcalinidad oceánica busca potenciar este fenómeno al añadir minerales neutralizantes de ácido, como piedra caliza o basalto triturado, al agua de mar. Estos minerales, al disolverse, incrementan la capacidad de almacenamiento de carbono del océano. De acuerdo con un informe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (Estados Unidos), esta técnica se posiciona como una de las más eficaces y económicas para capturar carbono a largo plazo.
Primeras aplicaciones comerciales
El desarrollo de esta tecnología comenzó a trasladarse del laboratorio al ámbito comercial. En los últimos meses, empresas emergentes iniciaron operaciones para probar la viabilidad de esta propuesta en distintos puntos del planeta.
Una de ellas es Planetary, compañía con sede en Nueva Escocia, que recientemente eliminó 138 toneladas métricas de carbono para grandes clientes como Shopify y Stripe. Mientras que Ebb Carbon, un emprendimiento situado en Washington, puso en marcha un proyecto piloto con capacidad para capturar hasta 100 toneladas métricas de carbono al año. Además firmaron un acuerdo con Microsoft para eliminar 350.000 toneladas métricas de carbono de la atmósfera durante la próxima década.
Estas iniciativas reflejan el creciente interés en esta tecnología como herramienta clave para cumplir con los objetivos climáticos internacionales. Aunque lograr un impacto significativo requerirá escalar estos proyectos a niveles que permitan capturar miles de millones de toneladas métricas de carbono al año, un desafío técnico y logístico que todavía está en sus primeras etapas.
Introducción a la tecnología
El proceso de alcalinización oceánica replica y amplifica una reacción química natural. Al incorporar minerales que neutralizan ácidos, la capacidad de los océanos para absorber dióxido de carbono aumenta de manera significativa. Este enfoque considerado como una de las opciones más prometedoras para la eliminación de carbono a largo plazo, es también económicamente viable según el organismo estadounidense de la NOAA.
Antonius Gagern, director ejecutivo de la iniciativa Carbon to Sea, destacó la importancia de esta técnica y por medio de The Washington Post, aseguró: “El océano es el mayor depósito de carbono del planeta, y su habilidad para almacenar CO2 de manera permanente reside no solo en su tamaño, sino en su alcalinidad natural”.
Beneficios potenciales del avance
Además de reducir las emisiones de dióxido de carbono, el aumento de la alcalinidad oceánica podría desempeñar un papel crucial en la preservación de la biodiversidad marina. La absorción de dióxido de carbono por los océanos, impulsada por actividades humanas, incrementó su acidez, amenazando especies como moluscos y corales que necesitan calcio para formar sus esqueletos. Restaurar el equilibrio químico de los océanos podría ayudar a estos organismos a recuperar su capacidad de supervivencia.
Andy Jacobson, geoquímico de la Universidad Northwestern, subraya el potencial de esta propuesta. “En teoría, el aumento de la alcalinidad oceánica tiene mucho a su favor”, indicó el especialista. Aunque advierte que aún es necesario profundizar en los estudios sobre su eficacia a largo plazo y el impacto de la captura de carbono.
Por otro lado, el método también ofrece una solución complementaria para alcanzar objetivos climáticos globales. Mientras los gobiernos y las industrias luchan por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, avances como alcalinidad proporcionan herramientas adicionales para remover el dióxido de carbono ya presente en la atmósfera, fortaleciendo el arsenal de estrategias contra el cambio climático.