El caparazón de la tortuga carey, admirado durante siglos por su elegancia, se convirtió en un símbolo del lujo que puso a esta especie al borde de la extinción. Smithsonian Magazine destacó cómo la caza indiscriminada, sumada al impacto del cambio climático, la dejó en un estado crítico de conservación.
Ahora, un innovador avance científico promete cambiar el destino de estas criaturas. Una base de datos de ADN permite identificar con precisión las zonas donde su protección es más urgente, marcando un nuevo camino en la lucha por preservar esta especie única.
Innovación y acción integral para salvar a la tortuga carey
En este contexto, la ciencia dio un paso hacia adelante para intentar revertir la situación. Según el artículo de Smithsonian Magazine, una base de datos genética está siendo desarrollada para rastrear el origen de las tortugas y sus caparazones. Este sistema permitirá identificar las áreas donde estos reptiles están siendo cazados ilegalmente y enfocar los esfuerzos de conservación en esos puntos críticos.
El impacto de esta base de datos podría ser significativo, ya que el comercio ilegal de caparazones de tortuga carey sigue siendo un problema en muchas regiones del mundo. A pesar de las prohibiciones internacionales establecidas por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), la demanda de productos de carey persiste, especialmente en mercados asiáticos.
La identificación genética podría facilitar la aplicación de la ley y disuadir a los cazadores furtivos al aumentar el riesgo de ser detectados.
Además de los esfuerzos tecnológicos, la conservación de la tortuga carey requiere un enfoque integral que incluya la protección de los arrecifes de coral, la reducción de la contaminación marina y la educación de las comunidades locales sobre la importancia de esta especie.
Según Smithsonian Magazine, iniciativas como estas ya están en marcha en lugares como Barbados, donde las tortugas carey regresan a las playas para anidar. Shane Gross, fotógrafo galardonado como Fotógrafo de Vida Silvestre del Año 2024, capturó imágenes impactantes de estas tortugas en su hábitat natural, destacando la necesidad urgente de protegerlas.
La tecnología de ADN no solo ayudará a combatir el comercio ilegal, sino que también proporcionará información valiosa sobre las rutas migratorias y los patrones de anidación de la especie.
Los desafíos que ponen en riesgo la supervivencia de la tortuga
El impacto del ser humano puso en peligro su existencia. Según detalló el medio antes citado, el caparazón de la tortuga carey, con su característico brillo marrón y vetas doradas, fue utilizado desde la antigüedad para fabricar objetos de lujo como peines, brazaletes y utensilios decorativos.
Culturas como la egipcia, la griega y la romana valoraron este material, y en épocas más recientes, se empleó en la fabricación de anteojos y otros accesorios bajo el nombre de “carey”, un término que en realidad hace referencia a esta especie de tortuga.
El cambio climático también representa una amenaza significativa para las tortugas carey. Los arrecifes de coral, que son su hábitat principal y fuente de alimento, están siendo devastados por el aumento de las temperaturas oceánicas y la acidificación del agua.
Estos factores no solo reducen la disponibilidad de alimento, también afectan los lugares donde las tortugas anidan, ya que las playas están siendo erosionadas o inundadas.
Por su parte, José Urteaga, director de asociaciones marinas en la organización Wild Earth Allies y experto en conservación de tortugas marinas, destacó la importancia de las tortugas carey para los ecosistemas marinos.
Según explicó al medio, estas tortugas no solo mantienen el equilibrio en los arrecifes, además contribuyen a la biodiversidad. “Son esenciales para la salud de los arrecifes de coral”, afirmó Urteaga.