En medio de un escenario de cambio climático que intensifica fenómenos meteorológicos extremos, las ciudades de todo el mundo están recurriendo a soluciones basadas en la naturaleza para mitigar los efectos devastadores de las inundaciones.
Desde Europa hasta el sudeste asiático, se implementan infraestructuras verdes para absorber el agua, reducir el riesgo de desbordes y mejorar la calidad de vida urbana.
Inundaciones en Europa, una llamada de atención
En 2023, Europa fue golpeada por inundaciones catastróficas que dejaron cientos de muertos y miles de desplazados.
En septiembre, Austria, la República Checa, Polonia y Rumanía sufrieron graves daños, mientras que en octubre, la región española de Valencia registró más de 220 víctimas mortales. La intensidad y frecuencia de estos eventos llevó a los expertos a recalcar la urgencia de implementar soluciones sostenibles.
Según Iñaki Alday, decano de la Escuela de Arquitectura de Tulane, “en lugar de luchar contra la naturaleza, tenemos que empezar a trabajar con ella”.
Esta premisa fundamenta la transición de infraestructuras tradicionales de hormigón a soluciones naturales como parques inundables y techos verdes.
Las lecciones de Valencia y el DANA
El caso de Valencia ilustra los riesgos de depender exclusivamente de infraestructuras grises. El río Poyo, canalizado artificialmente, se convirtió en un embudo mortal durante las lluvias torrenciales de octubre.
La rambla, diseñada para soportar un flujo máximo de 1.200 metros cúbicos, colapsó al recibir 1.800 metros cúbicos de agua. Las ciudades deben aprender de este fracaso y adoptar soluciones naturales para amortiguar el impacto del agua.
“La tierra necesita respirar, es un organismo vivo”, afirmó Rosa Pardo Marín, exdirectora de Política Territorial y Paisaje del gobierno de Valencia, enfatizando la necesidad de infraestructuras permeables.
Innovación verde
Bangkok se enfrenta regularmente a inundaciones extremas, con tormentas que superan la capacidad de su infraestructura gris diseñada para lluvias moderadas.
Sin embargo, el Parque Centenario, diseñado por la arquitecta paisajista Kotchakorn Voraakhom, se convirtió en un modelo de resiliencia climática.
Con su techo verde, estanques de almacenamiento y tanques subterráneos, el parque puede almacenar hasta 1 millón de galones de agua. Además, funciona como un espacio recreativo y anfiteatro cuando no está inundado.
En la década de 1990, Copenhague enfrentó problemas graves de inundaciones que llevaron a descargas de aguas residuales en su puerto. Desde entonces, la ciudad implementó soluciones innovadoras como carreteras verdes y el parque Enghaveparken, que protege la ciudad mientras ofrece espacios de ocio.
“La mayoría de las veces no hay agua, así que mientras tanto tienen que tener algún valor recreativo”, explica Jan Rasmussen, director del Centro de Adaptación Climática de la ciudad.
Beneficios adicionales más allá de la protección
Las soluciones basadas en la naturaleza no solo reducen el riesgo de inundaciones, sino que también generan beneficios ambientales y sociales: mejoran la biodiversidad, reducen las temperaturas urbanas y ofrecen lugares de esparcimiento para los ciudadanos, contribuyendo a su bienestar mental.
Sin embargo, los expertos señalan que calcular el valor económico de estos beneficios es un desafío. “Es posible calcular su costo-beneficio, solo que es más complejo y menos codificado por hojas de Excel”, señala Rasmussen.
Enfrentando desafíos
A pesar de sus ventajas, estas soluciones enfrentan limitaciones significativas:
- Falta de espacio: En ciudades densamente pobladas, encontrar terrenos para implementar infraestructura verde puede ser complicado.
- Problemas de salud pública: Los humedales restaurados pueden convertirse en focos de enfermedades transmitidas por mosquitos si no se gestionan adecuadamente.
- Impacto en los precios de la vivienda: La creación de parques inundables puede encarecer el costo de vida en las zonas circundantes.
Georgia Destouni, profesora de hidrología en la Universidad de Estocolmo, advierte: “No se puede resolver todo el problema de las inundaciones realmente masivas solo con una solución basada en la naturaleza, pero puede ser una gran contribución combinada con otros tipos de medidas”.
Una necesidad urgente
Con proyecciones que indican un aumento en la frecuencia e intensidad de las inundaciones para 2050, el 91% de las ciudades europeas ya han incorporado soluciones basadas en la naturaleza en sus planes de adaptación climática. Sin embargo, el éxito a largo plazo dependerá de la voluntad política y la inversión continua.
Como concluye Alday, “debemos aprovechar al máximo cada gota”. No solo se trata de controlar el agua, sino de integrarla en el diseño urbano para crear ciudades más resilientes, sostenibles y habitables.