En un mercado de ropa de segunda mano de Kantamanto, en el centro de Accra, la capital de Ghana, los compradores madrugadores se agolpan entre montones de prendas que provienen de países como el Reino Unido, Canadá o China. Entre los puestos, la misión es clara: encontrar una ganga, o incluso un hallazgo de diseñador.
Las piezas, aunque usadas y de baja calidad, tienen un atractivo especial por su accesibilidad económica y la posibilidad de conseguir artículos de marcas conocidas a precios bajos.
El mercado es un hervidero de actividad, donde cada prenda tiene una historia y una nueva oportunidad de ser reutilizada por los habitantes de una de las naciones más pobladas de África Occidental, con 34 millones de personas.
A solo unos pasos de allí, un evento muy diferente se lleva a cabo con un enfoque contrario, aunque no menos creativo. El festival Obroni Wawu October, que toma su nombre de una expresión local que significa “ropa de hombre blanco muerto”, ofrece una mirada renovada al mismo tipo de ropa que los compradores del mercado de Kantamanto buscan.
En este evento de moda, los diseñadores locales toman materiales desechados del mercado de segunda mano para transformarlos en piezas únicas de moda reciclada. Modelos desfilan con blusas floreadas, jeans gastados y bolsos de cuero hechos de lo que otros consideraron basura, según informó la agencia de noticias AP, que reportó sobre el festival.
Esta propuesta de reciclaje textil busca reducir el desperdicio y también intervenir en un ciclo destructivo que convierte a la moda usada en un problema ambiental. La pasarela improvisada, además de celebrar la creatividad, pretende enviar un mensaje: en lugar de dejar que la ropa que ya no tiene valor se acumule en las playas y los vertederos, se puede dar una nueva vida a esos materiales, transformándolos en artículos útiles y con estilo.
El impacto ambiental de la ropa en Ghana
Detrás de la actividad aparentemente dinámica de los mercados de ropa usada, se esconde un problema ambiental de grandes dimensiones. Gran parte de la ropa importada a Ghana llega en un estado tan deteriorado que los vendedores no pueden ofrecerla. Termina en la basura, lo que contribuye a una creciente crisis de desechos textiles.
Según la Fundación Or, alrededor del 40% de las millones de prendas que llegan semanalmente a Ghana acaban siendo desechadas, le informaron a AP. En algunos casos, esas prendas no solo se desechan, sino que se vierten en las calles o en los canales de drenaje de la ciudad, terminando finalmente en el mar, lo que agrava la contaminación en Accra y sus alrededores.
La situación es aún más grave cuando se considera que las playas de la capital se convirtieron en un vertedero de ropa usada. Antes, estas playas eran lugares relativamente limpios, pero con el tiempo, y especialmente en los últimos años, las montañas de desechos textiles crecieron a medida que el país no logra gestionar adecuadamente el volumen de ropa que recibe.
La situación es tan grave que algunos pescadores locales, como Jonathan Abbey, denunciaron que sus redes pesqueras a menudo recogen ropa desechada del mar. “La ropa usada que no se vende ni siquiera se quema, sino que se tira a la laguna Korle, que luego va al mar”, explicó Abbey a AP.
Frente a este panorama de sobreabundancia y desperdicio, organizaciones como la Fundación Or están buscando soluciones a través de la moda reciclada. Movilizan a jóvenes diseñadores y creadores locales para que encuentren formas innovadoras de reutilizar materiales desechados.
La fundación es la encargada de la organización de eventos como el festival Obroni Wawu October. Pero no solo como una plataforma de moda, sino también como un espacio para reflexionar sobre el ciclo de consumo y desecho que afecta a Ghana.
Al transformar estos materiales en piezas reutilizables y de moda, se intenta reducir la cantidad de ropa que se desperdicia y fomentar una nueva conciencia ambiental en la industria textil. Este enfoque también crea oportunidades para los diseñadores locales, quienes pueden aprovechar los materiales reciclados para generar productos que sean tanto económicamente viables como ambientalmente sostenibles.
“En lugar de permitir que los desechos textiles obstruyan nuestras alcantarillas, playas o vertederos, decidí usarlos para crear algo... que podamos usar nuevamente”, contó Richard Asante Palmer, diseñador del festival, en diálogo con AP.
Causas y soluciones al problema
La creciente acumulación de ropa de segunda mano en Ghana también es una consecuencia de las dinámicas globales que impulsan la moda rápida y las compras en línea.
En Reino Unido, gran parte de la ropa que los consumidores ya no quieren termina en donaciones, pero no siempre de la manera que los donantes esperan. A menudo, estas prendas no se distribuyen a organizaciones benéficas locales, sino que se extraen de los contenedores de reciclaje para ser exportadas a África.
Andrew Brooks, investigador de la Universidad de King’s College de Londres, destacó cómo, en lugar de ser recicladas o reutilizadas de manera adecuada, estas prendas se venden como productos de bajo costo, lo que agrava aún más el problema de la saturación de ropa usada en África. Además, quienes donan jamás se enteran de esta situación.