Desmontando mitos: el verdadero rostro de las hienas
Pocas criaturas despiertan tanta antipatía como las hienas. Esta especie carnívora ha sido objeto de una demonización implacable que las retrata como “las criaturas más incomprendidas y menos apreciadas del reino animal”, según explicó Sergi Alcalde, periodista de especializado en ciencia y medio ambiente, en National Geographic. Sin embargo, detrás de esta reputación injusta, se oculta un animal sorprendente, vital para los ecosistemas africanos y poseedor de habilidades únicas.
A lo largo de los siglos, las hienas han cargado con etiquetas degradantes que reflejan prejuicios más que hechos. En la Antigüedad, Aristóteles las acusaba de “excavar las tumbas por el deseo de devorar carne putrefacta”. Más de dos mil años después, el presidente estadounidense Theodore Roosevelt las calificó como dueñas de “una singular combinación de cobardía abyecta y ferocidad insuperable”. Estas opiniones, amplificadas por los relatos populares, se combinaron con representaciones despectivas en la cultura contemporánea.
El cine no ha sido ajeno a este enfoque. En El Rey León, de Disney, el trío de hienas al servicio del villano Scar encarna la traición y la risa malévola. Sus “carcajadas estridentes”, mencionó Alcalde, las presentan como bufones que contribuyen al caos, reforzando su imagen como oportunistas incapaces de actuar con nobleza.
No obstante, las ideas preconcebidas han eclipsado una realidad mucho más compleja. Las hienas no solo cazan con éxito la mayoría de sus presas, sino que forman sociedades matriarcales avanzadas, esenciales para el equilibrio natural. Esta narrativa, aunque menos conocida, las aleja del papel de villanas y las convierte en protagonistas de una historia de resiliencia y adaptación. “¿Realmente son tan infames como las pintan? En absoluto”, sostiene Alcalde, invitando a cuestionar siglos de estigmatización.
Estrategias de caza únicas y una jerarquía liderada por hembras
En el ámbito de la caza, las hienas destacan como depredadoras de alta eficacia, desmontando el mito que las asocia exclusivamente con la carroña. Con un éxito que alcanza el 95% en la captura de presas, este animal carnívoro demuestra ser imbatible en los entornos donde habita. Su destreza radica en “unas mandíbulas muy poderosas, así como una estrategia de comunicación muy avanzada que las convierte en unas depredadoras infalibles”, señaló Sergi Alcalde en National Geographic.
Su método de caza se caracteriza por la astucia y una impecable coordinación. Identifican a los miembros más débiles de las manadas, emplean la topografía como aliada para ejecutar emboscadas y rastrean olores avanzando contra el viento. Asimismo, esconden los restos de sus presas entre la vegetación o bajo el agua para evitar que otros carroñeros los detecten. Estas prácticas, aunque sumamente efectivas, han alimentado su fama de oportunistas. “Cuando se trata de cazar, demuestran una eficacia y una eficiencia imbatibles, gracias a las cuales pueden completar su misión en menos de un minuto”, explicó Alcalde en National Geographic.
Su aparente oportunismo, interpretado como traición en documentales y producciones de ficción, ignora la realidad de su adaptación al entorno. “Se trata simplemente de un animal salvaje intentando obtener el mayor beneficio posible”, afirmó Alcalde, desmitificando los prejuicios.
Paralelamente, las hienas organizan sus sociedades en clanes liderados por hembras. Estas, más corpulentas y agresivas que los machos, asumen el control total del grupo. Según Alcalde, “las hembras de hiena son más agresivas que los machos, además de un 10 por ciento más corpulentas”. No solo dominan en fuerza, sino también en el ámbito reproductivo y social, construyendo alianzas estratégicas que aseguran el control de recursos y territorio.
Los clanes funcionan como redes complejas, donde los machos, provenientes de otros grupos, ocupan los rangos más bajos. La muerte de una hembra líder puede desatar conflictos internos comparables a los de Juego de Tronos. En cuanto a la crianza, las madres muestran una dedicación excepcional, protegiendo y cuidando a sus crías durante años. La dependencia prolongada de estas pequeñas podría ser la raíz de la agresividad de las hembras, vinculada a niveles elevados de testosterona durante la gestación.
Parientes felinos y su importancia ecológica
Aunque la apariencia de las hienas recuerda a los cánidos, su vínculo genético se encuentra más cerca de los felinos. Según Sergi Alcalde, “las hienas están más emparentadas con los gatos que con los perros”. Este parentesco se evidencia en su clasificación dentro del suborden de los feliformes, donde también se incluyen las civetas y las mangostas. Sin embargo, han desarrollado comportamientos sociales que las asemejan a especies como los perros salvajes, como la vida en manadas y sus jerarquías complejas.
Esta relación taxonómica explica por qué las hienas presentan características que las diferencian de otros depredadores. Su dentadura, por ejemplo, destaca por su capacidad para triturar huesos, un rasgo que les permite aprovechar al máximo los nutrientes de las presas. Además, su resistencia física las convierte en animales altamente adaptados para sobrevivir en ecosistemas diversos, desde las sabanas hasta los desiertos.
Más allá de su biología, las hienas cumplen un rol clave en la conservación de los ecosistemas africanos. Actúan como reguladoras de las poblaciones de herbívoros y contribuyen a mantener el equilibrio natural. Alcalde enfatizó su relevancia al describirlas como “indispensables para la salud de los ecosistemas en los que habitan”. Al consumir tanto presas frescas como carroña, evitan la propagación de enfermedades y garantizan el reciclaje de nutrientes en el suelo.
Su capacidad de adaptación, una de sus mayores fortalezas, las ha llevado a prosperar en hábitats que desafiarían a otros grandes carnívoros. Esto, combinado con sus complejas estructuras sociales, las convierte en un modelo de resiliencia y éxito evolutivo. Alcalde concluyó que “lejos de la imagen negativa que se les atribuye, las hienas representan un gran ejemplo de resiliencia y adaptación al medio”.
La historia de las hienas es una muestra de cómo los prejuicios humanos pueden distorsionar la percepción de un animal. Al entender su verdadero papel en la naturaleza, no solo se reivindica su importancia ecológica, sino que también se abre una ventana a la fascinante complejidad del mundo natural.