En septiembre de 2023, las temperaturas globales alcanzaron niveles nunca antes registrados, dejando a científicos y observadores del clima sin respuestas claras ante un fenómeno que desafía los modelos predictivos tradicionales. Un mapa climático de la NASA, compartido recientemente, revela las regiones que más sufrieron durante este mes históricamente cálido. En algunas áreas, como Europa, Asia Oriental y América del Norte, las temperaturas superaron en hasta 7,2 grados Fahrenheit (4°C) el promedio registrado entre 1951 y 1980.
Según Gavin Schmidt, director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS) de la NASA, septiembre de 2023 rompió récords por un margen “absolutamente asombroso” de 0,5 grados Celsius (0,9°F) en comparación con el septiembre más cálido anterior, ocurrido en 2020.
Este drástico aumento se suma a una tendencia preocupante: 2023 fue el año más cálido registrado, y 2024 está en camino de superar ese récord. Estas cifras subrayan el impacto del cambio climático, que no solo está elevando las temperaturas, sino que también parece alterar los patrones climáticos globales.
El mapa también expone un detalle inquietante: el calentamiento no se distribuye de manera uniforme. En algunas zonas, las temperaturas están aumentando mucho más rápido que en otras, exacerbando los desafíos para comunidades locales y gobiernos que intentan adaptarse a un clima cada vez más extremo. Este panorama genera preguntas urgentes sobre el futuro de nuestro planeta y las medidas necesarias para mitigar el impacto de estas anomalías térmicas.
Zonas más afectadas por el calor extremo
El mapa de la NASA destaca varias regiones donde las temperaturas de septiembre de 2023 fueron notablemente superiores a los promedios históricos. Entre las áreas más afectadas se encuentran:
- Europa Central y Meridional: Experimentaron temperaturas inusualmente altas, que contribuyeron a sequías persistentes y olas de calor prolongadas.
- Asia Oriental: Diversos países reportaron temperaturas récord, lo que afectó tanto a las ciudades como a las zonas rurales dependientes de la agricultura.
- América del Norte: Los estados del norte de Estados Unidos y Canadá también estuvieron entre las regiones con los mayores aumentos de temperatura.
La Copernicus Climate Change Service (C3S) informó que la temperatura promedio global de septiembre fue de 16,38°C (61,5°F), lo que representa un incremento de 0,93°C respecto al promedio de 1991-2020. Este dato confirma que las anomalías térmicas no son eventos aislados, sino parte de una tendencia que se intensifica con el tiempo.
Las posibles causas del fenómeno
Aunque el consenso científico señala al cambio climático como el principal impulsor de estas temperaturas extremas, los años 2023 y 2024 han presentado un desafío único. Según Schmidt, el aumento en 2023 “estuvo muy por encima de lo observado en otros años, y aún no sabemos por qué”. Los investigadores están evaluando distintos factores para explicar este fenómeno:
- Gases de efecto invernadero: La acumulación de dióxido de carbono y metano continúa siendo una causa primaria del calentamiento global. Sin embargo, los incrementos recientes en estas emisiones no son suficientes para explicar por completo el aumento registrado en 2023.
- El Niño: Este fenómeno climático, que calienta las aguas del Pacífico oriental, comenzó a mediados de 2023. No obstante, el calentamiento observado ya se estaba manifestando meses antes de su inicio, lo que sugiere que no es la única explicación.
- Erupción del volcán Hunga Tonga: La actividad volcánica de enero de 2022 liberó grandes cantidades de vapor de agua a la atmósfera, lo que pudo contribuir al calentamiento, aunque su impacto estimado es limitado.
- Cambios en aerosoles atmosféricos: Regulaciones más estrictas en la industria naviera desde 2020 han reducido la emisión de compuestos de azufre, que tienen un efecto de enfriamiento en la atmósfera. Sin embargo, se necesita más información para evaluar su impacto.
Un desafío para la ciencia climática
El inesperado salto en las temperaturas globales durante 2023 y 2024 ha puesto en evidencia las limitaciones de los modelos climáticos actuales. Según un comentario publicado en la revista Nature, existe una discrepancia de 0,2°C entre las temperaturas observadas y las esperadas. Este margen, aunque pequeño en apariencia, es significativo a escala planetaria.
La falta de datos en tiempo real y la necesidad de mejorar las redes de monitoreo son obstáculos críticos para comprender estos cambios. Iniciativas como la misión PACE de la NASA, lanzada en febrero de 2024, buscan abordar este problema al proporcionar información más detallada sobre la composición de aerosoles en la atmósfera.
El aumento de temperaturas en distintas partes del mundo tiene implicaciones profundas para los ecosistemas, la seguridad alimentaria y la salud pública. En Estados Unidos, por ejemplo, octubre de 2024 fue el segundo mes más cálido registrado, con estados como Utah, Arizona y Texas alcanzando temperaturas récord. La pérdida de hielo marino en la Antártida, equivalente al tamaño de Alaska, también subraya la rapidez con la que el cambio climático está transformando el planeta.
Este momento marca un punto de inflexión. Como señaló Samantha Burgess, subdirectora del C3S, “esto debería servir como catalizador para aumentar la ambición en la Conferencia sobre el Cambio Climático COP29″. El desafío ahora es traducir esta urgencia en acciones concretas que frenen el impacto del calentamiento global y protejan a las generaciones futuras.
Los datos presentados por la NASA no solo ilustran el alcance del calentamiento global, sino que también destacan la necesidad de actuar de manera decisiva. Frente a un fenómeno que pone en jaque la capacidad de predicción climática, es crucial invertir en ciencia, mejorar los modelos y trabajar en estrategias globales que aseguren un futuro más sostenible.