Tegelwippen: una palabra que podría parecer trivial en cualquier otro contexto, pero en los Países Bajos se convirtió en sinónimo de transformación urbana. Desde 2021, este concurso nacional, cuyo nombre se traduce literalmente como “azotar baldosas”, impulsa a los municipios a competir por un objetivo simple pero ambicioso: retirar tantas losas de pavimento como sea posible y reemplazarlas por espacios verdes.
Este año marca la cuarta edición del certamen, que promete superar las cifras anteriores, con el ganador previsto para ser anunciado a finales de octubre.
Lo que comenzó como una iniciativa de la agencia creativa Frank Lee evolucionó en un fenómeno que, en apenas cuatro años, reemplazó alrededor de 200 campos de fútbol de hormigón y asfalto con césped, árboles y jardines florecientes.
Con casi 13 millones de baldosas retiradas desde el inicio del proyecto, el impacto del Tegelwippen no solo está en las cifras impresionantes, sino en la calidad del aire, el drenaje urbano mejorado y el incremento de la biodiversidad.
“El poder de la competencia está en su simplicidad”, afirmó Eva Braaksma, directora creativa de Frank Lee, al medio Positive News. Y es que lo que parece un juego entre municipios se convierte en un acto masivo de regeneración ambiental, donde cada pala levantada reverdece no solo los jardines, sino la vida misma en los espacios públicos.
Los beneficios y el aspecto comunitario
El Tegelwippen trascendió su carácter de simple competencia y se convirtió en un esfuerzo colectivo. En barrios de ciudades como Ámsterdam y Groningen, los vecinos se organizan para ayudar a quienes no pueden levantar las pesadas baldosas por sí mismos, uniendo esfuerzos para transformar jardines abandonados en oasis urbanos.
El impacto del proyecto también se manifiesta en su capacidad para responder a los retos del cambio climático. Al sustituir grandes áreas de pavimento por tierra fértil y plantas, los nuevos jardines ayudan a mantener las ciudades frescas durante los meses más cálidos, combatiendo el calor urbano.
Además, los jardines de fachada, una de las iniciativas derivadas del Tegelwippen, ofrecen una solución sencilla y eficaz: eliminan tramos de acera entre las casas y las calles. Esto mejora la absorción de agua durante las lluvias torrenciales, un problema cada vez más acuciante en los Países Bajos.
Menos pavimento no solo significa más verde, sino también una mayor capacidad de drenaje, crucial para evitar las inundaciones que amenazan a las ciudades holandesas.
“El clima en los Países Bajos se está volviendo cada vez más extremo. Fuertes lluvias y largos periodos de calor y sequía se suceden mutuamente. Además, cada vez enfrentamos más problemas como el estrés por calor y las inundaciones, debido a que nuestro entorno está altamente urbanizado”, explica el sitio web de la competencia.
En la página se agrega: “Todas esas piedras no se enfrían en un día caluroso y no dejan pasar el agua cuando llueve. Esa agua de lluvia puede entonces sobrecargar el sistema de alcantarillado o entrar en tu sótano. Más áreas verdes ayudan a combatir esto”.
“¡A la gente le gusta competir! Pero el poder de la competencia es su simplicidad. Simplemente tomas una pala y te pones a trabajar”, aseguró Braaksma a Positive News.
Los premios del concurso
Al final de la competencia, el municipio que haya logrado retirar más baldosas recibe la codiciada baldosa dorada, un trofeo que simboliza mucho más que una victoria simbólica. Este premio reconoce los esfuerzos colectivos por transformar el paisaje urbano y fomentar una relación más armónica con el entorno.
Además del reconocimiento a nivel municipal, el Tegelwippen celebra también las acciones individuales y comunitarias. Cada mes, un jurado selecciona al “Hacedor del mes”, una distinción otorgada a aquellos ciudadanos que destacaron en la creación de espacios verdes, como Jelmer y su hijo Abel en Groningen, quienes convirtieron su jardín de losas en un huerto lleno de calabazas y hierbas aromáticas.