A medida que la población mundial sigue creciendo, la expansión urbana y la demanda de energía aumentan de manera proporcional. Este crecimiento se refleja en ciudades que se extienden cada vez más, remplazando áreas verdes por construcciones y vías de comunicación. De acuerdo con la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (México), “esta infraestructura desplaza el área que era ocupada por árboles, arbustos, hierbas y plantas”, resultando en la pérdida de espacios verdes esenciales.
La denominada “mancha gris”, compuesta por asfalto y edificaciones, trae consigo varios impactos negativos como por ejemplo el efecto de isla urbana de calor,que hace que las superficies grises absorban y retengan el calor del sol, elevando las temperaturas en las ciudades en comparación con las zonas rurales. Según investigadores de la UAEH de México, “el uso de sistemas de aire acondicionado aumenta la temperatura de la zona, agudizando el efecto de isla urbana de calor”. La consecuencia es un aumento en la demanda de energía, exacerbando el problema.
Otro de los impactos negativos se da sobre las superficies impermeables y gestión del agua de lluvia. La expansión de superficies impermeables impide la filtración del agua de lluvia, llevando a su acumulación en calles y sistemas de alcantarillado. Esto no solo genera inundaciones, sino también focos de infección y malos olores debido al agua estancada.
El último de estos impactos se produce sobre la contaminación del aire. El crecimiento urbano conlleva un aumento en la concentración de gases contaminantes, especialmente dióxido de carbono, producto de la actividad industrial, el consumo energético y el tráfico vehicular.
Qué son los techos verdes
Para mitigar estos problemas, los techos verdes o azoteas verdes se presentan como una solución viable. Básicamente, consisten en sembrar plantas en un sustrato colocado sobre el techo convencional del edificio. Existen dos tipos principales de techos verdes:
- Extensivos: Con una profundidad de sustrato de aproximadamente 5 cm, adecuados para plantas pequeñas.
- Intensivos: Con sustratos superiores a 15 cm, capaces de albergar desde plantas pequeñas hasta árboles.
Cuáles son sus beneficios energéticos y sus desafíos
- Reducción del efecto de isla de calor: Los techos verdes disminuyen la temperatura en las ciudades al reducir la absorción de calor.
- Mejor gestión del agua de lluvia: Facilitando la absorción del agua de lluvia, reducen el riesgo de inundaciones y mejoran la calidad del aire al evitar el estancamiento de agua.
- Aumento de la biodiversidad y secuestro de carbono: Los techos verdes fomentan la conservación de la biodiversidad urbana y contribuyen al secuestro de dióxido de carbono gracias a la fotosíntesis.
- Aislamiento térmico: Funcionan como una capa adicional de aislante, reduciendo la necesidad de sistemas de aire acondicionado y mejorando el confort térmico interior.
- Promoción de la evapotranspiración: Este proceso natural de evaporación del agua contribuye a una refrigeración pasiva, sin requerir electricidad.
Los techos verdes pueden reducir significativamente el consumo energético de los edificios. En condiciones climáticas adecuadas, pueden llegar a eliminar la necesidad de sistemas de refrigeración activa, ofreciendo ahorros tanto energéticos como económicos.
Por su mejora visual, los techos verdes son altamente valorados por arquitectos y urbanistas. Pueden convertirse en jardines para el esparcimiento de los ocupantes del edificio y ofrecen vistas mucho más agradables desde alturas elevadas.
A pesar de los numerosos beneficios, la principal barrera para la implementación de techos verdes es su elevado costo inicial. Sin embargo, los ahorros en consumo energético a largo plazo pueden justificar esta inversión. Las políticas públicas que incentiven la adopción de techos verdes podrían ser esenciales para lograr la descarbonización hacia 2050 y mantener el aumento de temperatura global por debajo de 2°C respecto a los niveles preindustriales.
En conclusión, los techos verdes no solo ayudan a contrarrestar los efectos negativos de la urbanización, sino que también añaden valor estético, mejoran la calidad de vida y promueven un entorno más saludable y sostenible. La adopción de esta tecnología es una estrategia esencial en la lucha contra el cambio climático y la mejora de la eficiencia energética en las ciudades modernas.