Una bolsita, un paquete de galletitas, una botella aplastada y una latita forman parte de la escena cotidiana que se puede observar en, casi, cualquier lugar: una playa, una vereda, una ruta solitaria o la vera de un río. El plástico ya es parte del paisaje.
¿Cómo se puede frenar la contaminación excesiva de este material que trajo también muchos beneficios? Es complejo. Tanto, que esta semana se realizará una nueva reunión internacional para definir el Tratado del Plástico para poder empezar a gestionar la relación que la humanidad tiene con él.
Hoy se celebra el Día de la Tierra que está dedicado a este tema. El lema mundial para 2024 es “El planeta contra los plásticos”, que reconoce la amenaza que suponen para la salud humana. Los activistas defienden una reducción del 60% en la producción de plásticos para 2040.
La contaminación no sólo se produce por la acumulación de plásticos en playas, cuerpos de agua o el cuerpo de los animales y personas. Hay más de 13.000 sustancias químicas asociadas a los plásticos, muchas de ellas fuente de preocupación dada su elevada toxicidad, que puede repercutir en la salud humana y en la naturaleza. Algunas de esas sustancias químicas se pueden trasladar a lo largo del ciclo de vida completo del plástico y aparecer en el aire, el agua y el suelo.
Cuando pensamos en esa cantidad de sustancias y en la cantidad de plásticos que se generan y que utiliza la humanidad, el problema también crece. Van algunas cifras:
- En el mundo se producen 430 millones de toneladas de plástico por año.
- Si se mantiene la tendencia actual, esa producción se triplicará para 2060.
- Dos de cada tres envases plásticos que se generan se transforman en residuos.
- Los costos sociales y ambientales estimados por los expertos ascienden a 1500 millones de dólares al año.
- La producción de plástico podría representar el 19% de las emisiones de gases de efecto invernadero que generan el cambio climático.
El acuerdo internacional, cuyo borrador se debatirá entre el 23 y el 29 de este mes en Ottawa, Canadá, busca establecer plazos de eliminación o disminución de este material, por lo menos los de un solo uso. Muchas veces se hace hincapié en el destino final que tiene un envase. Pero no es el único problema, y ahí reside la complejidad del abordaje. Sobre lo que hay que trabajar es sobre todo el ciclo de vida del plástico.
Estas etapas se conocen como el “upstream”, o etapa de extracción, suele describir actividades relacionadas a la fase de extracción de materias primas —petróleo y gas— y a la producción de plásticos; la etapa “midstream”, o procesamiento, abarca actividades de la fase de diseño, fabricación, embalaje, distribución y uso; y la etapa “downstream”, o gestión, contempla actividades enfocadas a la gestión de los plásticos al final de su vida útil (segregación, recolección, clasificación, reciclaje y eliminación).
“Todo este plástico fue producido por una industria petroquímica con un pésimo historial de emisiones tóxicas, vertidos y explosiones”, afirmó Denis Hayes, presidente Emérito de Earthday.org mediante un comunicado de prensa.
“Los plásticos se producen en instalaciones contaminantes que, de alguna manera, parecen estar siempre situadas en los barrios más pobres. Algunos plásticos son letales cuando se queman; otros transmiten sustancias químicas que alteran las hormonas; y todos los plásticos pueden matar de hambre a las aves y asfixiar la vida marina. En todas las fases de su ciclo vital, desde el pozo petrolífero hasta el vertedero municipal, los plásticos son una plaga peligrosa”, agregó.
Según las cifras de la organización internacional, el año pasado se produjeron en todo el mundo más de 500.000 millones de bolsas de plástico -un millón de bolsas por minuto-. Muchos de estos envoltorios tienen una vida útil de unos minutos, seguida de una vida posterior de siglos. Incluso después de desintegrarse, los plásticos permanecen en forma de microplásticos, partículas diminutas que impregnan todos los nichos de vida del planeta.
Solo en los Estados Unidos
El año pasado se vendieron solo en Estados Unidos 100.000 millones de envases de plástico para bebidas. Eso supone más de 300 botellas por habitante. Algunas de ellas se convertirán en bancos de parque; ninguna se convertirá en nuevas botellas de plástico y el 95% de todos los plásticos de Estados Unidos no se reciclarán en absoluto. Incluso el 5% de los plásticos que se reciclan se convierten en productos de calidad inferior o se envían a países más pobres para su “reciclado”, con lo que la demanda de plástico virgen no disminuye.
Para la organización, el tratado mundial, que debería estar listo para ser votado a fines de este año tiene que incluir cuatro objetivos: promover una amplia concienciación pública sobre el daño que causa el plástico a la salud humana, animal y a toda la biodiversidad; eliminar rápidamente todos los plásticos de un solo uso para 2030 y cumplir este compromiso de eliminación en el Tratado; exigir políticas que acaben con la moda rápida y la gran cantidad de plástico que produce y utiliza e invertir en tecnologías y materiales innovadores para construir un mundo sin plástico.
El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) manifiesta desde hace unos años la importancia de trabajar en el tema. Hay que recordar que el organismo, que cada año señala los riesgos para el mundo, ubica entre los primeros 10 puestos a las cuestiones ambientales y a la relación con la naturaleza como las amenazas más acuciantes.
La expectativa respecto del tratado es importante: más de 60 países -desde los Emiratos Árabes Unidos hasta las Islas Salomón- se han comprometido a desarrollar un acuerdo lo suficientemente ambicioso como para acabar con la contaminación por plásticos en 2040. Muchos otros países, como Estados Unidos, han asumido compromisos similares en paralelo para acabar con la contaminación por plásticos en este mismo plazo.
A través de la resolución 64/196 del 21 de diciembre de 2009, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) determinó que cada 22 de abril se celebraría el Día Internacional de la Madre Tierra.
En su declaración, los países signatarios expresaron su preocupación por el deterioro ambiental y los impactos negativos en la naturaleza resultantes de la actividad humana, por lo cual invitaron “a hacer uso, según corresponda, del Día Internacional de la Madre Tierra para promover actividades e intercambiar opiniones y visiones sobre condiciones, experiencias y principios para una vida en armonía con la naturaleza”.