El cambio climático lo está afectando todo y la vitivinicultura no es una excepción. Numerosos expertos advierten que la influencia negativa sobre la industria puede acentuarse en los próximos años y consideran que el camino para evitarlo es la adhesión y cumplimiento de la Certificación Orgánica Regenerativa (ROC, Regenerative Organic Certification) que garantiza que los establecimientos productores de todo tipo cumpan con altos estándares en la salud del suelo, el bienestar animal y la equidad de los trabajadores agrícolas.
Los cambios en el clima ya se están manifestando en un adelantamiento en las cosechas de la uva, una actividad donde la afectación fundamental se manifiesta por la deficiencia hídrica y los años, cada vez más habituales, de sequía. Por eso la necesidad de adaptar los viñedos está siendo cada vez más una tendencia.
Una de las estrategias es generar una cobertura vegetal de árboles en las viñas con el objetivo de retener el agua. A la vez que algunas bodegas ya se plantean los trabajos con equipos de I+D (investigación y desarrollo) para encontrar la variedad que mejor se adapta a cada zona. Es cierto que esto implica “combatir el cambio climático con lo mismo que se hacía hace 100 años, pero lo hacemos con más tecnología e información y eso nos permitirá acelerar los cambios”, explicó a Infobae Sandrine Sommer, la Jefa de Sustentabilidad del grupo Moët Hennessy, que en Argentina es propietario de las bodegas Chandon y Terrazas de los Andes y de otros 24 establecimientos en América del Sur, Norte América, Europa, Asia y Oceanía.
Estos y otros temas vinculados al cambio climático fueron tratados pocos días de la celebración del Día Mundial del Ambiente en la exposición internacional Change Now 2023, realizada en París entre el 25 y el 27 de mayo, dedicada a los “héroes del cambio”, hombres y mujeres de todo el mundo que trabajan para detener el cambio climático y proteger los recursos naturales y el medio ambiente.
El encuentro, al que asistió Infobae, se llevó a cabo en el Grand Palais Éphémèrede de la capital francesa, con la participación de 35.000 personas de todo el mundo interesadas en las nuevas prácticas y tecnologías de impacto positivo y en las herramientas y políticas destinadas a revertir el proceso del calentamiento global. En ese marco, el vino se hizo presente de la mano del grupo Moët Hennessy.
Esa compañía creó un programa de regeneración de suelos, llamado Living Soils Living Together, que buscan retroalimentar y compartir información con sus competidores en pos de lograr la mejor adaptación de las distintas variedades de uva a los diversos suelos para lograr un impacto positivo.
Esa organización anunció días atrás que obtuvo dos certificaciones en tres bodegas del grupo; una francesa (Chateau Galoupet) y dos argentinas (Chandon y Terrazas de Los Andes). Se tratan de la Certificación Orgánica y la mencionada ROC. “Estas dos certificaciones representan un verdadero logro de nuestras bodegas y de nuestros equipos de campo. Además, validan el trabajo de transformación que venimos hacienda en nuestros suelos, que han sido el foco de la empresa en los últimos años, como así también nuestro compromiso con nuestros consumidores para ofrecerles cada vez mejores vinos y bebidas espirituosas”, aseguró Philippe Schaus, Presidente y CEO de Moët Hennessy, la división de Vinos y Licores de LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy).
En diálogo con Infobae, Schaus explicó cuál es el objetivo del programa: “Living Soils Living Together, sus principales iniciativas y cómo se reflejan en los viñedos. “Nuestras bodegas y empresas son el resultado de la transmisión de generación en generación; Moët & Chandon tienen 280 años, Ruinart 296, etc. Si estas bodegas siguen es gracias a esa transmisión de la tierra, del equipamiento, de los métodos, del know how y de las marcas. Y esa transferencia generacional es nuestro ADN”, afirmó.
Para esa compañía, el mayor compromiso de este programa es regenerar suelos, y vienen trabajando desde la década pasada en las 26 bodegas que poseen alrededor del mundo, implementando la agricultura regenerativa y tratamientos saludables de los suelos, creando un expertise colectivo que culminó con la primera edición del “World Living Soils Forum” en junio de 2022, en Arles, Francia.
“En el siglo XX, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, las empresas tomaron el camino de la maximización de la productividad. Más tarde, a fines de los ‘80 y ‘90, nosotros empezamos a buscar certificaciones para mejorar la calidad de la tierra, y eso es lo que estamos continuando. Pero cuando llegué pregunté por dónde íbamos y nos dimos cuenta que debíamos acelerar y no quedarnos solo con las certificaciones”, afirmó Schaus.
“Así nace este programa mucho más general. Porque para nosotros la gente y el suelo es lo más importante que tenemos. Con buen suelo hay plantas saludables que dan frutos para hacer nuestros vinos y espirituosas. Estas certificaciones no son solo importantes por el suelo y el impacto climático, sino también porque combaten la problemática social y ayuda a los equipos de la empresa a ser más autónomos y estar más empoderados” continuó el directivo.
—¿Cómo relaciona la empresa su estrategia de sostenibilidad con el core business y cómo la ve en los próximos 10 años?
—Philippe Schaus: A partir del programa “Living Soils Living Together” nació la conferencia mundial “Living Soils Forum”, que realizamos en junio del año pasado en Francia. Entendemos que tenemos la necesidad de dialogar con los expertos del mundo entero, sobre todo los sub temas como biodiversidad, agua, etc. Este papel internacional, por tener viñedos en muchos países, nos da credibilidad. Por eso queremos ser los catalizadores de una interacción positiva, donde se generen intercambios de aprendizajes y de observaciones para que todos podamos mejorar. Es un proceso de mejora continua y nadie va a venir con la solución, sino que serán muchas pequeñas soluciones. No se trata de una competencia, es más bien el camino que todos debemos tomar si queremos un futuro mejor.
Según explicó Schaus a este medio no se trata de un programa de marketing ni de una estrategia de comunicación, por eso no se habla en público, sino que se transmite a toda la cadena que participa en el proceso para involucrarla en estos cambios. Y si bien no es algo que afecte directamente a las ventas, todos los años el grupo decide invertir una buena parte de sus beneficios en estas prácticas, convencidos que estas actividades les permitirán mejorar lo que hacen, indicó.
—¿Cómo inspira o educa a todos los equipos de las Maisons de Moët Hennessy en materia de sostenibilidad?
—P.S.: Hay que poner foco en los equipos, no pueden hacer todo en todo momento, por eso no quiero que se tomen este tipo de decisiones basadas en el público sino en lograr un impacto importante, por eso cada cosa que hagan en sostenibilidad tiene que asegurar el mayor impacto.
Según la compañía, a hoy, cerca de 97 hectáreas tienen la ROC en las bodegas argentinas de Moët Hennessy y su objetivo es cubrir el 100% de la superficie de Terrazas de los Andes para 2026 y en 2027 para Chandon.
Cómo se adaptará la actividad vitivinícola
Sandrine Sommer es la responsable de esta gran movida interna, como Jefa de Sustentabilidad de Moët Hennessy. Durante Change Now 2023 dialogó con Infobae.
—¿Hay certezas del impacto del cambio climático en la vitivinicultura y cómo afectará la producción de vinos o son solo inferencias?
—Sandrine Sommer: Vemos claramente el impacto porque las cosechas se han anticipado en todos lados. También la deficiencia hídrica está acelerada porque ahora hay cada vez más años secos. Por otra parte, la cantidad de azúcar en las bayas es mayor, pero no queremos más alcohol en nuestros vinos, por eso tenemos que adaptar nuestros viñedos.
Para la experta, toda esta influencia negativa se va a acelerar en los próximos años, por eso insiste en que la ROC es la mejor manera de adaptarse.
—S.S.: Cuando empiezas a plantar árboles, arbustos y cobertura vegetal se genera más sombra sobre el suelo y las viñas, y con el tiempo esto nos va a ayudar a retener más agua en los viñedos. Y si miramos a largo plazo, debemos ya empezar a trabajar con los equipos de I+D para encontrar las variedades que mejor se adapten a cada zona. Es cierto que hoy hacemos para combatir el cambio climático lo mismo que se hacía hace 100 años, pero lo hacemos con más tecnología e información y eso nos permitirá acelerar los cambios.
—¿Cuáles serían los cambios más importantes respecto a los vinos y a qué regiones del mundo afectarán más?
—S.S.: Al ser el agua y el estrés hídrico derivado el problema más grave a corto plazo, Sudamérica y el sur de Francia son los lugares que más lo sufrirán, porque no hay suficiente agua. Por eso, así como trabajamos en la huella de carbono, ahora lo hacemos en la trayectoria del agua para hacerla más eficiente. Porque si no podemos aumentar la cantidad debemos encontrar la manera de necesitarla menos en los viñedos. Y estamos seguros que la ROC nos va a ayudar mucho, por las precisiones de riego que requiere y por el sombreado. Ahora hay que convencer a todos para que hagan lo mismo, ya que en este tema no hay competidores.
—¿Cree que la Argentina está más al resguardo de los cambios climáticos por su ubicación geográfica?
—S.S.: Lamentablemente, donde el problema del agua es más grave, la influencia del cambio climático se va a acelerar. Por eso, la mejor alternativa de Argentina para nosotros es la ROC, mientras otras bodegas están analizando plantar nuevos viñedos en lugares con más agua (en referencia a La Pampa, Córdoba, la Costa Atlántica bonaerense, etc.). Para 2026 queremos tener el 100% de los viñedos argentinos bajo esta importante certificación y queremos que se sumen nuestros competidores. Y así como en una mesa redonda en el Forum Living Soils de 2022, los CEOS de las bodegas y empresas presentes acordaron trabajar juntos, es hora de actuar. Queremos liderar este cambio y contagiar a los demás, porque el suelo, el agua y el planeta son bienes comunes de todos y no se puede trabajar solo para conseguir los objetivos. Detrás de la certificación ROC también está la parte social, porque es la puerta de entrada al Fair Trade (Comercio Justo). Para mí, la gente es lo primero, para ellos consideración, respeto y cuidado. Pero hay que actuar ya.
Desde abril de 2020, Sandrine Sommer se sumó a la empresa, y como Jefa de Sostenibilidad, es responsable de la estrategia en todas las bodegas y establecimientos productores de bebidas espirituosas. Una de sus tareas más importantes es coordinar las iniciativas de regeneración de suelos de todos los viñedos de la compañía en diversos terruños, con el objetivo de adaptarlos al cambio climático y agregarles valor pensando principalmente en los empleados y en las comunidades donde se desempeñan.
Por ejemplo, en Champagne la temperatura ha aumentado tres grados en los últimos años, los días son más largos, hay más sol y eso ha cambiado la boca y las texturas del afamado Blanc de Blancs de Ruinart. Mientras la enología trata de adaptarse a las viñas, el proyecto agrícola y de forestación iniciado hace tres años ya empezó a brindar más vida a los viñedos. Hay más sombra y cobertura vegetal, permitiendo que se genere un nuevo ecosistema de biodiversidad en sus 40 hectáreas. Esto obligó a rediseñar el contorno del viñedo y de algunas parcelas, e inspiró una película de Yann Arthus Bertrand, Savoir Re-Faire.
Y si bien todo lo que aprendió el ser humano lo hizo de la naturaleza, porque es parte de ella, la sigue explotando de una manera violenta y equivocada. Pero hay esperanza, como afirman los expertos. Porque hay compañías trabajando en el derecho de los recursos naturales y cómo llevar esos derechos dentro de sus estrategias para defender la biodiversidad, que también significa re-conectar con la naturaleza. Y en eso, la industria del vino está adelantada. Ahora el desafío es poner el foco en adaptarse para enfrentar las amenazas del cambio climático.
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