Numerosos hospitales en todo el mundo estuvieron y están desbordados por pacientes graves con COVID-19, la enfermedad que produce el nuevo coronavirus y que la Organización Mundial de la Salud la catalogó desde el 11 de marzo último como pandemia.
Uno de los puntos críticos donde el nuevo virus colapsó los sistemas sanitarios es en Estados Unidos, donde varias Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) permanecen saturadas y en situación crítica, con pacientes graves, sin un tratamiento eficaz que los pueda salvar.
Los profesionales allí afirman que los pacientes que se presentan en la sala de emergencias de hospitales en Pensilvania, Houston y Nueva York, entre otros, manifiestan una tos modesta un día y se estrellan tan rápido contra el suelo que necesitan ser colocados en un respirador al siguiente.
Esto hace que los métodos convencionales de validación y difusión de información clínica a través de revistas científicas y reuniones médicas no fueran suficientes. Incluso los esfuerzos de las revistas médicas para acelerar la publicación en línea de la investigación de COVID-19, así como la prisa de los investigadores por publicar los resultados en los llamados servidores de preimpresión antes de que sean revisados por pares, no han logrado satisfacer la necesidad urgente de los médicos de cuidados críticos de ayuda en la pandemia.
Un ejemplo lo cita el anestesiólogo Joseph Savino de la Unidad de cuidados intensivos en el Hospital de la Universidad de Pensilvania que veía a muchos pacientes con coronavirus morir por derrame cerebral. Un dato llamaba la atención. Todos habían estado utilizando una tecnología de soporte vital llamada ECMO, que es el último recurso para los pacientes cuando los ventiladores mecánicos no pueden ayudar a sus pulmones devastados por el virus.
El sistema de Oxigenación por Membrana Extracorpórea o ECMO, por sus siglas en inglés, es un equipo de ventilación mecánica que permite realizar la función respiratoria y limpiar la sangre, mientras que los pulmones pueden permanecer menos activos. “Este tratamiento aumentaba el número de hemorragias cerebrales fatales de manera inusual”, remarcó Savino, especialista en cuidados críticos.
Perplejo, no podía “sacar conclusiones sustanciales” sobre la reducción de los medicamentos anticoagulantes que estaban administrando a otros pacientes de COVID-19 en ECMO, porque los coágulos sanguíneos, no las hemorragias, se consideraban el mayor riesgo para la supervivencia.
Entonces, Savino describió el dilema en un foro virtual en Zoom, donde docenas de expertos en cuidados críticos de todo el mundo se reúnen cada semana para compartir sus experiencias con pacientes de COVID-19. Un participante del Hospital General de Massachusetts en Boston dijo que dos pacientes con ECMO COVID-19 también habían muerto después de sufrir una hemorragia en el cerebro.
“Pensamos que no podía ser una coincidencia”, recordó Savino en una entrevista. Él y su equipo redujeron de inmediato las dosis de anticoagulantes para sus pacientes con ECMO. Desde entonces, los accidentes cerebrovasculares fatales han cesado. “Si nuestra conferencia de Zoom fue ayer, el cambio en la práctica está ocurriendo hoy”, aseguró Savino, que cree que el foro con sus colegas está mejorando la atención para los pacientes de COVID-19.
Inundados por el desbordamiento de las UCI y las innumerables formas no vistas antes de que el nuevo coronavirus ataque el cuerpo, los médicos que atienden a los pacientes más enfermos de la pandemia se esfuerzan por compartir sus experiencias entre sí en tiempo real, con la esperanza de encontrar formas de detener la devastadora COVID-19.
El doctor Roberto Cerutti, presidente de la Asociación Argentina de Cirugía y coordinador del programa de Telemedicina del Hospital Británico de Buenos Aires, explicó a Infobae que a pesar de que la telemedicina ya existe y se implementa desde hace algunos años, este contexto mundial nos permite aprovecharla como una herramienta fundamental para no descuidar algunos problemas de salud.
“Desde hace algunos años las tecnologías de la Información y la Comuniciación (TICs) están cambiando nuestro modo de vida. En particular, en el caso de los servicios de medicina desde hace algún tiempo existen ideas concretas que demuestran la necesidad y la posibilidad de ir incorporándolas, visualizando una serie de beneficios tanto para el paciente como para el sistema sanitario en general. La telemedicina es la prestación a distancia de los servicios clínicos respaldada por la infraestructura de las telecomunicaciones. Un método que propone mejorar la estrategia mundial de los tratamientos médicos”, precisó Cerutti.
“Además de beneficiar a los pacientes que muchas veces no necesitan acercarse al consultorio para hablar con el médico, esta comunicación instantánea a través de imágenes, sonido y texto nos permite en el plano académico brindar capacitaciones científicas a los profesionales. En la actualidad y frente a este contexto mundial de la pandemia COVID-19 la telemedicina y en particular la teleconsulta representan dos grandes aliados a la hora de pensar en soluciones rápidas y efectivas en algunas cuestiones de salud”, agregó y mencionó la importancia de la Teleeducación (la práctica educativa médica a distancia para actualización o formación) y la Teleeducación a partir de teleconsulta (donde un médico experto asesora o brinda información a un médico en formación).
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