Desde que Meghan Markle se casó con el príncipe Harry ha debido adaptarse a ciertas normas estipuladas por la familia real británica y modificar su vestuario y comportamiento. Para cumplir con las exigencias de la reina, la ex actriz de Suits ha debido renunciar tener su cuenta personal en Instagram, a utilizar faldas cortas y uñas oscuras pero también ha tenido que sacrificar su comida preferida que según ha dicho es la pasta.
El ex chef de la familia real, Darren McGrady reveló que la reina prohibió la pasta en el menú del Palacio de Buckingham ya que no le gustan los alimentos con almidón.
La monarca también evita las papas y prefiere una dieta rica en proteínas y vegetales en estación. Aparte de la restricción de carbohidratos, Meghan y la abuela del príncipe Harry tienen mucho en común en cuanto a sus gustos culinarios.
Ambas optan por una dieta saludable. A la reina le gusta comer la banana cortada en finas rodajas con tenedor. La duquesa también es fanática de las verduras ya que adhiere a una dieta casi vegana con algunas excepciones.
Aunque el chef reveló que la reina "come para vivir" a diferencia de su marido, el duque de Edinburgo quien "vive para comer" ambas mujeres tienen sus vicios.
La reina tiene debilidad por la torta de galleta de chocolate que es su postre favorito y se lo come todo sola.
"Ella come una pequeña porción por día hasta que queda sólo un pequeño pedacito, que también hay que darle porque quiere comerse el postre entero", declaró el ex cocinero de la familia.
Por otra parte, la mayor tentación para Meghan es "una copa grande de vino tinto" principalmente Tignanello que la duquesa elige por encima de cualquier chocolate.
Hay otros alimentos que también están vetados de la dieta real como la cebolla y el ajo ya que deben estar siempre listos para sus eventos sociales. Tampoco comen carne cruda ni mariscos para evitar una intoxicación.
La familia real británica come en una vajilla de 1800 y con cubiertos de plata y bañados en oro.
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