“Todos tenemos un riesgo, lo importante es reconocerlo”: la burbuja del COVID-19 y las dificultades de celebrar las fiestas

Un reportero del New York Times investigó con cuántas personas tiene contacto su círculo y descubrió que reunirse con sus padres para Acción de Gracias sería en realidad como sentarse a cenar con “más de cien personas”

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Hacer el ejercicio de investigar
Hacer el ejercicio de investigar la burbuja de COVID-19 funcionaría para tomar la decisión de si viajar o no para festejar las celebraciones decembrinas (Foto: Jason Szenes/EFE)

Cuando se cree que el círculo social cercano de cada uno era pequeño, y que debido a eso el riesgo de contraer COVID-19 es menor, el periodista estadounidense Farhad Manjoo, desde su experiencia personal, reveló que este pensamiento puede ser erróneo.

Este 20 de noviembre publicó una columna en el diario The New York Times titulada “Rastreé mi burbuja COVID-19 y es enorme”, donde se cuestionó la posible decisión de festejar el Día de Acción de Gracias presencialmente con su familia.

El comienzo de su texto ya alerta sobre las consecuencias de realizar estas fiestas pues retoma las declaraciones de Jared Polis, gobernador de Colorado, quien señaló que asistir a la casa de la abuela para celebrar es como “llevar una pistola cargada para el hogar de la abuela”.

Aún así, la indecisión de viajar una cantidad de kilómetros para festejar las fiestas decembrinas es grande. Como lo hizo el propio Manjoo para realizar una elección: habría que realizar el ejercicio de investigar a todos los contactos habituales para conocer con quienes se reunían y qué actividades realizaban.

Jared Polis, gobernador de Colorado,
Jared Polis, gobernador de Colorado, señaló que asistir a la casa de la abuela para celebrar es como “llevar una pistola cargada para el hogar de la abuela” (Foto: Michael Reynolds/EFE)

Manjoo pensaba que sólo mantenía contacto con su esposa y sus dos hijos, pero no era así, ya que los menores realizan otras actividades que los mantienen en contacto con varias personas cada cierto tiempo.

Pensó que tal vez quedaba en unos cuantos, sin embargo, la realidad fue muy diferente. Para continuar con la creación de su burbuja, el periodista envió correos electrónicos a los padres de los amigos de sus hijos y a sus compañeros y maestros, a quienes les cuestionó sus propias burbujas de cercanía.

Su sorpresa fue enorme cuando se enteró que su red, a este punto, era casi de 40 personas; además se enteró de que la madre de un compañero de clase de sus hijos era médica, por lo que mantenía contacto con, al menos, 10 pacientes cada semana.

Al realizar el recuento, se dio cuenta de que si realizaba el viaje para ir a celebrar el Día de Acción de Gracias a casa de sus padres, “sería como pedirles que se sentaran a cenar con más de 100 personas”.

Majoo se dio cuenta de
Majoo se dio cuenta de que si realizaba el viaje para ir a celebrar el Día de Acción de Gracias a casa de sus padres, “sería como pedirles que se sentaran a cenar con más de 100 personas” (Foto: Justin Lane/EFE)

Este ejercicio no sólo derivó en cuestionarse la manera en la que las personas han socializado durante la emergencia sanitaria del coronavirus, también se discutió la forma de preguntarle a la gente sus hábitos y contactos.

“Cuando me senté hace unas semanas para enviar un correo electrónico a las personas de mi red para obtener detalles sobre sus contactos, me sentí paralizado por la tarea. Soy un periodista que está acostumbrado a entrometerse en la vida de las personas, pero preguntar sobre la exposición de las personas al virus cruza una línea de familiaridad que incluso los reporteros rara vez traspasan”, indicó Manjoo.

La preocupación sobre lo invasivo que puede ser preguntar situaciones tan personales se mitigó sabiendo que el rastreo de contactos es algo obligatorio para reducir los contagios. Es una tarea que las autoridades sanitarias de cada país realizan, y que recomiendan emplear de manera individual.

Esta búsqueda también puede acarrear sorpresas, como saber que las personas a quienes se contacta toman en serio las medidas sanitarias y, por lo tanto, no presentan mayor riesgo. Pero las realidades pueden ser muy distintas para cada quien.

“Todo es mucho trabajo: la
“Todo es mucho trabajo: la preocupación, el doble control, la incertidumbre, el espectro constante de la muerte. Pero para la familia, vale la pena”, dijo Manjoo (Foto: EFE)

Manjoo atribuyó su tranquilidad al lugar donde vive y a las personas con quienes se relaciona. Muchos de ellos son ingenieros y científicos que se ven obligados a utilizar mascarilla, mantener distancia uno de otro y usar sanitizante de manos, pero no todos cuentan con la misma suerte.

No debe ser cuestionado el interés de querer visitar a las familias en estos tiempos, pues, de acuerdo con Manjoo, son decisiones instintivas, “gobernadas más por la emoción que por los datos empíricos”.

Sin embargo, la duda siempre quedará. Ante ello, en una entrevista que Manjoo le realizó a Emily Gurley, epidemióloga de la Escuela de Salud pública Johns Hopkins Bloomberg, se indicó que, durante la pandemia, todo el mundo tiene algún nivel de riesgo, pero que lo importante es reconocerlo y saber si vale la pena tomarlo.

Farhad Manjoo tomó una decisión: ir a festejar el Día de Acción de Gracias con su familia, pero no dejó de lado la preocupación que puede acarrear.

Todo es mucho trabajo: la preocupación, el doble control, la incertidumbre, el espectro constante de la muerte. Pero para la familia, vale la pena”, finalizó.

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