No es habitual que en una visita de control el pediatra quiera verificar la presión arterial de los niños o los adolescentes. Sin embargo, muchos comienzan a hacerlo por sus propias observaciones en los consultorios y ahora porque la Academia Nacional de Pediatría (AAP) de los Estados Unidos cambió sus indicaciones al respecto por primera vez desde 2004 ya que cada vez más niños presentan indicadores de hipertensión.
"Los cambios facilitan a los médicos la identificación de una amenaza a la salud en aumento, que se ha mantenido oculta porque parece increíble: los niños y los adolescentes tienen cada vez más peligro de tener los problemas coronarios que siempre se asociaron a la adultez", explicó Newsweek.
La revista citó al especialista David Kaelber, del centro de investigaciones pediátricas en la Universidad de Case Western Reserve, co-autor de los nuevos lineamientos: "Creemos que alguien con hipertensión es un hombre de 50 años, pero es algo cada vez más común en menores". Las nuevas recomendaciones simplificaron los procedimientos de diagnóstico, con una definición de hipertensión más parecida a la de los lineamientos para adultos.
Actualmente la hipertensión afecta al 3,5% de los niños en los Estados Unidos, un total de más de 2,5 millones de menores de 18 años. Si se considera que el número es bajo en comparación con los de los adultos, la tercera parte de los cuales sufre este problema, se hace una evaluación incompleta.
Las tasas de alta presión en niños y adolescentes han aumentado en paralelo a las tasas más altas de obesidad infantil, según estudios epidemiológicos que citó Newsweek. "Sin intervención, los niños con presión alta tienen probabilidades de convertirse en adultos con presión alta, un factor de riesgo para enfermedades coronarias potencialmente fatales", explicó el artículo. Entre ellas se cuentan el ataque cardíaco, el derrame cerebral, la angina de pecho y la enfermedad arterial periférica.
Por otra parte, el especialista Joseph T. Flynn, autor principal de los nuevos lineamientos y profesor de pediatría en la Universidad de Washington, advirtió que 3,5% es un aumento significativo en relación al pasado: "Según estudios anteriores, los niños diagnosticados con alta presión eran de entre 1% y 2 por ciento".
Como en el caso de los adultos, hay muchas causas para la hipertensión infantil. Pero el estilo de vida y alimentación se destaca entre ellas. Según la epidemióloga Carissa Baker-Smith, de la Universidad de Maryland, aunque la enfermedad coronaria no se manifiesta hasta la edad adulta, sus raíces se hunden en la infancia.
Desde 1973 se han estudiado casos de arterias estrechas o endurecidas en adolescentes. Y los Centros para el Control de las Enfermedades (CDC) documentaron que entre 1988 y 2000 se manifestó un alza en la presión sistólica y diastólica en los niños.
Un total de 15.000 estudios publicados desde 2004 sobre hipertensión pediátrica fueron la base de la revisión de los criterios de la AAP, que ahora recomienda que en los controles rutinarios anuales de los niños de 3 años en adelante se incluya el monitoreo de la presión.
El tratamiento inicial que se recomienda para los menores es dieta y actividad física, un consejo con menos peligro que la medicación y que puede beneficiar a los niños. Aunque, en una cultura rica en alimentos con sal y grasas, puede ser difícil de realizar.
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