Los rincones más recónditos de las villas menos populares de la Argentina a veces esconden las mejores joyas en materia de fútbol. Diego Armando Maradona, Lionel Messi y tantas otras estrellas nacieron en barrios humildes pero convirtieron su apetito en hambre de gloria. Y algo similar sucede con varios jugadores de la selección francesa, rival en octavos de final.
El medio norteamericano The New York Times analizó la historia de los cracks de potrero con los que hoy cuenta el equipo conducido por Didier Deschamps, que terminó en el primer lugar del grupo C en la Copa del Mundo y se cruzará el sábado en Kazán con la Albiceleste, en busca de la clasificación a los cuartos.
"El fútbol de los barrios marginales define a la selección francesa", se titula la nota que hace referencia a los suburbios y vecindarios de los alrededores de París como semilleros de talento.
Kylian Mbappé es una de las figuras del elenco galo y su cuna está en Bondy, una comuna situada a varios kilómetros de la capital. Y respecto a lo social, la distancia es aún mayor. "Hacía todo mejor, más rápido y más seguido. Era el mejor niño que entrenaba y posiblemente siempre será el mejor que haya entrenado", dijo Antonio Riccardi, su primer técnico.
Clase trabajadora, mezcla de etnias y razas y, ocasionalmente, disturbios. Así identifican en la mayoría de Francia a los banlieues, como los llaman a los suburbios poblados con inmigrantes extraeuropeos. Y justamente acá es donde los Bleus encuentran sus mejores figuras: las canchas de tierra o concreto son el trampolín perfecto para los clubes más importantes del país o, directamente, de la selección nacional.
De la nómina de 23 hombres con los que cuenta Deschamps en Rusia, ocho surgieron de los banlieues: Mbappé (Bondy), Paul Pogba (Lagny-Sur-Marne y Roissy-en-Brie), N'Golo Kanté (Suresnes), Blaise Matuidi (Fontenay-sous-Bois), Benjamin Mendy (Longjumeau). Alphonse Areola (de ascendencia filipina), Presnel Kimpembe (Beaumont-sur-Oise) y Steven N'Zonzi (La Garenne-Colombes) son los que completan la lista. Pero en otras selecciones como Marruecos, Portugal, Túnez y Senegal también hay representantes de las zonas marginales de Francia.
"El éxito en lo deportivo ayuda a esconder el amplio fracaso social. La cantidad de talento futbolístico no debería hacernos olvidar que hay una escasez de oportunidades para la juventud aquí", expresó Stéphane Beaud, profesor de Sociología de la Universidad de Poitiers. Y es que en Francia hay mucho prejuicio contra los banlieues, que son apuntados como culpables en los fracasos deportivos y olvidados en los éxitos.
Al igual que sucede en la Argentina, hay muchas familias oportunistas que buscan salvarse a costa del talento de algún niño. "Se han vuelto algo locos en la última década. Se dan cuenta del dinero que podría conseguir su hijo", reveló Mohamed Coulibaly, entrenador del club Sarcelles. El caso de Mbappé puede resultar dañino para los jóvenes, ya que una minúscula porción terminará igualándolo o acercándose a su alcance profesional. Pero eso no quita de que estos casos sean fuente de orgullo y esperanza.
"En el Mundial, algunos de los jugadores serán nuestros vecinos o nuestros hermanos pequeños. Son las personas de nuestro universo, y por eso representan a Francia", sentenció Coulibaly.
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