Katie Ledecky llegó a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 como una de sus principales figuras y no defraudó. Si bien no pudo coronar en las finales de 200 y 400 metros, la nadadora estadounidense revalidó su dominio en distancias largas y agigantó su leyenda al quedarse con la medalla de oro en los 800 metros en estilo libre.
La oriunda de Washington. aunque estuvo cerca de ocho segundos por encima de su mejor marca (8:04.79 récord olímpico y mundial), se impuso con un tiempo de 8:12.57. El podio lo completaron la australiana Ariarne Titmus (8:13.83) y la italiana Simona Quadarella (8:18.35).
De este modo la norteamericana se metió en la historia grande de la natación al conseguir por tercer Juego Olímpico consecutivo la medalla dorada en la misma prueba (antes lo consiguió en Londres 2012 -con apenas 15 años- y Río 2016).
Esta gesta solamente lo consiguieron la australiana Dawn Fraser (100 m. libres en Melbourne 1956, Roma 1960 y Tokio 1965) y la húngara Krisztina Egerszegi (200 m espalda en Seúl 1988, Barcelona 1992 y Atlanta 1996).
Ledecky aspiraba a quedarse con cinco preseas doradas, pero se retirará del territorio nipón con una interesante cosecha para agigantar sus vitrinas: dos medallas de oro (la mencionada en los 800 m libres y en los 1500 libres) y dos de plata (400 m libres y relevos 4x100 estilo libre). Además fue quinta en los 200 m.
Más allá de cierta vulnerabilidad, Ledecky también ha dado muestras en Tokio de una gran fuerza mental, como demostró el miércoles, cuando tras su derrota en 200 metros pudo saltar a la piscina poco después para defender con éxito su corona en los 1.500 metros libre.
La australiana Ariarne Titmus, segunda en esta competencia, fue la gran rival de la estadounidense en este torneo, ya que se quedó con el primer lugar en los 200 y 400 metros.
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