Las imágenes de la sorpresiva victoria de la nadadora australiana Ariarne Titmus, con la que derrotó a la campeona estadounidense Katie Ledecky en los 400 metros libres, y el alocado festejo de su entrenador Dean Boxall, recorrieron el mundo prácticamente a la par.
Si bien el gran logro que consiguió la joven de 20 años al llevarse el oro repercutió fuertemente en todo el planeta, la celebración de su coach desde los palcos también lo hizo, despertando las bromas de varios usuarios en las redes sociales.
Boxall no se pudo contener ante la consagración de su alumna y las imágenes se volvieron virales. Se quitó la mascarilla, gritó desaforadamente con los puños cerrados y se aferró a un panel de vidrio ante la atenta mirada de una colaboradora de los JJOO que nada pudo hacer para tranquilizarlo.
Vestido con una chomba amarilla, sus movimientos fueron captados por las cámaras oficiales de la transmisión que pasaron la repetición de cómo vivió el australiano los segundos finales del triunfo de su pupila, que aun continuaba asimilando dentro de la piscina lo que acababa de conseguir.
“Él significa todo para mí”, aseguró Titmus al ser consultada sobre los festejos de su coach, durante sus primeras declaraciones tras conquistar el oro. “Que se divierta. Practicamos esto durante mucho tiempo. Al entrar en esta carrera sabíamos lo que teníamos que hacer”, agregó en un tono mucho más sereno y centrado.
Posteriormente, el propio Boxall se disculpó por los exabruptos en diálogo con Channel 7: “Creo que salí de mi cuerpo”, bromeó ante los reporteros. “Simplemente perdí el control”.
“Como pueden ver, creo que yo estaba más emocionado que ella. Básicamente estaba diciendo: ‘Necesitas calmarte’”, continuó el entrenador de 43 años, uno de los más jóvenes del país.
Es que esa efusividad en el festejo traía mucha historia detrás. Boxall entrena a Titmus en el St. Peters Western en Brisbane desde los 15 años y vivió como si fuera propio el triunfo de su discípula: “No puedo evitarlo. Creo en mis atletas. Cuando salen (de la piscina) comienzan el proceso de recuperación y se van a casa. Y se apagan. Yo no. Me voy a casa y trato de encontrar la manera de que se mejoren. Simplemente no me apago. Probablemente por eso dejé salir las emociones”.
“Es una cuestión de estar con esta chica durante cinco años y tener un sueño juntos. Probablemente por eso me sentí emocionado, porque no es solo un trabajo de 9 a 5. Es 24-7. Me despierto por la noche y pienso, ‘¿Cómo puede mejorar Arnie?’”, explicó.
“Katie (Ledecky) estaba tan por delante de nosotros que al principio, cuando comencé a entrenarla, ni siquiera podíamos tener esa conversación”, reconoció sobre la posibilidad de vencerla algún día.
“Es increíble. Simplemente empezamos a meternos y empezamos a creer. No sé si lo hubiéramos hecho bien para Tokio el año pasado. Este año nos ha ayudado. Tenía confianza después de 2019 y estaba lista para afrontarlo. Ella no es la chica que vino a mí a los 15 años. Por eso acaba de crecer”, sentenció.
Titmus consiguió la medalla de oro en la prueba de 400 metros libres, y con un tiempo de 3:56.69, impuso un nuevo récord olímpico para Australia.
La joven de 20 años dejó en la segunda posición a la estadounidense Katie Ledecky, campeona olímpica en Río 2016. La tercera posición fue para la nadadora china Bingjie Li, con un tiempo final de 4:01.08.
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