En los Juegos de Olímpicos de Beijing 2008, Michael Phelps hizo historia al colgarse ocho medallas de oro, algo que ningún deportista había logrado hasta entonces. El ex nadador dejó atrás el récord de Mark Spitz en Múnich 1972 y llevó a su país a la gloria al sumar preseas doradas en 200 metros libre, 100 metros mariposa, 200 metros mariposa, 200 metros midley, 400 metros midley, 4×100 libre, 4×200 libre, 4×100 midley, estableciendo un nuevo récord mundial en casi todas las competencias, a excepción de 100 metros mariposa, en el que sólo rompió la marca olímpica.
Tras una vida de éxito, se despidió de la actividad en Río 2016, Juegos en los que acumuló cinco oros y una plata. En enero de 2018, le confesó al mundo que a pesar de sus logros sufría una profunda depresión que lo había dejado al borde del suicidio. En aquel entonces, explicó en varias entrevistas que esa etapa oscura de su vida había sido superada, pero este lunes contó que eso era mentira.
Según una carta que escribió para el sitio de ESPN, Phelps se encuentra atravesando un mal momento emocional a causa de la cuarentena por la pandemia del coronavirus. Como muchos establecimientos en donde podría entrenar se encuentran cerrados para evitar el contagio, él ha perdido lugares en donde explotar todas las emociones que antes utilizaba para mejorar su rendimiento.
“La cuestión es que las personas que viven con problemas de salud mental lo saben, nunca desaparece. Tienes días buenos y malos. Pero nunca hay una línea de meta. Hice tantas entrevistas después de Río donde la historia fue la misma: ‘Michael Phelps habló sobre la depresión, entró en un programa de tratamiento, ganó el oro en sus últimos Juegos Olímpicos y ahora está mejor’. Desearía que fuera la verdad. Desearía que fuera así de fácil. Pero honestamente, y lo digo de la mejor manera posible, eso es simplemente ignorante. Alguien que no entiende con qué lidian las personas con ansiedad o depresión o trastorno de estrés postraumático no tiene idea”.
El ex nadador reveló que está agradecido por no tener problemas económicos como muchas familias en el mundo, porque sino habría otra preocupación en su cerebro. Pero a pesar de que está rodeado de su familia y que ha superado el peor momento de sus conflictos, fue sincero: “Aquí está la realidad: nunca me curaré. Esto nunca desaparecerá. Es algo en lo que he tenido que aceptarlo, aprender a lidiar con eso y convertirlo en una prioridad en mi vida. Y sí, es mucho más fácil decirlo que hacerlo”.
Phelps remarcó que la pandemia a reavivado algunos de sus demonios internos y que el encierro le es un verdadero desafío para él: “Me vuelve loco. Estoy acostumbrado a viajar, competir, conocer gente. Esto es solo locura. Mis emociones están por todos lados. Siempre estoy al límite. Siempre estoy a la defensiva. Soy disparado tan fácilmente”.
El estadounidense de 34 años, que convive con sus esposa y sus tres hijos, contó que hace unos días tuvo una disputa familiar que definió como una “explosión” de emociones. Aunque reconoció que no estuvo bien, admitió que lo ayudó a descomprimirse y que a veces es necesario transitar estos episodios para entender que es saludable compartir los sentimientos con otras personas.
“Hay momentos en los que me siento absolutamente inútil, donde me apago por completo pero tengo esta ira burbujeante que está por las nubes. Si soy honesto, más de una vez grité en voz alta: ‘¡Ojalá no fuera yo!’. A veces hay una sensación abrumadora de que no puedo soportarlo más. Ya no quiero ser yo”.
Phelps contó que va al gimnasio todas las mañanas, porque eso es saludable tanto para su salud física como mental, sin embargo, cuando amanece después de las 7 de la mañana ya es tarde para entrenar y comienzan sus problemas: “Si pierdo un día, es un desastre. Entonces me meto en un patrón negativo de pensamiento en mi propia cabeza. Y cuando eso sucede, soy el único que puede detenerlo. Y generalmente no se detiene muy rápido. Solo lo arrastro, casi para castigarme de alguna manera. Eso es lo que hago si cometo un error o si molesto a alguien, entonces creo que siempre es mi culpa y simplemente me desanimo. Cuando eso sucede día tras día, puedes ponerte en una situación aterradora bastante rápido. Y esa ha sido esta cuarentena la mayor parte del tiempo”.
Obviamente, el nadador no ha sido el único deportista que ha padecido este tipo de problemas, pero sus antecedentes generan preocupación. Según contó en la carta, sus hijos son de gran ayuda porque sus abrazos y sonrisas le permiten olvidarse de sus demonios, como él mismo los definió, y disfrutar de un rato sin ansiedad ni preocupaciones.
A través de la psicología, ha descubierto herramientas que le permiten liberarse de estos conflictos internos y, aunque no siempre es sencillo, funcionan cuando los aplica. Es por eso que el objetivo de su mensaje no fue solamente contarle a sus seguidores cómo es que está sobreviviendo a la pandemia, sino además aconsejar a quienes tengan problemas similares a que no tengan miedo en pedir ayuda a amigos, familiares y comenzar una terapia: “No hay nada de qué esconderse. Nada que temer. La lucha es solo contra ti mismo”.
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