Rafael Nadal saca con ventaja: 40/30 en séptimo game del cuarto set que gana 5-1. La devolución de Dominic Thiem se va, por poco, afuera. Y el mallorquín explota. Se tira al polvo de ladrillo, se toma el rostro. Una imagen desde el aire lo muestra superado por la situación, escena pocas veces vista en su historia en Roland Garros.
A los 33 años, el español ganó su décimo segundo título en el Abierto de Francia, una conquista que sólo confirmó lo que el mundo del deporte ya conocía: Nadal es el mejor jugador de la historia sobre esa superficie. Pero para llegar a ser un triunfador de su nivel, Rafa tuvo que superar las lesiones, un flagelo que golpeó su carrera en los últimos dos años, pero de las cuales se repuso para volver a luchar por ser el mejor tenista del mundo.
"Nunca he estado harto del tenis. Estaba cansado de tener dolor, eso sí. Al final, no sólo es tener dolor jugando a tenis. Uno va teniendo más problemas de la cuenta y en la vida diaria estar siempre con dolor, sí que es cansador mentalmente", dijo Nadal en una entrevista con Mundo Deportivo.
"En un momento uno se dice: 'bueno, necesito parar con esta línea de dolor que he tenido durante los últimos 18 meses'. Uno se cansa de jugar con más antiinflamatorios de la cuenta o con soluciones momentánea", agregó el mallorquín en diálogo con el medio español.
Para Nadal, haber conseguido su título número 12 sobre el polvo de ladrillo de Roland Garros es algo que nunca se imaginó cuando ganó el Grand Slam parisino por primera vez, en 2005. Su gen ultra competitivo lo transformó en uno de los grandes tenistas de la historia. La capacidad de regresar al más alto nivel después de sufrir una lesión, es el combustible que lo alimentó para dejar el sufrimiento de lado.
"Si tengo momentos bajos es por tener más dolor de la cuenta. Por ejemplo, cuando me duele la mano, la rodilla, la operación del pie del año pasado cuando intenté volver… Son muchas cosas que te inhabilitan, y ya no sólo en tu vida profesional, también en la personal. Me impide hacer cosas que me hacen feliz. Pero cuando me recupero, me da esa fuerza. Sé que no voy a estar para siempre y el tiempo que siga jugando lo quiero jugar con esta pasión", relató Rafa, que en julio de 2012 sufrió la rotura parcial del tendón rotuliano en su rodilla izquierda, lesión que lo alejó de las canchas por ocho meses.
Luego, vinieron más problemas físico en la vida de Nadal: en 2014 tuvo problemas en su muñeca derecha, situación que se repitió dos años después, pero con su mano hábil.
Cuando le preguntan por cuántos años más jugará al tenis, Nadal, que ostenta 18 títulos de Grand Slam, ni siquiera se pone a pensar en el final de su carrera. "La realidad es que a la gente le gusta predecir el futuro. Tengo 33 años y aquí estoy, jugando un buen tenis y disfrutando", comentó.
En los últimos 15 años, el duelo con Roger Federer se transformó en uno de los enfrentamientos más relevantes en la historia de la disciplina y del deporte en general. La versión más reciente del cruce fue por las semifinales en París, que volvió a dominar el mallorquín, para estirar la ventaja: suma 24 triunfos en su haber contra 15 del suizo.
"Nunca pienso demasiado en alcanzar a Federer o no. No estoy preocupado por este tema. No puedo estar frustrado porque el vecino tiene una mejor casa. Yo no veo la vida así. Claro que me motiva igualar a Federer, pero no me obsesiona y jamás me ha obsesionado. No es la razón por la que juego los torneos, porque esa no es la forma que tengo de entender el deporte ni encarar mi carrera deportiva", analizó Nadal, que con su conquista en Roland Garros llegó a 18 títulos en los grandes torneos, quedando a dos (20) de los campeonatos que ganó el tenista de Suiza.
A menos de un mes de volver a pisar All England para jugar en Wimbledon, Rafa Nadal volvió a demostrar su vigencia. Sigue compitiendo al máximo nivel del circuito a pesar de los dolores que lo aquejan y todavía no contempla el retiro como una opción cercana.
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