Seven cumple 30 años: la película que reinventó el cine de serial killers

De la mano del gran Morgan Freeman y un joven Brad Pitt, David Fincher llevó al thriller a asesinos seriales a nuevos horizontes con una obra oscura y filosófica, que además presentó al gran público a Kevin Spacey

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Si bien hasta la mitad
Si bien hasta la mitad del filme, toda la acción es para la dupla de detectives interpretados por Morgan Freeman y Brad Pitt, la posterior aparición de Kevin Spacey atraviesa la pantalla con uno de los "killers" más inquietantes del cine moderno

En 1995, David Fincher sacudió los cimientos del cine de serial killers (asesinos seriales) con su segundo largometraje, Seven (también Se7en, marketing mediante). La película, que pronto se relanzará por los 30 años de su estreno, rompió las convenciones del género al sumergirse en una visión sombría y profundamente filosófica de la naturaleza humana.

Mientras otras abordaban estos crímenes desde una perspectiva más convencional, Se7en desnudó la oscuridad inherente de la humanidad, exponiendo lo que muchas otras películas preferían evadir: la corrupción compartida que habita en todos nosotros.

El impacto de la película radica en su enfoque innovador y su capacidad para reconfigurar las expectativas del género, destaca una nota en The Independet. Fincher utilizó una narrativa que mezclaba el horror psicológico con una exploración metafísica de los pecados capitales, no para glorificar al asesino, sino para revelar su condición humana. Esta aproximación marcó un antes y un después en el tratamiento de historias sobre asesinos, alejándolas del entretenimiento simplista y llevándolas hacia un análisis más complejo y perturbador de la moralidad.

Los tres pilares de “Se7en”

La pareja protagónica de la
La pareja protagónica de la película la forman Morgan Freeman, como el experimentado detective William Somerset, y su joven colega, David Mills, encarnado por Brad Pitt, que buscaba romper con su imagen de galán (REUTERS)

En el corazón de la película se encuentra un triángulo de personajes cuidadosamente diseñados que encarnan distintas facetas de la humanidad y que sirven como conductos para las inquietantes ideas de la película. William Somerset, interpretado por Morgan Freeman, es un detective veterano, sereno y reflexivo, que afronta su inminente retiro con un profundo escepticismo hacia la naturaleza humana. Somerset se convierte en la brújula moral de la narrativa, planteando preguntas existenciales que trascienden los crímenes que investiga.

A su lado está David Mills, encarnado por Brad Pitt, que buscaba romper con su imagen de galán. Mills es impulsivo, apasionado y en muchos aspectos idealista, lo que lo pone en constante contraste con el pragmatismo melancólico de Somerset. Esta dicotomía entre los dos detectives sirve no solo como motor de la trama, sino como un vehículo para explorar los límites del idealismo frente al desencanto.

El antagonista, John Doe, representado por un inquietante Kevin Spacey, se mueve como una sombra dentro de un paisaje urbano lluvioso y desolador. Doe podría ser como “un hombre cualquiera”, cuya normalidad aparente lo hace aún más aterrador. Su modus operandi —asesinar a víctimas que encarnan los siete pecados capitales— no solo refleja su propia corrupción, sino la de la sociedad en su conjunto.

En uno de los tantos diálogos claves, Somerset comenta a Mills: “No es el Diablo. Es solo un hombre”. Esta frase, cargada de implicaciones filosóficas, resume la idea central de la película: el mal no es una fuerza externa, sino algo profundamente humano. A través de estos personajes, Se7en no solo presenta una trama cautivadora, sino que también invita al espectador a enfrentarse a las más oscuras verdades sobre la naturaleza humana.

Sombras y lluvia

La construcción de la atmósfera escalofriante y los personajes perturbadores de Se7en no habría sido posible sin las decisiones creativas radicales de Fincher y su equipo. Desde el principio, el director luchó por mantener la visión sombría y provocadora del guion original de Andrew Kevin Walker.

El proyecto casi pierde su esencia cuando un director anterior propuso suavizar su tono, eliminando incluso el impactante desenlace. Sin embargo, un error fortuito permitió que Fincher recibiera una versión inicial y sin censura del guion, la cual defendió vehementemente para llevarla a la pantalla.

El reparto también tuvo su dosis de controversia. El papel del asesino John Doe pasó por varias manos antes de recaer en Spacey, quien fue elegido casi de forma improvisada. Espeluznantemente convincente como un hombre tranquilo pero perturbador, el actor llegó al set con apenas días de preparación.

El cineasta optó por una actuación minimalista, exigiendo que Doe hablara “de manera completamente normal, sin actuar como un loco”. El resultado fue una de las interpretaciones más inquietantes y contenidas de la carrera de Spacey, un villano que aterraba precisamente por su aparente banalidad.

Otros actores rechazaron la película debido a su guion, calificado como “el más malvado” que habían leído, lo que refleja la audacia del director al abordar material tan oscuro. Incluso la naturaleza persistente de la lluvia en la película, que ahora es parte esencial de su estética, surgió de una imposición externa: las inclemencias del tiempo.

Lejos de verlo como un obstáculo, Fincher y su director de fotografía, Darius Khondji, aprovecharon las lluvias constantes como un elemento narrativo que intensificaba la opresión y el caos de la ciudad sin nombre donde se desarrolla la trama.

La naturaleza persistente de la
La naturaleza persistente de la lluvia en la película -que ahora es parte esencial de su estética-, surgió de una imposición externa: las inclemencias del tiempo

En cuanto al diseño visual, Se7en destacó por mezclar lo estilizado con lo crudo. Fincher, quien ya tenía experiencia dirigiendo videoclips de Madonna y anuncios de Nike, utilizó su pericia para crear una ciudad que parecía sacada del séptimo círculo del infierno. Con referencias culturales que van desde Dante Alighieri hasta John Milton, la película se sostiene como una obra visual y filosófica profundamente cargada de simbolismo.

La banda sonora, que mezcla composiciones de Howard Shore con piezas clásicas, eleva el impacto emocional de las escenas y refuerza la tensión constante. A través de referencias culturales y literarias, desde los pecados capitales hasta alusiones al Infierno de Dante, Se7en trasciende su condición de thriller criminal para convertirse en una exploración filosófica del mal.

Fincher también optó por una narrativa que evita los clichés del género. En lugar de mostrar los asesinatos directamente, se centra en las secuelas: cuerpos grotescamente dispuestos, fotografías en blanco y negro de las escenas del crimen y los testimonios de los detectives. Esta estrategia no solo amplifica el horror en la imaginación del espectador, sino que también refuerza la idea de que el verdadero mal reside en las implicaciones de los actos, más que en los actos mismos.

Uno de los méritos de
Uno de los méritos de la película es que Fincher logró alejarse de los clichés del género, y a la vez, lo marcaría. Es que después de "Seven" muchos otros thrillers se parecían tanto a... "Seven"

El impacto visual y narrativo de Se7en redefinió los estándares del género, estableciendo una atmósfera que ha sido imitada pero rara vez igualada. Fincher mostró que un thriller puede ser tan intelectualmente estimulante como emocionalmente perturbador, dejando una huella imborrable en el cine contemporáneo.

Cada decisión, desde el reparto hasta la iluminación, fue cuidadosamente calculada para sumergir al espectador en un mundo donde la delgada línea entre la justicia y el mal se difumina.

Tráiler "Se7en" (1995)

La pluma detrás de la película

El guion de Se7en, escrito por Andrew Kevin Walker, fue el cimiento sobre el cual Fincher construyó su perturbadora obra maestra. Walker redactó el texto mientras trabajaba en una tienda de discos en Nueva York, creando una historia que desafiaba las normas de Hollywood con su tono implacablemente oscuro y un desenlace desgarrador.

La estructura del guion destaca por su capacidad para entrelazar el suspenso con la introspección filosófica. Cada crimen, inspirado en uno de los siete pecados capitales, no solo avanza la trama, sino que también actúa como un espejo que refleja la corrupción inherente en la sociedad y en los propios detectives. En lugar de presentar un enfrentamiento directo y prolongado con el asesino, la narrativa mantiene a John Doe en las sombras durante gran parte de la película, creando una sensación de omnipresencia y reforzando su papel como una fuerza más ideológica que física.

El desenlace, donde se revela el macabro asesinato de Tracy (Gwyneth Paltrow), la esposa de Mills, fue uno de los puntos más polémicos y difíciles de defender. Walker mencionó que su guion original había sido rechazado por su brutalidad, pero un error administrativo permitió que Fincher leyera la versión no censurada y luchara por mantenerla intacta. Este final, lejos de ofrecer una catarsis convencional, encapsula la desolación moral que impregna toda la película y reafirma el carácter implacable de su narrativa.

David Mills (Brad Pitt) junto
David Mills (Brad Pitt) junto a su esposa Tracy (Gwyneth Paltrow): el personaje de ella va a ser clave en la resolución del filme (Archivo GENTE)

Walker, que había luchado para que su historia fuera reconocida en la industria, demostró ser un guionista capaz de transformar sus experiencias personales y su visión sombría de la humanidad en una obra universalmente impactante. Su guion no solo brindó a Fincher el material perfecto para reinventar el género, sino que también dejó una marca indeleble en el cine contemporáneo.

Entre la controversia crítica y el éxito de taquilla

El lanzamiento de Se7en en 1995 desató reacciones encontradas. Recibió críticas feroces por su tono sombrío y sus escenas gráficas. La respetada crítica del New York Times, Janet Maslin, calificó la película de “pretenciosa y nauseabunda”, destacando su violencia detallada como un recurso excesivo y morboso. A pesar de ello, esta controversia inicial no impidió que el público abrazara la obra de Fincher, impulsando a Se7en a recaudar más de 300 millones de dólares en taquilla.

El rechazo de algunos sectores críticos solo reforzó el atractivo de la película entre los espectadores, quienes encontraron en ella una propuesta audaz y única. Su narrativa impactante y su estética desoladora cimentaron su lugar como un clásico moderno que desafiaba las convenciones del género.

El legado de un clásico que revolucionó el thriller moderno

A casi tres décadas de su estreno, Se7en ha dejado una huella indeleble en el cine, redefiniendo el thriller psicológico con su enfoque oscuro, filosófico y profundamente humano. La obra de Fincher marcó un antes y un después al mostrar que las películas de crímenes podían ser más que simples ejercicios de suspenso: podían convertirse en reflexiones inquietantes sobre la naturaleza del mal. Esta obra trascendió las convenciones del género al integrar una narrativa perturbadora con una estética visual desoladora, estableciendo un estándar que influyó en innumerables producciones posteriores.

El éxito de Se7en, tanto comercial como crítico, abrió las puertas a una nueva generación de thrillers oscuros y complejos. Filmes como Zodiac del propio Fincher, o Prisoners de Denis Villeneuve, muestran cómo el legado de la película se tradujo en un interés renovado por explorar los límites éticos y psicológicos de sus personajes. Además, el retrato de John Doe como un villano metódico y moralmente ambiguo se convirtió en un arquetipo que inspiró a antagonistas en múltiples medios, desde el cine hasta la televisión, ampliando las posibilidades narrativas del género.

Morgan Freeman y Brad Pitt
Morgan Freeman y Brad Pitt en una escena de "Se7en", el filme que marcó un antes y un después en la narrativa cinematográfica del thriller

Más allá del cine, Se7en dejó un impacto cultural duradero. Su atmósfera sombría y su filosofía de desesperanza se han convertido en una referencia estilística para otros formatos como videojuegos y series de televisión. Al enfrentar a su audiencia con las implicaciones más oscuras de la moralidad y la justicia, Se7en no solo entretuvo, sino que obligó a reflexionar, consolidándose como un clásico atemporal que sigue influenciando el arte contemporáneo.

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