Para quien desconoce la geografía colombiana, Cauca y Valle del Cauca se encuentran en la región del Pacífico colombiano, al suroccidente del país. Estos departamentos limitan con Nariño y Chocó, y todos ellos están flanqueados por el Océano Pacífico. En esa parte de Colombia, las cordilleras Occidental y Central atraviesan el paisaje y en medio de ellas dos, el río Cauca serpentea un valle donde los cultivos de caña de azúcar dibujan la planicie.
Tanto en el Valle como en Cauca, la caña de azúcar es abundante y quienes han llegado desde la cordillera central a Cartago pueden apreciar unas planicies similares a un campo de fútbol.
Según datos de Asocaña, para 2020 la agroindustria representó el 0.5 % del PIB total nacional; el 2,8 % del PIB agrícola y 1,8 % del PIB industrial nacional. En el Valle del Cauca representó el 21,5 % del PIB agrícola y 15,9 % del PIB industria; en el departamento de Cauca, el 14,1 % del PIB agrícola y el 15,9 % del PIB industrial.
La caña de azúcar ocupa una gran parte del valle, pues alberga alrededor de 200 mil hectáreas de cultivo, es decir, alrededor de 400 mil canchas de fútbol, una tras de otra. La actividad de la caña le da empleo a cerca de 286 mil trabajadores vinculados, ubicando a Colombia como decimoquinto país de mayor producción en el mundo y, según datos de Asocaña de 2020, el número once en la lista de países exportadores que lidera Brasil.
En los campos que ahora son destinados a la caña, diferentes grupos étnicos colindaron con el valle. El resultado de la combinación genética de diferentes razas dejó en el territorio a los mestizos, los afro y diversos pueblos indígenas que han luchado por el control de esas tierras desde la llegada de los españoles al ‘Nuevo Mundo’. Ahora, más de 500 años después, la Comisión llegó a ese territorio ubicando dos casas de la Verdad, una en Cali y otra en Popayán.
Cauca y Valle del Cauca también están ubicados en una zona privilegiada que ha permitido que la agroindustria evolucione a lo que es hoy: miles de hectáreas dedicadas a la siembra y cultivo de la caña; de igual manera, en las montañas abundan el café y otros frutos. Ahora, con respecto a la expansión de los cañaduzales, inició en los años 30 cuando la misión Chardon dio la recomendación de que en esa zona del país debía sembrarse la caña.
La implementación se realizó. Sin embargo, el 70 % de la inversión para mejorar la producción y la tecnificación llegó de préstamos preferenciales y estímulos oficiales o mixtos. Gracias al auge de la caña y la agroindustria, los ingenios crearon la Comisión Nacional de Azúcar en 1975, la cual se vinculó al ministerio de Agricultura. A su vez, se creó el Fondo Nacional Azucarero (Fonazúcar) que regulaba los precios de ese insumo. Gracias a esto, entre 1960 y 1980 el aumento de las hectáreas para la caña creció un 116 %, pasando de 61 mil hectáreas a 133 mil. Hoy día son 200 mil.
Por otra parte, el café tuvo su florecimiento gracias a la creación de 14 municipios entre los años 1800 y 1940, yal día de hoy se concentran los centros de acopio. Tanto la caña como el café permitieron la construcción de carreteras para ingresar insumos y así comercializar las grandes cosechas, así como ingresar otros productos, permitiendo una relación con otros departamentos y municipios. Aunque el café tuvo su buen momento, los caficultores no tuvieron las ganancias esperadas.
Al sector bancario sí le fue bien, pues se quedó con los lotes de aquellos campesinos que accedieron a créditos y no pudieron pagarlos porque la producción no fue la esperada y tuvieron que refugiarse en los ingenios o migrar a otras ciudades. Además, no solo la Comisión sino obras externas como la de Alfredo Molano han documentado que el desplazamiento por coerción, principalmente en la época de La Violencia (1920-1960).
Además, el surgimiento de la siembra de coca en el departamento generó desplazamiento de campesinos que vendieron sus tierras por la persecución sistemática. Según el informe “Hacia un Valle del Cauca incluyente y pacífico”, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Apertura Económica del expresidente César Gaviria generó una crisis derivada de la acumulación de tierras.
Sumado a eso, testimonios recopilados por los comisionados informaron que la industria cañera financió el paramilitarismo en la parte sur y el centro del Valle. Además, señalan que varias empresas desplazaron a las personas de las montañas y del valle para quedarse con el agua y la tierra para la creación de ingenios.
También hubo guerrillas que nacieron en la parte sur del Cauca, desplazando sus tentáculos de guerra a otros departamentos. Grupos subversivos nacieron y a la par del cultivo de la marihuana y la coca inyectaron dinero en una zona donde era imposible tener electrodomésticos. Los sindicatos tuvieron fuerza con las ideas comunistas provenientes de Europa y la guerra de las ideologías y de la droga tomó fuerza en estos dos departamentos.
El Informe de la Comisión de la Verdad recopiló información durante cuatro años con el fin de aclarar la historia que han vivido los colombianos en esa parte del país donde el calor y el frío se unen en medio de dos cordilleras que ven desde sus alturas el correr del río Cauca.
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