Este miércoles 12 de octubre se supo que el turista brasileño Caio Lazzaretto Mónaco, de 27 años, recuperó una gran parte del dinero que perdió en una estafa en la isla Barú —ocurrida en septiembre pasado—, luego de que le robaran su celular y le cobraran más de cuatro millones de pesos por un pollo con patacones y una botella de agua.
El señor Mónaco había pasado más de un mes en el país y su última parada era Playa Blanca. Aunque durante casi toda su estancia estuvo acompañado, llegó a este balneario solo y se hizo blanco fácil de los delincuentes.
En entrevista al diario El Universal de Cartagena, aseguró que seis hombres lo rodearon y lo distrajeron para sacarle el celular que tenía en su maleta. “No me di cuenta hasta que llegué a un sitio en la playa, porque la maleta estaba abierta y no estaba mi teléfono”, mencionó.
En un supuesto de acto de solidaridad, tras darse cuenta del hurto, otros sujetos le llevaron un plato con patacones, pollo y una botella de agua y lo dejaron bajo un parasol. No obstante, cuando fue a pagar con la tarjeta de crédito, en vez de pagar los 60.000 pesos que le valía la comida, le estaban cobrando un millón doscientos mil. Se rehusó a pagar y empezaron a intimidarlo, por lo que accedió a pagar $120.000 e introdujo su clave en el datáfono.
“Vi el monto exacto de $ 120.000 y agregué la contraseña de mi tarjeta. Acepté pagar ese monto de inmediato para librarme de ellos, pensando que iba a resolver la situación. No sé cómo el valor cobrado fue muchas veces mayor”, dijo Lazzaretto hace un mes.
El datáfono, que estaba adulterado, mostraba que no se había procesado el pago por “mala señal”, por lo que hizo la operación dos veces más. Al comprobar su cuenta, se dio cuenta que en realidad le cobraron dos pagos de $1′200.000 y un último de $2′200.000.
“En Colombia, antes de viajar, intenté realizar la denuncia a policías en el aeropuerto de Bogotá, pero me dijeron que no era posible y que podría hacerlo en la página web adenunciar.gov.co. Tampoco pude hacerlo allí porque el sitio web no funciona para denuncias de personas fuera de Colombia”, señaló Lazzaretto.
Un mes después, el mismo diario volvió a buscar al turista para hacer seguimiento de su caso. A través de un video, el señor Mónaco aseguró que ya había recuperado gran parte del dinero por la gestión de la Policía. Según lo narrado por él, los ciudadanos de Barú, la Embajada de Brasil en Colombia y el Grupo de Protección al Turismo de Cartagena de Indias de la Policía Nacional de Colombia ayudaron a ubicar a los responsables de este hurto.
Lo primero que consiguieron las autoridades fue una conciliación. Algunos de los responsables ya han devuelto la parte del dinero que sustrajeron, pero falta una persona por devolver su tajada.
“Le dimos la oportunidad de devolver la plata hasta el 20 de octubre para no denunciarlos. Le estamos ofreciendo otra oportunidad para que haga lo correcto y también porque sabemos que las oportunidades de la isla, las condiciones de trabajo, la infraestructura está muy baja. Entonces, estos muchachos tienen que aprender que para toda acción hay una reacción”, dijo el turista.
El brasileño agradeció a las autoridades —en especial al capitán Cristian Sotelo, del Grupo de Protección al Turismo, y al mayor general Henry Sanabria, director de la Policía Nacional— y envió sus mejores deseos para que mejoren las condiciones en Barú, de modo “que las personas honestas que están allá no sean afectadas por algunos individuos que no piensan en la sostenibilidad social, financiera y ambiental de la isla”.
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