A pesar de que el principal discurso del Gobierno nacional frente a la vacunación ha sido el alcance de la inmunidad de rebaño, para la que se necesitan 35 millones de colombianos con esquemas de inmunización completos, el Ministerio de Salud y Protección Social advirtió en el comienzo de la segunda semana de agosto que es muy probable que esa meta se convierta en una prácticamente imposible de alcanzar.
Lo que es más, se trata de un concepto técnico que ni siquiera es nuevo, pero que resurgió en las últimas horas producto de un trino del jefe de la cartera sanitaria, Fernando Ruiz, quien advirtió que “desde junio el Ministerio de Salud de Colombia ha actualizado posición sobre umbral de inmunidad de rebaño con nueva evidencia científica. Las variantes cambiaron el juego. La estrategia no es un % sino la reducción de mortalidad y severidad de la enfermedad en grupos de riesgo”.
Dicho mensaje llegó acompañado por un documento elaborado por la dirección de Epidemiología y Demografía de ese Ministerio. En el mismo, se puede leer que si bien se pensaba que se necesitaba que el 70 por ciento de los habitantes de un territorio, en este caso Colombia, contara con el esquema de vacunación completo, nuevos estudios revelan que existe una posibilidad “de que no sea posible alcanzar la inmunidad de rebaño o inmunidad colectiva para el caso de este virus o que, de alcanzarse, se requiera un umbral mucho más alto al inicialmente proyectado, del 90 por ciento de la población inmunizada o más”.
Para sustentar esa idea, la cartera citó cinco motivos clave, que se exponen a continuación:
No se tiene certeza de que todas las vacunas prevengan la transmisión en el mismo grado:
Las vacunas aprobadas hasta ahora son altamente eficaces para prevenir las enfermedades sintomáticas, los casos graves y la muerte por covid-19, no obstante, aún no está claro si todas las vacunas protegen a las personas de infectarse o de transmitir el virus a otros, lo cual plantea un problema para la inmunidad colectiva.
Sin embargo, ya existe evidencia de que varias de las vacunas aprobadas para su uso en Colombia reducen la transmisión a nivel comunitario, aunque esta efectividad podría verse afectada debido a la emergencia de nuevos linajes como la variante Delta. Evidencia preliminar sugiere que esta variante afecta la efectividad para reducir el contagio y la transmisión comunitaria.
La implementación de las estrategias de vacunación es desigual a escala global:
Asimismo, existen diferencias sustanciales en la eficiencia de la vacunación y en la distribución de las dosis entre los países y dentro de ellos. Mientras en Israel se inició la vacunación en diciembre de 2020 y a marzo de 2021 ya el 50 % de su población estaba vacunada con esquemas completos, en países vecinos como Siria, Jordania y Egipto no se había alcanzado ni al 1 % de la población.
Además, si bien la mayoría de los países priorizó la vacunación de los adultos mayores, debido a su mayor riesgo de muerte por covid-19. No obstante, todavía no se conoce cuándo existirá una vacuna contra el covid-19 probada y aprobada para su aplicación en niños. Si no se vacunan los niños, se deben vacunar muchos más adultos para alcanzar la inmunidad colectiva. En algunos países, si los niños no se vacunan, sería necesario vacunar el 100 % de la población adulta para alcanzar el 70 % de inmunidad en la población.
La presencia de nuevas variantes del SARS-CoV-2 con comportamientos inmunológicos y epidemiológicos diferentes:
Debido a los procesos de reproducción del virus, es natural que surjan nuevas variantes con potencialidad para ser más transmisibles e incluso para llegar a ser resistentes a las vacunas. Este parece ser ya el caso de la variante Delta, para la cual se ha encontrado una reducción de la efectividad para prevenir el contagio, aunque la efectividad para reducir formas graves parece mantenerse alta.
También esta variante tiene un Ro entre 5 y 8, y, en consecuencia, el parámetro del umbral de rebaño podría ser mucho más alto al que se consideró inicialmente. Asimismo, es posible que emerjan nuevas variantes con potencialidad de mayor contagiosidad, evasión de la respuesta inmune o afectación de la efectividad de las vacunas.
La inmunidad puede no durar para siempre:
Todavía no es clara la duración de la inmunidad natural posterior a la infección por SARS-CoV-2, también se desconoce cuánto dura la inmunidad basada en las vacunas, aunque la evidencia sugiere que esta inmunidad es potente y que puede durar al menos nueve meses. La incidencia de reinfecciones es relativamente baja y mucho más baja en recuperados que han sido vacunados dada la generación de inmunidad híbrida.
De otro lado, debe tenerse en cuenta que ninguna vacuna es efectiva en un 100 % y que existen factores individuales, como determinadas condiciones de salud, que pueden afectar esta efectividad. Por el conocimiento biológico relacionado con otros virus, es posible que se requiera revacunar a toda la población o a determinados subgrupos poblacionales, especialmente a quienes presentan mayor vulnerabilidad ante la infección.
Las vacunas pueden cambiar el comportamiento humano
Es altamente probable que, al alcanzar altas tasas de vacunación, se incrementen las interacciones sociales, además, pueden presentarse cambios comportamentales relacionados con el uso del tapabocas y el distanciamiento físico, lo cual, unido a la desigualdad en la asignación y aplicación de las vacunas, puede representar un riesgo para la propagación y surgimiento de nuevas variantes.
SEGUIR LEYENDO: