“Por deterioro ambiental, los colombianos estarían perdiendo anualmente 3,3 años de vida saludable”: Instituto Humboldt

El Instituto de Investigación de Recursos Biológicos en Colombia presentó un informe en el que evidencia que el país ha cimentado el bienestar de los ciudadanos en la naturaleza.

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Fotografía cedida este jueves por
Fotografía cedida este jueves por el Ministerio de Ambiente de Colombia en la que se registró un aspecto del Caño Cristales, en la serranía de la Macarena (suroriente de Colombia). EFE/Ministerio de Ambiente

El Instituto Humboldt presentó este miércoles el informe ‘Evaluación Nacional de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos,’ en el que evidencia que las graves afectaciones a la biodiversidad en Colombia ponen en riesgo la vida de los pobladores.

Un grupo de más de 100 expertos temáticos y sabedores de pueblos y comunidades indígenas, afrodescendientes, campesinas, negras y locales de todas las regiones del país llegaron a esta conclusión luego de cuatro años de recolección y análisis de 1.500 fuentes científicas secundarias vinculadas a los ecosistemas presentes en el territorio nacional.

“La pérdida de biodiversidad tendría importante efecto directo en la salud humana si los servicios de los ecosistemas no satisfacen las necesidades sociales. Se calcula que la población colombiana pierde anualmente 3,3 años de vida saludable por factores ambientales, significando un costo de casi 10 billones de pesos al año”, indica el informe que tiene una vigencia hasta 2050.

En ese sentido, el documento que se encuentra dividido en seis capítulos y reúne información relacionada al estado y las tendencias de la biodiversidad en Colombia vinculada con el bienestar de los colombianos, señaló que durante 2010 la contaminación del agua y aire le causó la muerte a 7.600 ciudadanos, con costos que ascendieron al 2 % del PIB anual.

Asimismo, este informe, que contó con respaldo académico en el cual los expertos formaron sus conclusiones principales con base a la cantidad de pruebas obtenidas y su nivel de concordancia, asegura que buena parte de la población en el país lleva modelos de vida que dependen directamente de los ecosistemas.

“Al menos el 10 % del PIB deriva, directamente, de la explotación de recursos naturales, y alrededor de 14 % del empleo está en actividades agropecuarias y pesca. Sin embargo, una alta porción vive en condiciones de pobreza monetaria y son vulnerables ante la degradación de los ecosistemas”, indica el documento del Instituto Humboldt.

Por esta razón, el grupo de expertos aconseja una implementación y articulación decidida, sistemática y a largo plazo de las estrategias y políticas de crecimiento verde, biocomercio, mercados verdes y economía circular, así como el reconocimiento de los sistemas de gobernanza comunitaria como institucionalidad ambiental, los que permitirían una economía sostenible en la que el desarrollo y la protección sean “complementarias y no antagonistas”.

Vista de un guatín liberada
Vista de un guatín liberada por la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca CVC hoy, en Buenaventura (Colombia). EFE/ Ernesto Guzmán Jr

De igual manera, el informe señala que el próximo año la cantidad de agua que se demandará en el territorio será mayor a la que se oferta actualmente, siendo el sector agrícola y el sector energético los que mayor demanda tendrán, registrando un incremento del 42 % en el agua requerida con respecto al 2012.

“Colombia como país megadiverso, pluriétnico y multicultural ha cimentado el bienestar de su gente en la naturaleza. Aunque se dice que el capital natural del país corresponde a 12 % de su riqueza total, esta cifra es sólo una mirada parcial a las contribuciones para el desarrollo económico y social del país. No obstante, persiste un conocimiento incipiente de la biodiversidad y sin la debida valoración. Los mayores vacíos de información están a nivel genético y funcional”, explica el informe.

Colombia es el primer país que publica la ‘Evaluación Nacional de Biodiversidad’, en un proceso que también comenzó en Camboya, Camerún, Etiopia, Granada, Azerbaiyán, Vietnam y Bosnia-Herzegovina, haciendo especial énfasis en un capitulo exclusivo a las comunidades indígenas y afrodescendientes que hicieron parte de este proceso a través de talleres participativos.

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