Una historia de superación personal es la de Paola Mosquera, una doctora que trabaja en la localidad de Ciudad Bolívar en Bogotá y quien desde pequeña ha convivido con una discapacidad. Sin embargo, eso no ha sido impedimento para convertirse en un ejemplo de vida ya que, además de salvar vidas, se desempeña como deportista paralímpica de alto rendimiento y ha conseguido varias medallas gracias a la natación.
Cuando Paola tenía siete años, un trágico accidente cambió su vida y causo la perdida de una de sus piernas. El apoyo de la familia se presentó en diferentes formas, la más importantes y que le permitió imponerse a lo que para muchos es una catástrofe fue que, al ver la pérdida de su extremidad, le prometieron un reemplazo que sería de la icónica muñeca Barbie. Así fue como esta mujer, siendo solo una niña, convirtió ese lamentable suceso en algo realmente positivo y que la llenó de felicidad, pues ¿qué niña podría desanimarse si posee la extremidad de la muñeca que puede hacerlo todo?
Ella vive con su madre, a quien ha tenido que cuidar hasta del contacto con ella misma debido a su nivel de cercanía con pacientes covid, y también con sus dos gatos y un perro. Justamente ese amor por los animales ha hecho que entre sus planes a futuro esté fundar un refugio de mascotas.
Hoy ejerce la medicina en Ciudad Bolívar, Bogotá, desde una sala de urgencias en la Unidad de Servicios de Salud Jerusalén, un centro de atención ubicado en la zona alta de la localidad, trabajar incansablemente por la comunidad: “Es una zona compleja y hemos vivido noches en las que brota la violencia y toca correr de un lado a otro para atender a todos los pacientes”, cuenta esta médica que lleva años sirviendo en la capital.
Su amor por el deporte también la convirtieron desde hace 18 años en una atleta paralímpica y ha tenido la oportunidad de representar Colombia en natación. Paola lució la bandera tricolor en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro. Posteriormente, en los Juegos Deportivos Paranacionales de Colombia en 2019, se llevó una medalla de oro y dos de plata. Además, tiene el orgullo de ostentar los récords nacionales en 50 metros libres, 100 metros libres y 400 metros libres en esta disciplina de alta competencia.
Sin embargo, la llegada de la pandemia tuvo un costo adicional para ella, pues se vio en la obligación de suspender sus entrenamientos como nadadora profesional y se dedicó únicamente a su otra pasión, la medicina y la sala de urgencias.
“Han sido días difíciles atendiendo a la gente, siguiendo todos los protocolos de cuidado para proteger a mis pacientes y a mi familia”, aseguró Paola, quien no muestra temor alguno por los riesgos que corre día a día en el centro médico. La presión sobre el gremio ha sido inimaginable, ya que su obligación es salvar el mayor número de vidas posibles, pero también mantenerse sanos, no solo por su vida y el papel que desempeñan en este momento para la sociedad, sino también por proteger a su familia.
El 25 de febrero Paola recibió una de las vacunas contra el COVID-19 destinadas al personal de salud en la primera línea de la Subred Sur, un acontecimiento que no solo le dio un parte de tranquilidad, sino que se convirtió en la afirmación de su compromiso. “Recibir la vacuna es un acto de responsabilidad no solo conmigo, sino con mis familiares y pacientes”, expresó.
“De mi trabajo lo que más me gusta es escuchar a las personas, tener la posibilidad de mejorar la calidad de vida de alguien, eso es bastante gratificante”, concluyó la doctora Mosquera. Por ahora continúa con su labor de ayudar a los demás por medio de la atención médica, mientras espera la hora de volver a las piscinas, la competencia y el honor patriótico de dejar el nombre de Colombia en lo más alto del podio.
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