Una lamentable situación atraviesan las familias más humildes y vulnerables de Ciudad Bolívar que dependen de la informalidad y que por cuenta de la emergencia sanitaria y económica que ha dejado la COVID-19 en Colombia, hoy piden ayuda con urgencia al Distrito para no desfallecer ni pasar hambre.
Los trapos rojos exhibidos desde las ventanas de las casas en los barrios de la localidad de Ciudad Bolívar de Bogotá son muestra de que, el segundo pico de la pandemia en la capital colombiana ha dejado a miles de ciudadanos sin lo esencial para sobrevivir el día a día.
Y es que con el regreso de las cuarentenas estrictas sectorizadas por grupos de localidades, quienes ganan dinero como comerciantes informalmente o dependen de labores de la calle para su sustento diario, han padecido una gran descompensación económica y afirman que no les ha quedado otra opción más que dejar los elementos rojos colgados, que simbolizan que en el lugar donde habitan necesita ayuda monetaria o alimenticia.
Según informó el noticiero NotiCentro1CM& este miércoles 13 de enero, por lo menos 80 familias de la localidad ubicada al sur de la ciudad, claman por ayuda para enfrentar la cuarentena estricta que comenzará el 18 de enero.
Más de 350 personas han solicitado ayudas alimenticias previo al cierre parcial para contener los contagiosa de l-19 en la capital. El símbolo se ha hecho público en barrios como El Paraíso, una invasión donde hace más de seis años una familia convive y subsiste de la informalidad, donde trabajo estable no hay y no cuentan con comida ni con dinero para pagar el arriendo diario o mensual.
Así relató el drama que padecen los habitantes de El Paraíso, John Jairo Barbosa, ciudadano de 37 años que en precarias circunstancias y reside en la localidad:
No tenemos alimentos, no tenemos para pagar arriendo. Necesitamos más que todo alimentos para los muchachos, porque uno si puede comer la harina sola, come. Pero con los muchachos encima, la barriga legalmente no da espera. Entonces toca vender caramelos, toca rebuscársela por ahí.
Además, dijo que a veces deben aguantarse las ganas de comer para que el hambre no se apodere de los más chicos:
Me toca así a veces: si uno come en la mañana, no comemos al mediodía. Si comemos al mediodía, no comemos en la tarde, y así sucesivamente... Y hay que rendir la comida.
Desde una olla casera con harina donde se alimentan más de 30 personas, las familias en mejores condiciones del barrio comparten un plato de comida a los ciudadanos para que tengan energías y algo con qué poder soportar las arduas jornadas de caminatas o recorridos para revender dulces o vivir de las donaciones de la gente.
En una localidad invadida por la delincuencia y la pobreza, la comunidad solicita ayuda urgente al Distrito para que no los desamparen en medio de la crisis, teniendo en cuenta además los desalojos de los que fueron víctimas los habitantes de Ciudad Bolívar en mayo de 2020, donde algunos tuvieron que ser reubicados por riesgo a experimentar una tragedia por algún deslizamiento de tierra de las viviendas ubicadas en terrenos riesgosos.
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