Hace una semana, Alberto Concha, médico del Hospital Geriátrico y Ancianato San Miguel, en Cali, dio a conocer que él y un grupo de personal médico de la institución probó un tratamiento con ivermectina en 254 adultos mayores del hospital, para prevenir y tratar el covid-19, un experimento que, en entrevista con W Radio, el profesional calificó como ‘un éxito rotundo’.
“Cuando llegó el brote al ancianato se hicieron pruebas y 59 dieron positivo, decidimos hacer tres estrategias, la primera, la detención rápida de los casos, segundo el seguimiento terapéutico con Ivermectina y Nitazoxanida, antivirales que son también antiparasitarios y le añadimos una dosis muy pequeña de Aspirina para evitar la formación de coágulos de sangre.”, explicó el médico a la emisora.
Los 195 pacientes restantes, que no dieron positivo a la prueba de covid-19, igualmente recibieron el tratamiento, como forma de ‘prevenir el contagio’.
De acuerdo con Concha, los resultados fueron exitosos, pues ninguno de los pacientes que recibió el tratamiento, cuyo rango de edad era entre los 55 y 102 años, falleció o debió ser trasladado a cuidados intensivos.
Aunque el tratamiento fue calificado por el doctor como ‘exitoso’, la Organización Mundial de la Salud ha manifestado, en varias ocasiones, que no existe ninguna medicina que prevenga o trate los síntomas causados por el covid-19; por esta razón, el tratamiento genera dudas.
En un reciente artículo, el periódico El Espectador recogió algunos argumentos que harían dudar sobre la verdadera eficacia de este tratamiento experimental. Aquí les contamos cuáles son.
1. El tratamiento no garantiza la efectividad ni la seguridad del medicamento
La regla de oro de todo medicamento es que antes de ser comercializado debe pasar una serie de pruebas clínicas que permitan comprobar a través de un grupo de control la eficacia y seguridad del mismo.
El médico farmacólogo y médico de la Universidad del Rosario, Carlos Calderón, en entrevista con El Espectador, explicó que la importancia de tener un grupo de control (en donde unos reciben el tratamiento y otros solo un placebo), es que se puede conocer de forma certera si la terapia es o no eficaz, por lo que señala que la información que entregó Concha en la entrevista con la W es insuficiente y “podría tratarse de un estudio de ‘serie de casos’, cuyo nivel de evidencia es muy baja”.
“La muestra de pacientes es muy pequeña, además, si tuvieron solo 59 casos leves y no reportaron ni hospitalizaciones ni muertes, hay un problema: están atribuyendo un desenlace a una intervención farmacológica sin un grupo control, cuando, por la historia natural de la enfermedad, la mayoría de pacientes infectados no presenta complicaciones y se resuelve por sí misma”, enfatizó al medio Calderón.
2. No hay registros, ni autorizaciones oficiales que avalen el tratamiento
Todo estudio con el que se quiera probar la efectividad de un medicamento debe ser autorizado por un comité de ética, y por ejemplo, en nuestro país debe ser avalado por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), y de acuerdo con El Espectador, el proceso y resultados de estos tratamientos se publican en la página de Clinical Trials, una plataforma donde se pueden ver investigaciones que se realizan alrededor del mundo; sin embargo, en ninguna de las dos páginas aparece registrado el estudio del Dr. Concha.
“Es imposible, entonces, saber con precisión quién lo autorizó y si recibió el respectivo permiso de cada uno de los pacientes. Si no lo obtuvo, incumpliría las normas para investigar en salud que quedaron establecidas en la resolución 8430 de 1993.”, explicó el medio.
3. Comparar Cali con Antioquia
A inicios de julio, el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, informó a la comunidad que la Alcaldía comenzaría a distribuir Ivermectina a pacientes que recién hubieran adquirido la enfermedad, con el fin de reducir sus síntomas y evitar que su situación médica se agravara. Desde entonces, el medicamento se volvió popular en la ciudad.
En entrevista con la W Radio, una periodista le preguntó al Dr. Concha sí consideraba que el uso de la ivermectina en Cali contribuyó a que la capital vallecaucana no estuviera viviendo la misma situación de Antioquia, a lo que él contestó que podía asegurarlo con certeza.
La epidemióloga Silvana Zapata le explicó al Espectador que el número de fallecidos no era un indicador certero sobre la eficacia de un medicamento, ya que podía variar, por ejemplo, con solo diagnosticar los casos más graves y en los que se presentaran pocos síntomas.
"Para medir con exactitud la ‘letalidad final de infección’ hay que tener un conocimiento completo del número de infecciones y de muertes causadas por la enfermedad. Éste será mucho menor que la ‘tasa de letalidad aparente’ ", señaló Zapata.
4. La ivermectina no trata el coronavirus
El proyecto DIME, una organización conformada por organizaciones de ocho países de América Latina, el cual se ha encargado de analizar el proceso de los diversos estudios clínicos que se están llevando a cabo, estableció que no se ha comprado hasta el día de hoy que la ivermectina se eficaz en el tratamiento del coronavirus.
“No hay pruebas de la posible eficacia de la ivermectina para la profilaxis o el tratamiento de COVID-19. Hay ensayos clínicos en marcha que podrán aportar información y, por lo tanto, no se debería usar ivermectina para la COVID-19 por fuera de un ensayo clínico”, enfatizó la organización.