Los ecosistemas de agua dulce, a pesar de cubrir menos del 1% de la superficie terrestre, son el hogar de más del 10% de las especies conocidas en el planeta. Ríos, lagos, humedales y turberas albergan una biodiversidad esencial para el equilibrio ecológico y el sustento humano. Sin embargo, un nuevo análisis global publicado en la revista Nature revela que el 24% de las especies de agua dulce está en peligro de extinción, lo que ilustra la creciente fragilidad de estos entornos frente a actividades humanas y fenómenos ambientales adversos.
La investigación, realizada por un equipo internacional de más de mil expertos, evaluó el estado de 23.496 especies de agua dulce, incluidos peces, crustáceos y odonatos (libélulas y caballitos del diablo). De este total, el 24% de las especies se clasificó en categorías de alto riesgo (vulnerables, en peligro o en peligro crítico). Según Catherine Sayer, autora principal del estudio y conservacionista de la la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN): “Las amenazas más frecuentes incluyen la contaminación, las represas y la extracción de agua, la agricultura y las especies invasoras”.
Los crustáceos, como cangrejos y camarones, son los más afectados, con un 30% en riesgo, seguidos por los peces (26%) y las libélulas y caballitos del diablo (16%). Estos porcentajes reflejan un deterioro sostenido en la calidad de los ecosistemas de agua dulce, agravado por la falta de monitoreo constante y suficiente inversión científica.
Principales amenazas a los ecosistemas de agua dulce
El deterioro de los hábitats es la causa principal detrás del riesgo de extinción en especies de agua dulce. Entre las amenazas identificadas, se destacan:
- Contaminación: los desechos agrícolas, industriales y urbanos afectan gravemente la calidad del agua. Además, derrames accidentales de sustancias tóxicas, como petróleo o ácidos, pueden devastar poblaciones enteras de especies que no tienen alternativas de hábitat.
- Construcción de represas: estas estructuras interrumpen los flujos naturales de ríos, alterando rutas migratorias y patrones ecológicos cruciales. Según le dijo a Associated Press, el ecólogo Stuart Pimm, de la Universidad de Duke: “Casi todos los grandes ríos de América del Norte y Europa están modificados masivamente por represas”.
- Extracción de agua y agricultura: la creciente demanda humana de agua, junto con la expansión agrícola, está secando humedales y reduciendo drásticamente la extensión de áreas como turberas, pantanos y marismas.
- Especies invasoras: introducciones artificiales, como la perca del Nilo en el lago Victoria, han eliminado o desplazado especies nativas.
- Cambio climático: este fenómeno intensifica problemas preexistentes, alterando temperaturas, patrones de lluvia y ciclos hídricos.
Importancia de los ecosistemas de agua dulce
Estos ecosistemas son cruciales desde el punto de vista ecológico, económico y cultural. Ian Harrison, conservacionista de la Northern Arizona University y coautor del estudio, resalta que los ecosistemas de agua dulce “proporcionan servicios ecosistémicos claves como el secuestro de carbono, la provisión de alimentos, medicinas y valores culturales”.
Se estima que estos entornos aportan anualmente 50 billones de dólares en procesos naturales que benefician a las comunidades humanas, incluyendo la pesca, el abastecimiento de agua potable y la protección contra inundaciones. Además, los ecosistemas de agua dulce albergan una notable proporción de especies endémicas, cuya desaparición tendría un impacto irreparable en la biodiversidad global.
El estudio identificó cuatro regiones con el mayor número de especies de agua dulce amenazadas: el lago Victoria en África, el lago Titicaca en Sudamérica, y áreas del oeste de India y Sri Lanka.
El lago Victoria, bordeado por Kenia, Tanzania y Uganda, enfrenta serias amenazas por contaminación, sobrepesca, agricultura y la proliferación de especies invasoras como el jacinto de agua. En el lago Titicaca, situado en los Andes, entre Perú y Bolivia, la contaminación y la sobreexplotación también están causando un deterioro acelerado de su biodiversidad.
Entre las especies emblemáticas en riesgo se encuentran el chupador de nariz corta de Oregón y California, el cangrejo de río excavador de Arkansas, la libélula helicóptero del Atlántico de Brasil y el mahseer jorobado de la India. Estos animales, con adaptaciones únicas a sus hábitats específicos, no pueden sobrevivir fuera de ellos, lo que subraya la urgencia de su protección.
Propuestas y acciones urgentes
La conservación de las especies de agua dulce requiere esfuerzos coordinados e inversiones significativas. Harrison destaca que “la gestión más integrada de los recursos hídricos, incluyendo el mantenimiento de las funciones del ecosistema, es crucial para detener el declive”.
Entre las acciones sugeridas se encuentran:
- Monitoreo y actualización constante de datos: las evaluaciones de la Lista Roja de la UICN deben realizarse con mayor frecuencia para reflejar los cambios en las amenazas y adaptar estrategias de conservación.
- Restauración de hábitats: revertir el deterioro de humedales y ríos mediante prácticas sostenibles.
- Fortalecimiento de la gobernanza ambiental: integrar políticas de conservación con sectores como agricultura, desarrollo urbano y cambio climático.
- Educación y concienciación: involucrar a comunidades locales y gobiernos en la protección de sus recursos naturales.
Sin una acción inmediata, el declive de las especies que los habitan continuará, llevando a la pérdida irreversible de su riqueza natural y los beneficios que aportan. Este estudio proporciona una base de información sólida para guiar las medidas necesarias y hacer un seguimiento del progreso hacia un futuro más sostenible.