El yartsa gunbu, conocido como “oro del Himalaya” debido a su alto valor económico, ha transformado las condiciones de vida de las comunidades de las regiones montañosas de Nepal. Sin embargo, la sobreexplotación y el cambio climático amenazan su sostenibilidad.
¿Qué es el yartsa gunbu?
El Ophiocordyceps sinensis, más conocido como yartsa gunbu, es un hongo que resulta de la interacción entre esporas de hongos y larvas de polilla que viven bajo el suelo alpino. El proceso comienza cuando las esporas infectan a la larva y la llevan a emerger cerca de la superficie, donde el hongo germina en forma de un pequeño tallo marrón que sobresale unos centímetros del suelo. Este fenómeno ha sido altamente valorado en la medicina tradicional china y tibetana durante siglos, especialmente por sus supuestas propiedades para tratar enfermedades como el cáncer, la obesidad y la impotencia.
A pesar de su relevancia histórica, la ciencia moderna no ha podido identificar beneficios medicinales concluyentes. Sin embargo, la demanda global aumentó en gran medida después de que un entrenador chino atribuyera el éxito de sus atletas en el Campeonato Mundial de Atletismo de 1993 al consumo de suplementos de yartsa gunbu. Desde entonces, su precio ha alcanzado niveles exorbitantes, llegando a los USD 140.000 por kilogramo en 2017, lo que lo convierte en un recurso aún más valioso que el oro.
Una fuente vital de ingresos para las comunidades montañosas
El yartsa gunbu crece exclusivamente en praderas alpinas a más de 3.200 metros sobre el nivel del mar, lo que lo convierte en una fuente de ingresos crucial para las comunidades de Nepal, Bután, la meseta tibetana e India. En Dolpa, al noroeste de Nepal, la colecta de este hongo representa entre el 50% y el 70% de los ingresos familiares, según estudios recientes. En hogares más pobres, esta cifra asciende al 72%.
Antes de que el comercio del yartsa gunbu transformara la economía local, los habitantes de Dolpa dependían de una combinación de agricultura, pastoreo y comercio transfronterizo. “Cada verano viajábamos al Tíbet para intercambiar trigo, mijo y arroz por sal y mantequilla”, recordó Dorje Tshering Gurung, coordinador de empleo del gobierno local en Dolpa a The Diplomat. Sin embargo, el descubrimiento de la demanda china por este hongo cambió radicalmente esta dinámica: “Después de yartsa, ya no necesitábamos transportar granos. Íbamos al Tíbet con pequeños sacos de yartsa y volvíamos con yaks cargados con todo lo necesario”.
La legalización del comercio de yartsa gunbu en 2001 permitió que los ingresos fluyeran directamente hacia estas comunidades marginadas, en lugar de ser monopolizados por el estado. Esto ha mejorado notablemente el acceso a educación, vestimenta y alimentos, especialmente en regiones donde los servicios gubernamentales son insuficientes.
Amenazas a la sostenibilidad del yartsa gunbu
1. Sobreexplotación
El yartsa gunbu enfrenta una presión extrema debido a la recolección masiva. Según investigaciones, el 94% de los hongos son recolectados antes de alcanzar la madurez necesaria para producir esporas, lo que compromete gravemente su capacidad de regeneración. Esto, sumado al hecho de que cada espécimen visible es recolectado, deja muy pocos hongos para reproducirse de forma natural.
La intensidad de la cosecha también causa daños al ecosistema, ya que los recolectores excavan los pastizales con herramientas especializadas para extraer el hongo. Estos impactos generan preocupación sobre el futuro del recurso y la sostenibilidad de los ingresos para las comunidades que dependen de él.
2. Cambio climático
El cambio climático es otro factor crítico que afecta la producción del yartsa gunbu. Los recolectores locales han observado que el volumen y la temporalidad de las nevadas son determinantes para la cosecha. Según explicó a The Diplomat Lhakpa Dhondrup Lama, representante gubernamental de Dolpa, “cuando las nevadas llegan más temprano, los rendimientos de yartsa son mejores”. Sin embargo, en las últimas décadas, las nevadas se han vuelto menos frecuentes y más tardías, coincidiendo con un aumento en las temperaturas invernales.
Datos científicos respaldan estas observaciones. Entre 1979 y 2013, las temperaturas invernales han aumentado en los hábitats del yartsa gunbu, lo que ha llevado a una disminución generalizada de las cosechas. Modelos climáticos proyectan que el calentamiento global continuará reduciendo su hábitat adecuado en las próximas décadas.
3. Falta de regulación centralizada
Aunque regiones como Dolpa tienen reglas locales para regular la cosecha, como permisos y limitaciones de acceso, estas medidas no son suficientes para garantizar la sostenibilidad del recurso. Las vastas y remotas áreas alpinas dificultan la implementación de políticas más estrictas, como la rotación de zonas de recolección o períodos de descanso.
Estrategias para la conservación del yartsa gunbu
Expertos en conservación destacan la necesidad de fortalecer las instituciones locales para manejar de manera sostenible este recurso. Según Uttam Babu Shrestha, director del Instituto Global de Estudios Interdisciplinarios, las municipalidades necesitan acceso a datos científicos y recursos técnicos para desarrollar reglas claras y efectivas. En algunas regiones, como el Valle Nubri, se han implementado políticas que restringen la recolección a periodos específicos y prohíben el acceso de forasteros. Sin embargo, la efectividad de estas medidas aún no ha sido evaluada científicamente.
A nivel internacional, los esfuerzos para cultivar el yartsa gunbu en laboratorios han fracasado debido a la complejidad de su ciclo biológico. Esto refuerza la necesidad de enfoques sostenibles que permitan la regeneración natural del recurso, preservando tanto los ecosistemas como las economías locales.