El desastre nuclear de Chernobyl en 1986 dejó una marca imborrable en la población humana que fue evacuada, tanto como en el ecosistema que rodea la central nuclear. Sin embargo, a pesar de la devastación inmediata en la biodiversidad, algunos animales, como los perros asilvestrados, han logrado sobrevivir e incluso prosperar en la zona de exclusión. Este fenómeno ha atraído la atención de científicos de todo el mundo, quienes han comenzado a estudiar las adaptaciones genéticas de estos animales en un entorno extremadamente hostil.
Recientemente, un equipo de investigadores de la Universidad de Carolina del Sur y el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano ha publicado un estudio en la revista Science Advances, en el que se analiza el ADN de 302 perros que habitan la zona de exclusión de Chernobyl. El objetivo de este estudio era entender cómo la radiación y las condiciones extremas del entorno han influido en la evolución de estas poblaciones caninas.
Los perros fueron recogidos en diversas ubicaciones cercanas a la planta, dentro de la zona de exclusión (un área de 30 km alrededor del reactor) y en la ciudad de Chernobyl, que se encuentra a unos 15 km de la central nuclear. Otros perros fueron encontrados en zonas más alejadas, como Slavutych, a 45 km del sitio.
Los perros que habitan la zona de Chernobyl sobreviven en condiciones extremas de radiación, temperaturas frías y una escasez de recursos alimenticios. La zona de exclusión, el área afectada por la radiación que rodea la planta nuclear, sigue siendo inhabitable para los seres humanos, pero ha sido ocupada por estos perros, descendientes de mascotas que fueron abandonadas durante la evacuación tras el desastre de 1986.
Los investigadores compararon el ADN de estos perros con el de más de 200 perros de Ucrania y de países cercanos, y, hallaron que los perros que viven más cerca de la planta nuclear presentan diferencias genéticas significativas con respecto a otros perros de regiones más distantes. Esto muestra que los perros de la zona no solo son genéticamente distintos, sino que sus características pueden haber sido alteradas por las condiciones extremas de la radiación. Según el artículo de Science Advances, este hallazgo “sugiere que los perros que residen en la central de Chernobyl y en la ciudad homónima no solo son genéticamente distintos, sino que presentan una similitud genética interna más pronunciada”.
Mutaciones genéticas y adaptaciones evolutivas
Una de las conclusiones más relevantes del estudio es que los perros asilvestrados de Chernobyl presentan mutaciones genéticas que podrían haber acelerado su proceso evolutivo, permitiéndoles adaptarse mejor a un entorno altamente radiactivo. Según los investigadores, estas mutaciones podrían ser una respuesta a la exposición prolongada a la radiación.
Esto tiene un paralelo en otras especies que también han mostrado cambios genéticos en ambientes con alta radiación, como las ranas arborícolas en la misma zona, que desarrollaron un color más oscuro como mecanismo de defensa frente a los efectos de la radiación. De hecho, los científicos destacan que las mutaciones inducidas por la radiación son bien conocidas en diversas especies, y este estudio sugiere que los perros de Chernobyl podrían haber desarrollado alteraciones similares, que podrían haber acelerado su evolución.
Un hallazgo importante es que, a pesar de que estos perros no son de razas puras, los investigadores identificaron que la mayoría de los perros más cercanos a la planta nuclear y a la ciudad de Chernobyl tienen una similitud genética con los pastores alemanes, lo que sugiere que sus ancestros fueron perros domésticos de esa raza. Además, el estudio identificó hasta 15 grupos familiares dentro de la población de perros en la zona, lo que indica que estos animales han migrado entre la planta y la ciudad, manteniendo una estructura social y genética relativamente estable.
De manera interesante, los científicos también han planteado que los conocimientos adquiridos a partir de los perros de Chernobyl podrían ser útiles en la investigación sobre los efectos de la radiación en el espacio. Los astronautas, que están expuestos a niveles más altos de radiación en el espacio, podrían beneficiarse de estudios sobre cómo ciertos organismos sobreviven y se adaptan a este tipo de exposición.