En un entorno laboral cada vez más dinámico y demandante, las relaciones entre compañeros y equipos de trabajo pueden ser profundamente influenciadas por el estado en el que se encuentre la mente de cada individuo. Un concepto clave para entender este fenómeno es la Red de Modo Predeterminado o Default Mode Network (DMN), una red de áreas cerebrales que se activa cuando la mente se encuentra en reposo o en actividades introspectivas.
Según el artículo de Rajkumari Neogy publicado en la revista Fast Company, el modo en el que esta red funciona puede tener repercusiones significativas en el comportamiento de los individuos dentro de sus lugares de trabajo.
La DMN, que entra en acción cuando no estás enfocado en estímulos externos, está asociada con la reflexión sobre el pasado, la planificación del futuro y la toma de perspectiva sobre otras personas. Este modo, descrito en detalle por expertos como Ralph M. Siegel y Marcus E. Raichle (Washington University School of Medicine), es esencial para la autoconciencia y la capacidad de recordar experiencias pasadas.
Cuando la DMN está activa, las personas suelen experimentar una sensación de conexión con su yo interior, accesibilidad a la memoria autobiográfica y una mayor capacidad para proyectar lo que podría suceder en el futuro. Lo que es interesante para el mundo laboral es cómo este modo predeterminado de operación cerebral influye en las relaciones interpersonales, en la toma de decisiones y, en general, en el bienestar de los trabajadores.
DMN Relajada vs. DMN Crítica: implicaciones para el trabajo
La actividad de la DMN no es uniforme, y su impacto puede variar según su estado: relajado, estresado o crítico. Según Neogy, cuando la DMN está relajada, la mente puede ser mucho más abierta y empática, permitiendo un espacio para la empatía táctica y una mejor comprensión de las emociones y necesidades ajenas.
Esto es crucial en el contexto laboral, porque permite gestionar mejor los conflictos, liderar con mayor efectividad y fomentar un ambiente de trabajo más saludable. En este estado, los individuos pueden percibir las acciones de los demás con generosidad y sin prejuicios, lo cual facilita la resolución de problemas en equipo y promueve la confianza mutua.
Por otro lado, cuando la DMN se activa en su forma estresada o crítica, las consecuencias son adversas. En este estado, la mente se centra en pensamientos negativos, críticas y preocupaciones, lo que puede dificultar la toma de decisiones racionales. Las personas pueden sentirse más ansiosas, tener dificultades para concentrarse, y lo peor: se vuelven más propensas a la autocrítica o al juicio negativo hacia los demás.
Esta activación del modo crítico puede aumentar el estrés laboral y contribuir a un ambiente de trabajo tóxico, donde las relaciones interpersonales se ven afectadas por prejuicios y desconfianza. En casos extremos, esto podría desencadenar ansiedad, depresión e incluso conflictos abiertos dentro del equipo.
El impacto de una DMN crítica en las relaciones laborales es especialmente relevante cuando se trata de líderes. Neogy explica que un líder cuyo DMN se encuentra en un estado crítico es menos capaz de brindar apoyo efectivo a su equipo.
En lugar de ver el potencial de sus colaboradores, puede caer en patrones de auto-sabotaje o proyectar su propia inseguridad en los demás. Esta situación puede manifestarse en evaluaciones de desempeño sesgadas, falta de objetividad en la resolución de problemas, y una incapacidad para brindar retroalimentación constructiva.
Romper el Ciclo de Autocrítica: Hacia una DMN Relajada
Para lograr un entorno laboral más positivo y colaborativo, es esencial que los individuos sean capaces de interrumpir el ciclo negativo de su DMN. Neogy propone un ejercicio sencillo para este propósito: observar y reconocer la voz interna negativa. Este proceso de autoconciencia es el primer paso para comenzar a gestionar la DMN. La clave, según los expertos en neurociencia, es practicar el diálogo interno resonante, una técnica que permite cambiar el tono de la voz interna crítica por uno más compasivo y positivo.
Un ejemplo práctico de este cambio sería utilizar la fórmula “Aunque me siento X, estoy agradecido por/por eso/cuando Y”. Este tipo de afirmaciones ayuda a contrarrestar los efectos negativos de la autocrítica, reduciendo niveles de cortisol (hormona del estrés) y mejorando la resiliencia emocional. Los equipos que logran adoptar este enfoque suelen experimentar una mayor cohesión, mejor manejo del estrés y un ambiente de trabajo más psicológicamente seguro.
La activación consciente de una DMN relajada tiene el potencial de transformar las relaciones laborales. Cuando los individuos son capaces de reconocer el impacto de sus estados internos en sus interacciones con los demás, pueden adoptar una postura más abierta y empática. Este proceso mejora la eficacia del equipo y contribuye a un ambiente laboral más saludable y sostenible.
En última instancia, comprender el impacto de la DMN no es solo una herramienta para el crecimiento personal, al mismo tiempo es una estrategia efectiva para fomentar un liderazgo positivo, una mejor colaboración y una cultura organizacional más fuerte. A medida que las empresas se enfrentan a desafíos cada vez más complejos, entender la neurociencia detrás de la interacción humana puede ser clave para crear entornos de trabajo más felices y productivos.