El título de la mayor migración de mamíferos del mundo lo ostentan los murciélagos frugívoros de color pajizo (Eidolon helvum), que cada año invaden el Parque Nacional Kasanka en Zambia.
Esta asombrosa congregación de millones de murciélagos, que llega a transformar el paisaje nocturno del país, se convirtió en un espectáculo único que cautiva a los observadores, pero también es un misterio para los científicos.
Cada año, estos animales surgen en una migración que abarca miles de kilómetros, desde diversos rincones de Zambia, la República Democrática del Congo y, en ocasiones, hasta Malawi y Tanzania.
Arriban al parque en el otoño boreal, generalmente en octubre, y permanecen hasta enero. En esa última época, al caer la noche, se levantan en enormes grupos y vuelan en busca de frutas que constituyen su principal alimento, según explicó a la revista científica Smithsonian Magazine.
El motivo de la migración
El fenómeno de la migración de los murciélagos frugívoros que llega a Kasanka cada año plantea un misterio que aún no se resolvió completamente. Si bien se sabe que estos mamíferos se congregan en el parque durante unos meses, la razón exacta de su migración sigue siendo un enigma.
A diferencia de otras especies migratorias, como las aves, cuyos movimientos siguen patrones claros y específicos, los Eidolon helvum parecen actuar movidos por factores menos comprensibles, sobre todo en lo que respecta a su elección de Kasanka como su destino.
Los científicos, como el experto en comportamiento de murciélagos Teague O’Mara, formularon algunas teorías sobre lo que atrae a los murciélagos a este parque en particular.
Uno de los motivos más plausibles es la abundancia de frutas tropicales que se encuentran en la región. Nísperos, bayas moradas e higos son algunas de las frutas favoritas de estos animales, y la proximidad de estos alimentos podría ser un factor clave en su decisión.
Sin embargo, O’Mara también señala que, aunque la fruta está disponible en otras regiones de Zambia en diferentes épocas del año, la migración de los murciélagos parece estar especialmente vinculada a la disponibilidad estacional de estos alimentos en la zona, según Smithsonian Magazine.
La importancia del fenómeno
El impacto ecológico de estos murciélagos en la región de Kasanka va mucho más allá de su asombroso espectáculo migratorio. Estos murciélagos juegan un papel crucial en el equilibrio ecológico del área, especialmente debido a su habilidad para dispersar semillas.
A diferencia de otros animales, que pueden no ser tan efectivos en la dispersión de ciertos tipos de semillas, los murciélagos frugívoros tienen una capacidad única para trasladar semillas a lugares remotos.
Al alimentarse de frutas, digieren las semillas y, a medida que vuelan, las depositan a lo largo de su trayecto. Esto facilita la regeneración de especies vegetales en lugares a los que ningún otro dispersor de semillas puede llegar.
“Tienen el potencial de restaurar muchas especies madereras económicamente importantes”, afirmó O’Mara en diálogo con Smithsonian Magazine. Sin ellos, muchas especies de plantas podrían ver reducidas sus oportunidades de propagarse, lo que afectaría negativamente a toda la cadena alimentaria local.
Sin embargo, a pesar de su importancia ecológica, estos animales voladores se enfrentan a una creciente amenaza. La deforestación en Zambia, que alcanzó niveles alarmantes, pone en peligro su hábitat natural. Con la tala de árboles para dar paso a nuevas tierras agrícolas y desarrollo urbano, los murciélagos pierden los refugios donde descansan y se reproducen.
Este descenso poblacional también tiene implicaciones económicas. Un grupo de murciélagos que se reúne en Kasanka puede tener un valor económico significativo. Según los expertos, una colonia de 100.000 murciélagos puede generar alrededor de 800.000 dólares al año solo por su actividad natural de dispersión de semillas, aseguró O’Mara según Smithsonian Magazine.
La amenaza de extinción de los murciélagos frugívoros de color pajizo es tan grave que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza los clasificó como una especie casi amenazada. De no tomarse medidas para proteger su hábitat y reducir la deforestación, es probable que los efectos sobre la biodiversidad y las economías locales sean aún más significativos.