Un incidente inusual en la Estación Espacial Internacional (EEI) obligó a los cosmonautas rusos a tomar medidas preventivas el fin de semana pasado, después de que detectaran un extraño olor proveniente de la nave espacial Progress 90. El carguero no tripulado, que había llegado a la estación para entregar suministros, provocó una rápida reacción por parte de la tripulación, quienes decidieron cerrar temporalmente el módulo Poisk, uno de los compartimentos de la EEI que conecta la sección rusa de la estación con el resto del complejo orbital.
Según la información proporcionada por la NASA, el olor fue acompañado de pequeñas gotas, lo que llevó a los cosmonautas a activar protocolos de seguridad. Aunque la situación fue monitoreada de cerca por los controladores de vuelo en la Tierra, no se reportaron riesgos inmediatos para la tripulación. El fenómeno, que fue descrito como una forma de “outgassing” (liberación de gases por materiales dentro de la nave), no estuvo relacionado con una fuga de combustible ni de otros materiales tóxicos dentro de la nave.
El Progress 90 es una de las naves que regularmente transporta suministros a la EEI, incluidos alimentos, combustible y experimentos científicos. La nave había llegado a la estación el 21 de noviembre de 2024 después de ser lanzada desde el Cosmódromo de Baikonur en Kazajistán. El Progress 90 es alimentado por dimetilhidrazina no simétrica, un combustible altamente tóxico, y un oxidante llamado tetróxido de nitrógeno. Sin embargo, la NASA aclaró que el origen del olor no tiene relación con una fuga de estos elementos.
En lugar de una fuga de combustible, se trató de una liberación de gases provenientes de los materiales que componen la nave y que reaccionan al ambiente extremo del espacio. El outgassing es un fenómeno común en el espacio, donde las condiciones de baja presión y temperaturas extremas (que pueden variar entre 121°C y -158°C) provocan la liberación de gases de ciertos materiales. Este proceso ocurre cuando objetos creados en la Tierra dejan la atmósfera y entran en el entorno hostil del espacio exterior.
Tras detectar el olor extraño y las gotas, los cosmonautas procedieron a cerrar la escotilla del módulo Poisk para evitar la propagación de cualquier posible contaminante hacia el resto de la estación. Los astronautas no estaban en peligro inmediato, pero como medida preventiva, usaron equipo de protección adicional durante el manejo de la nave. Según las autoridades de NASA, los sistemas de monitoreo de calidad del aire dentro de la EEI, como los scrubbers de aire y sensores de contaminantes, no mostraron ninguna alteración significativa en los niveles de oxígeno ni en la presencia de compuestos peligrosos. La calidad del aire dentro de la estación se mantuvo en niveles normales durante todo el incidente.
“Los sistemas de monitoreo de la estación confirmaron que la atmósfera estaba dentro de los parámetros normales”, afirmó Kelly O. Humphries, jefa de prensa del Centro Espacial Johnson de la NASA, en un comunicado emitido el lunes tras el incidente. “No hay preocupaciones para la tripulación”, añadió.
El incidente con el Progress 90 es una ocurrencia aislada, pero resalta algunas de las dificultades que enfrenta la Estación Espacial Internacional. El Poisk es uno de los módulos rusos que conecta la sección rusa con la parte controlada por Estados Unidos de la estación, y este tipo de eventos son monitoreados de cerca para asegurar la seguridad de los astronautas de todas las naciones que colaboran en el proyecto.
Este incidente también ocurre en un contexto más amplio de problemas técnicos recurrentes en la EEI. Durante los últimos años, varios módulos rusos han presentado problemas de fugas de aire y otros fallos técnicos. En particular, el módulo Zvezda, que es parte de la estación rusa, ha tenido que permanecer parcialmente cerrado debido a una fuga de aire lenta que ha persistido durante más de cinco años. Aunque esta fuga no representa un peligro inmediato para la tripulación, sigue siendo un tema de discusión entre NASA y Roscosmos.
Además, el Progress 90 no es el único carguero ruso que ha enfrentado problemas. En 2022, un Soyuz de Roscosmos sufrió una fuga importante de refrigerante que obligó a la agencia espacial rusa a enviar una nave de reemplazo para traer de vuelta a los astronautas que estaban a bordo. Asimismo, en febrero de 2023, otro carguero Progress experimentó una fuga de refrigerante similar. Aunque no existe una conexión directa entre estos incidentes y el problema actual con el Progress 90, el historial de fallos ha suscitado inquietudes sobre la fiabilidad a largo plazo de las naves rusas.
A pesar del contratiempo, las operaciones en la EEI no se vieron gravemente afectadas. Los astronautas pudieron reabrir la escotilla de la Progress 90 después de que el olor se disipara y continuaron con la descarga de los suministros necesarios para la estación. Según la información proporcionada por NASA, el proceso de transferencia de carga está avanzando según lo planeado y se espera que la nave Progress 90 permanezca acoplada a la EEI durante varios meses, hasta que sea desechada en 2025.
La EEI, que ha sido hogar de tripulaciones internacionales desde el año 2000, sigue siendo una plataforma clave para la investigación científica en el espacio, y se espera que continúe operando al menos hasta 2030, gracias a la cooperación entre agencias espaciales de todo el mundo, incluyendo NASA, Roscosmos, ESA, CSA y JAXA.
Sin embargo, la incertidumbre sobre la participación de Roscosmos en la EEI después de 2028 sigue siendo un tema de debate, y según un informe reciente de la Oficina del Inspector General de la NASA, es probable que no se obtengan respuestas definitivas hasta 2025.
El incidente con el Progress 90 subraya las complejidades y los riesgos inherentes a las operaciones en el espacio, especialmente en una estación tan crucial y compleja como la EEI. Aunque no hubo amenazas para la seguridad de la tripulación, el evento pone de relieve los desafíos técnicos que deben gestionarse para mantener operativa esta estructura única de colaboración internacional.