En los rincones más profundos de las selvas del Congo, una escena intrigante emerge: un grupo de chimpancés utiliza palos cuidadosamente modificados para extraer termitas de sus nidos subterráneos. Este comportamiento, observado por generaciones de investigadores, ha abierto una ventana al mundo cultural de estos simios, sugiriendo que poseen una capacidad sorprendente para transmitir conocimientos de manera social y acumulativa, una característica que se creía exclusiva de los humanos.
Recientes estudios han puesto de manifiesto que las comunidades de chimpancés muestran variaciones culturales regionales que no solo dependen de su entorno, sino también de la transmisión de conocimientos entre individuos. Al igual que los humanos, estos primates parecen perfeccionar técnicas y compartirlas dentro de sus comunidades, creando lo que los científicos denominan una “cultura acumulativa”. Según afirmó a Science Andrew Whiten, experto en evolución cultural de la Universidad de St. Andrews, “es difícil imaginar que estas técnicas complejas hayan surgido de la nada”.
Estas observaciones forman parte de un creciente campo de estudio que busca identificar las raíces de la cultura humana en nuestros parientes evolutivos más cercanos. A medida que se profundiza en las investigaciones, las similitudes entre los comportamientos de los chimpancés y los humanos sugieren un puente evolutivo en cómo se transmiten conocimientos a través de generaciones.
En un reciente artículo publicado en la revista Science, un equipo liderado por Whiten examinó cómo los chimpancés en diferentes regiones de África central y oriental utilizan herramientas para acceder a alimentos. Las poblaciones de simios en estas zonas muestran variaciones notables en la complejidad de las herramientas que utilizan, desde simples palos hasta secuencias de técnicas avanzadas que incluyen el uso de “cebos” vegetales.
Los investigadores descubrieron que estas habilidades no son adquiridas al azar. Más bien, parecen ser el resultado de aprendizaje social y transmisión cultural entre grupos de chimpancés que comparten territorios o interactúan ocasionalmente. “La modestamente acumulativa cultura de los chimpancés depende de la migración entre poblaciones locales”, explicó Peter Richerson, coautor del estudio y especialista en evolución cultural en la Universidad de California, Davis.
Un hallazgo clave del estudio es la relación entre el uso de herramientas y los vínculos genéticos entre las poblaciones. Grupos más estrechamente relacionados genéticamente muestran una mayor probabilidad de compartir técnicas avanzadas. Esto refuerza la idea de que el intercambio de habilidades ocurre en redes sociales y genéticas interconectadas, un fenómeno que los humanos perfeccionaron con el tiempo.
¿Innovación individual o transmisión cultural?
Sin embargo, no todos los expertos están de acuerdo en que estas conductas representan cultura acumulativa en el sentido humano. Claudio Tennie, investigador de la Universidad de Tübingen, argumenta que algunas de las habilidades observadas podrían desarrollarse de forma independiente sin aprendizaje social. En un estudio paralelo, Tennie y su equipo demostraron que orangutanes en cautiverio, sin exposición previa, fueron capaces de aprender a romper nueces utilizando herramientas de manera espontánea, sin necesidad de imitar a otros.
A pesar de esto, muchos otros investigadores, sostienen que ciertos comportamientos de los chimpancés, como el uso de herramientas en secuencia para capturar termitas o el uso de piedras como martillos para romper nueces, son más complejos de lo que se podría esperar de un aprendizaje individual. “Las herramientas complejas, como las pajillas utilizadas por los chimpancés para beber jugos en nuestros experimentos, solo se logran y difunden mediante la transmisión cultural”, afirmó Whiten.
Otro factor importante que subraya el estudio es el papel de las hembras adultas como portadoras culturales. Estas, al migrar a nuevos grupos para reproducirse, podrían estar llevando consigo conocimientos y técnicas adquiridas en sus comunidades de origen. Esto no solo fomenta la diversidad cultural, sino que también conecta a poblaciones geográficamente distantes.
Esta dinámica se asemeja a las rutas comerciales humanas, donde las ideas y los bienes se intercambian a medida que las personas viajan. Aunque los chimpancés no tienen mercados ni caravanas, las migraciones de hembras podrían actuar como un mecanismo primitivo de intercambio cultural.
Los hallazgos recientes no solo desafían la idea de que los humanos son los únicos poseedores de una cultura acumulativa, sino que también invitan a reflexionar sobre las propias raíces evolutivas. La capacidad de los chimpancés para aprender, innovar y transmitir conocimientos es un recordatorio de que hay una historia común y de que la cultura, en sus formas más simples, podría haber surgido mucho antes de lo que se pensaba.
El futuro de estas investigaciones promete revelar más conexiones entre humanos y simios, ampliando la comprensión de cómo surgieron las primeras sociedades culturales. Como señaló Richerson, estudiar a los chimpancés “no solo nos enseña sobre ellos, sino que brinda pistas fundamentales sobre nosotros mismos”.