En el corazón del sistema solar, Júpiter se alza como el mayor y uno de los planetas más intrigantes debido a sus gigantescas tormentas y complejas atmósferas, características que la nave Juno de la NASA documentó y almacenó desde su llegada al área en 2016. Durante su último acercamiento (el número 66) realizado el 23 de octubre de 2023, Juno obtuvo imágenes de gran detalle que demuestran las particulares dinámicas de las tormentas del planeta, que abarcan patrones de nubes turbulentas y vórtices con diversos tamaños o colores. Estas fotografías difundidas recientemente son llamativas no solo por la precisión, sino que también se destaca la colaboración de científicos ciudadanos que con sus técnicas de procesamiento, lograron resaltar matices desconocidos y asombrosos del “Gigante gaseoso”.
Las imágenes capturadas por la sonda satelital en su última expedición sorprendió a la comunidad científica y al público en general, debido al procesamiento de datos en bruto. Algunos colaboradores aficionados por el tema junto con científicos urbanos, emplearon filtros de color y técnicas de realce para enfatizar sobre variaciones de color en la atmósfera de Júpiter, permitiendo observar en detalle los acontecimientos atmosféricos que usualmente quedarían ocultos. Según el portal Space, las imágenes visibles exponen las tormentas caóticas de Júpiter con un contraste acentuado al resaltar las coloridas bandas de nubes y los vertiginosos fenómenos naturales presentes en la atmósfera.
Estos procesos de edición en imágenes, aumentan los contrastes entre objetos y potencian los detalles cromáticos, permite que los detalles de la atmósfera de Júpiter como franjas turbulentas y formaciones en espiral, se hagan mucho más perceptibles y llamativas. Los vórtices revelan secretos de la dinámica atmosférica del planeta, proporcionando datos visuales esenciales para comprender los modelos meteorológicos.
Exploración en la Luna Amaltea
Entre los elementos visuales obtenidos por la NASA en Júpiter, la aeronave Juno también fotografió a Amaltea, una de las lunas internas del planeta y reconocida por su inusual formato irregular que le valió el apodo de “luna papa”. Con un radio de tan solo 84 kilómetros, esta luna es ampliamente inferior que el satélite de la Tierra, y su proximidad a Júpiter la sitúa dentro de sus intensos cinturones de radiación. La combinación entre cercanía y su reducido tamaño, le confiere un sello distintivo, reflejando una superficie erosionada por cráteres y cubierta de un polvo rojizo como posible resultado de la exposición constante a partículas cósmicas.
Para visibilizar esta diminuta luna contra el fondo oscuro del espacio, el científico ciudadano Gerald Eichstädt aplicó un ajuste de balance de blancos a la imagen original. La técnica reguló las tonalidades del color para obtener una representación visual más clara y precisa, logrando además que Amaltea se destacara y presentara con mayor claridad sus propiedades superficiales. La imagen de alta definición aportó una visión sin precedentes del lejano cuerpo celeste.
Proyecto “Jovian Vortex Hunter” y los científicos ciudadanos
Además del acopio de imágenes de la atmósfera jupiterina y sus lunas, la misión Juno también fomentó el estudio de las tormentas jovianas mediante la colaboración del público. El Proyecto Jovian Vortex Hunter involucró a unos 5.000 voluntarios en la clasificación de vórtices, la cooperación fue clave para profundizar sobre la comprensión de fenómenos etéreos de Júpiter. Los voluntarios examinaron y etiquetaron tormentas, destacando la diversidad de colores y formas primordiales en la formulación de nuevas hipótesis sobre comportamientos y evolución.
Uno de los hallazgos más sorprendentes y divulgado por la Sociedad Astronómica Americana el 4 de noviembre de 2024, es la correlación observada entre el color y el tamaño de los vórtices. Se ha descubierto que las tormentas blancas o marrones tienden a ser más grandes y aparecen principalmente en los polos o latitudes moderadas, mientras que los vórtices rojos surgen en bandas de latitud específicas. Tal como explicó un especialista en el proyecto, “estas diferencias en el color de los vórtices podrían estar vinculadas a la química atmosférica de Júpiter y su ubicación en el planeta”, aportando claves sobre la compleja interacción entre la composición química y la meteorología de la atmósfera joviana.