En una tranquila calle de Yorkshire, un evento inusual alteró la rutina: el pequeño tángara escarlata, una especie nativa de América, apareció inesperadamente, despertando el asombro de toda la comunidad ornitológica del Reino Unido. Con plumas amarillas y negras, esta ave solitaria llegó de forma imprevista al tendedero de una casa local, trayendo consigo un eco lejano de los bosques americanos.
Al enterarse de la noticia, cientos de observadores de aves se movilizaron, muchos de ellos viajando largas distancias, en una peregrinación impulsada por el deseo de observar de cerca a este visitante poco común. El avistamiento del tángara escarlata es una rareza en términos de especies avistadas en suelo británico. Esta especie migratoria realiza trayectos anuales desde el este de Estados Unidos hasta el sur de Ecuador, siguiendo un patrón migratorio norte-sur.
Se cree que el paso de un huracán sobre América del Norte fue el factor que desvió al tángara escarlata hacia Gran Bretaña. Los expertos sugieren que las ráfagas de viento podrían haber desviado al ave de su curso habitual, llevándola a cruzar el Atlántico.
Este fenómeno de desplazamiento forzado ha ocurrido con otras especies, aunque es extremadamente raro en el caso del tángara. “Cuando estás volando y solo pesas un par de gramos, es fácil que los vientos huracanados te desvíen del rumbo”, comentó el observador de aves Joe Eckersley al medio británico SWNS.
Además, la Sociedad Ornitológica de Ohio ha detallado cómo el ciclo migratorio del pájaro coincide con la temporada de huracanes en octubre, lo que aumenta las probabilidades de desvío en años de tormentas intensas. Este inesperado cruce transatlántico plantea preguntas sobre el impacto del cambio climático y los fenómenos extremos en los patrones migratorios de aves y otras especies.
Impacto del avistamiento
La pequeña ave generó tal interés que atrajo a cientos de entusiastas, algunos de ellos viajando cientos de kilómetros para presenciar al ave en persona. Dave Stone, un entusiasta de 75 años, compartió su experiencia: “Salimos de Exeter, en Devon, a las 2 de la madrugada. Llegamos aquí con las primeras luces del alba.
Es casi el punto más lejano que he recorrido para ver una especie rara”. Para Stone, este avistamiento representa el logro de un objetivo personal, ya que de lograr ver al pájaro de cerca sumaría su ejemplar número 500.
La fascinación no se limitó a los expertos; incluso observadores más jóvenes, como Joe Eckersley, quien viajó desde Leeds, reflejaron la emoción de la comunidad. “Nunca pensé que vería una tángara escarlata en el Reino Unido, y mucho menos en Yorkshire”, comentó.
Historial de avistamientos en el Reino Unido
El tángara escarlata rara vez ha sido avistado en el Reino Unido. El último registro en el territorio británico continental ocurrió en Cornualles en la década de 1980, mientras que el avistamiento más reciente en el Reino Unido se produjo en 2014 en la isla de Barra, en las Hébridas Exteriores. Sin embargo, este es el primer registro en Yorkshire, lo que ha contribuido a la emoción generalizada entre los observadores de aves, según explicó el sitio web especializado BirdGuides.
El observador Geoffrey King, quien ha estado siguiendo la pista de aves raras durante 15 años, viajó más de 350 kilómetros desde Surrey para añadir este avistamiento a su lista personal de registros. Llegó de madrugada, pero tuvo que esperar cinco horas para ver al pájaro. “Básicamente me había dado por vencido. Alguien me llamó y allí estaba, en lo alto del árbol. Fue un gran alivio verlo”, confesó King a la BBC.
Algunos ornitólogos sostienen que los fenómenos meteorológicos extremos, exacerbados por el cambio climático, pueden incrementar este tipo de avistamientos raros en regiones fuera de las rutas migratorias convencionales. La combinación de estos factores deja abierta la posibilidad de que, en el futuro, otros ejemplares se desvíen hacia regiones desconocidas.
Al final del día, el inesperado avistamiento del tángara escarlata en Yorkshire se convierte en un evento extraordinario. Como si fuera un visitante que cruzó océanos en su frágil vuelo, el tángara desafía las nociones de frontera y recuerda que los fenómenos naturales son, a veces, los mejores narradores de historias. Así, esta pequeña ave, desviada de su curso por las fuerzas invisibles del viento, une por un instante a personas y continentes.