En los invernaderos del mundo, cuando florece la flor cadáver, la escena es tan impresionante como efímera: una estructura colosal que emite un fuerte olor a carne en descomposición se abre ante los visitantes. Esta peculiaridad convierte al Amorphophallus titanum en una de las especies vegetales más curiosas y enigmáticas del reino vegetal.
Sin embargo, la floración de este espécimen es un acontecimiento poco frecuente. En su hábitat nativo, las selvas de Sumatra, Indonesia, y también en los invernaderos donde es estudiada, florece cada cinco o siete años, en un proceso que puede tardar una década en repetirse. Cuando lo hace, despliega una serie de características únicas que le validaron el nombre de “flor cadáver”.
Lejos de tratarse de una sola flor, es en realidad un conjunto de diminutas flores agrupadas alrededor de un tallo central denominado espádice, que puede alcanzar hasta 3,6 metros de altura.
Este espádice se encuentra rodeado en su base por la espata, una capa con forma de pétalo que se abre en un color rojo oscuro o marrón, formando una especie de copa que rodea el espádice central. Este proceso ocurre de manera inesperada, y una vez que comienza la floración, el aro titán florece de la noche a la mañana.
Dada la brevedad y rareza de la floración, el equipo científico de Dartmouth College (Estados Unidos), liderado por G. Eric Schaller, emprendió una investigación genética detallada para entender los mecanismos detrás del fuerte olor y la capacidad de generar calor en la flor cadáver. Los resultados del estudio pionero fueron publicados en PNAS Nexus, y levantados por la agencia de noticias Europa Press.
En una de estas floraciones, en 2016, los investigadores recolectaron varias muestras de tejido de diferentes áreas de la planta, incluidas la espata y el espádice, y, con la ayuda de la investigadora Alveena Zulfiqar, lograron extraer ARN de alta calidad de estos tejidos. Esto permitió realizar análisis de secuencias de ARN, un proceso crucial para identificar los genes activos durante la floración.
“Esto nos ayuda a ver qué genes se están expresando y cuáles están específicamente activos cuando el apéndice se calienta y emite olor”, afirmó Schaller según el medio científico Popular Science, quien también levantó la investigación.
Los análisis mostraron que ciertos genes específicos están altamente activos justo cuando el espádice comienza a calentarse y el olor se libera. Entre estos, los genes relacionados con el transporte y metabolismo del azufre fueron clave, ya que participan en la producción de los compuestos volátiles responsables del hedor característico de la planta.
“Las flores son raras y también de corta duración, por lo que solo tenemos una pequeña ventana para estudiar estos fenómenos”, sentenció el líder de la investigación, según otro medio de ciencia, Earth.com.
Componentes químicos inéditos identificados en el olor
Durante su estudio, el equipo realizó un descubrimiento adicional que aporta una dimensión aún más compleja al característico olor de la flor cadáver.
Al analizar las muestras de tejido recolectadas del espádice y la espata, los científicos identificaron un compuesto hasta ahora desconocido en esta planta: la putrescina. Esta sustancia química es común en los animales en descomposición y es uno de los principales componentes del olor que emiten los cadáveres en sus primeras etapas de descomposición.
“La putrescina, derivada de la arginina, fue identificada como un componente adicional y previamente no reconocido del olor del aro titán”, dijeron los investigadores, según reportó en un artículo la revista Newsweek.
El hallazgo de putrescina en la flor cadáver fue inesperado y abre nuevas preguntas sobre el desarrollo evolutivo de esta planta. La sustancia es generada a partir de otro aminoácido, la arginina, y se suma a los compuestos azufrados previamente conocidos que también contribuyen al hedor de la planta.
Proceso de termogénesis
A diferencia de la mayoría de las plantas, esta es capaz de elevar su temperatura interna mediante un proceso conocido como termogénesis. Este fenómeno, más común en animales, permite que el espádice del aro titán se caliente hasta 11°C por encima de la temperatura ambiente.
En los animales, este proceso suele involucrar proteínas desacoplantes que interrumpen el almacenamiento de energía química para liberarla en forma de calor. Según el estudio, en la flor cadáver, una clase similar de proteínas llamadas oxidasas alternativas, cumple esta función al activarse durante la floración, principalmente en el espádice.
Este aumento de temperatura ayuda a volatilizar los compuestos azufrados que producen el olor, pero cumple otra función muy importante. El proceso juega un papel en la atracción de polinizadores.
La emisión de calor y el hedor imitan las características de un cadáver en descomposición, un método evolutivo eficaz para atraer a las moscas y escarabajos carroñeros que permiten la polinización de esta planta.