Descubrieron que una medusa “viajera en el tiempo” envejece hacia atrás

Investigan habilidades reversibles de Mnemiopsis leidyi en condiciones ambientales adversas. Este avance plantea preguntas sobre la génesis animal y la biología regenerativa

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Video que muestra a una medusa capaz de revertir su proceso de envejecimiento, abriendo nuevas puertas a la investigación científica. Crédito: Universidad de Bergen (Noruega)

En el misterioso mundo de las profundidades marinas, donde la oscuridad y la presión parecen impedir cualquier forma de vida, algunas criaturas desafían lo imposible. Desde hace algunos años, una especie de medusa inmortal, Turritopsis dohrnii, intrigó a la comunidad científica por su capacidad de revertir el proceso de envejecimiento. Sin embargo, este sorprendente fenómeno ha dejado de ser exclusivo de esta medusa.

Investigadores de la Universidad de Bergen, en Noruega, han revelado recientemente que otra especie, el ctenóforo o “nuez de mar” (Mnemiopsis leidyi), también posee una habilidad similar, desafiando la lógica del ciclo de vida de los organismos multicelulares.

Este descubrimiento, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, se originó como un hallazgo accidental. Según los científicos, una de estas criaturas estaba en condiciones de alta tensión ambiental en un laboratorio cuando empezó a manifestar cambios físicos que la devolvieron a una fase larval. Esta “regresión” o rejuvenecimiento biológico no solo capturó la atención de los investigadores, sino que también abrió nuevas posibilidades en el campo del estudio del envejecimiento y en la búsqueda de alternativas a la muerte celular.

Científicos de la Universidad de Bergen descubren que el ctenóforo Mnemiopsis leidyi rejuvenece regresando a su fase larval en situaciones de estrés
Científicos de la Universidad de Bergen descubren que el ctenóforo Mnemiopsis leidyi rejuvenece regresando a su fase larval en situaciones de estrés

“Este trabajo desafía nuestra comprensión del desarrollo animal y abre nuevas vías para estudiar la plasticidad del ciclo de vida y el rejuvenecimiento”, explicó el científico Joan J. Soto-Angel, uno de los autores principales del estudio, en una declaración recogida por Phys.org. A partir de esta investigación, los científicos comienzan a explorar cómo este fenómeno podría extenderse a otros organismos, e incluso qué aplicaciones futuras podría tener en el entendimiento del envejecimiento humano.

Un viaje en el tiempo biológico

En el laboratorio de la Universidad de Bergen, el equipo dirigido por Soto-Angel trabajaba en un proyecto sobre el sistema nervioso de Mnemiopsis leidyi, un ctenóforo transparente y gelatinoso que se encuentra en el Atlántico occidental. Sin embargo, lo que parecía un estudio rutinario pronto se tornó en algo más. Un día, los investigadores notaron la presencia de una larva en un tanque en el que debería haber solo un espécimen adulto. Este suceso fue el punto de partida para una serie de experimentos en los que se confirmaron las extraordinarias habilidades de esta criatura.

Soto-Angel y su equipo comenzaron a inducir situaciones de estrés en los ctenóforos, como la reducción de alimentos y la amputación de partes de su tejido gelatinoso. A través de estas pruebas, observaron que algunos de los ejemplares adultos experimentaban un proceso de “rejuvenecimiento” y volvían a su forma larval, una etapa en la que la “nuez de mar” desarrolla dos tentáculos para atrapar alimentos. Este regreso a una fase más temprana del desarrollo implicaba que las medusas adoptaban nuevamente comportamientos propios de su infancia, como el cambio de su dieta y la estructura de sus tejidos.

La "nuez de mar" se transforma en una larva al enfrentar condiciones adversas, conservando su identidad celular y desafiando la comprensión del envejecimiento
La "nuez de mar" se transforma en una larva al enfrentar condiciones adversas, conservando su identidad celular y desafiando la comprensión del envejecimiento

El rejuvenecimiento de Mnemiopsis leidyi abre nuevas interrogantes en la biología evolutiva y en el campo de la biología regenerativa. Los ctenóforos, a diferencia de las medusas, no pierden su identidad celular ni descomponen su estructura. Soto-Angel destaca que “es el mismo individuo el que rejuvenece, como si retrocediera en el tiempo”. En otras palabras, el ctenóforo adulto no se convierte en una versión nueva de sí mismo, sino que, al “retroceder” en edad, sigue siendo el mismo organismo en un estado previo de su vida.

Este fenómeno contrasta con el proceso en la medusa inmortal Turritopsis dohrnii, que, en su transición de vuelta a una etapa juvenil, se descompone en una masa de células que luego se reorganizan en una nueva estructura. Soto-Angel y otros científicos señalan que este tipo de rejuvenecimiento en Mnemiopsis leidyi podría ser una respuesta a la escasez de recursos y a las condiciones adversas en su entorno. Cuando estos factores estresantes desaparecen, el organismo vuelve a crecer, recuperando su forma adulta y reanudando su capacidad reproductiva.

Una especie invasora y su relevancia en la ciencia

Mnemiopsis leidyi no es una desconocida en el ecosistema marino. Originaria del Atlántico occidental, esta especie se ha convertido en un problema en aguas europeas y asiáticas debido a su naturaleza invasora. A bordo de las aguas de lastre de los barcos, la “nuez de mar” ha colonizado nuevos territorios, desplazando especies nativas y afectando las pesquerías en el Mar Negro y el Mar Caspio. Su capacidad de rejuvenecimiento y de resistir condiciones ambientales extremas contribuyen a su éxito como especie invasora, lo que, en combinación con su habilidad para alimentarse de zooplancton, representa una amenaza para los ecosistemas en los que se establece.

La investigación sugiere que los mecanismos de rejuvenecimiento en Mnemiopsis leidyi podrían tener analogías en otras especies y aplicaciones en biología humana
La investigación sugiere que los mecanismos de rejuvenecimiento en Mnemiopsis leidyi podrían tener analogías en otras especies y aplicaciones en biología humana

La investigadora Maria Miglietta, de la Universidad Texas A&M, subraya la importancia de esta capacidad para los estudios sobre longevidad. Según Miglietta, la capacidad de Mnemiopsis leidyi para “desarrollarse hacia atrás” confirma que el rejuvenecimiento podría ser un fenómeno más común en el reino animal de lo que se pensaba. Este descubrimiento sugiere que existen especies que han perfeccionado habilidades evolutivas únicas para sobrevivir en condiciones difíciles, lo que podría revolucionar nuestra comprensión de la evolución y del envejecimiento.

Implicaciones futuras para la ciencia del envejecimiento

Este nuevo conocimiento de los ctenóforos también tiene repercusiones en el ámbito de la medicina regenerativa. Los científicos esperan que el estudio de estos mecanismos pueda, algún día, proporcionar pistas sobre cómo ralentizar o incluso revertir el envejecimiento en seres humanos. Soto-Angel indicó que “es un momento emocionante para la ciencia” y que esta investigación es solo el inicio de un campo con posibilidades amplias para el estudio de los mecanismos moleculares que impulsan el desarrollo inverso en estos organismos.

La notable adaptabilidad del ctenóforo podría ofrecer pistas sobre cómo ralentizar o revertir el envejecimiento en humanos, revolucionando futuras aplicaciones médicas
La notable adaptabilidad del ctenóforo podría ofrecer pistas sobre cómo ralentizar o revertir el envejecimiento en humanos, revolucionando futuras aplicaciones médicas

Sin embargo, aún existen aspectos que necesitan más investigación. Algunos científicos, como Yoshinori Hasegawa del Kazusa DNA Research Institute en Japón, sostienen que este rejuvenecimiento podría no ser del todo “perfecto”, ya que la reducción de tamaño en Mnemiopsis leidyi puede deberse más a un encogimiento celular que a un verdadero retroceso en la edad biológica.

Con cada nuevo descubrimiento sobre el rejuvenecimiento en especies como la “nuez de mar”, la ciencia se acerca un poco más a desentrañar los secretos del envejecimiento y sus posibles aplicaciones. Aunque queda mucho por aprender, estos hallazgos en organismos tan antiguos y resistentes como los ctenóforos arrojan luz sobre una biología que desafía el paso del tiempo, abriendo un camino hacia una mejor comprensión de la longevidad.

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