Biólogos marinos descubrieron una nueva especie de babosa marina que habita en las profundidades

En un descubrimiento inesperado en las profundidades del océano, científicos del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey (MBARI) encontraron una nueva especie de babosa marina, ahora conocida como Bathydevius caudactylus.

Apodada el “molusco misterioso”, esta criatura inusual habita la zona de medianoche, una región marina donde la oscuridad es absoluta y la presión extrema.

En este ambiente, a profundidades de hasta 4.000 metros, el molusco exhibe una sorprendente bioluminiscencia, ilumina su gran capucha gelatinosa y su distintiva cola en forma de remo, según informó la agencia de noticias Europa Press. Estas características generaron fascinación y curiosidad en la comunidad científica.

El hallazgo de esta especie es el resultado de dos décadas de observación continua. Desde su primer avistamiento en el año 2000, cuando un vehículo operado a distancia (ROV) del MBARI capturó imágenes del molusco en alta mar, los investigadores dedicaron más de 150 inmersiones y múltiples estudios para documentar y entender esta especie.

La tecnología avanzada de los ROV permitió a los científicos recolectar un espécimen, lo que hizo posible analizar de cerca la anatomía y genética del animal en el laboratorio, según explicó el instituto en un comunicado oficial.

Gracias a estos análisis exhaustivos, el equipo del MBARI, dirigido por el científico Bruce Robison, publicó finalmente la descripción completa de esta especie en la revista Deep-Sea Research Part I. Destacó su importancia como pieza clave en el estudio de los ecosistemas más desconocidos del planeta.

“El hecho de que exista un animal relativamente grande, único y brillante que pertenezca a una familia previamente desconocida realmente subraya la importancia de utilizar nueva tecnología para catalogar este vasto entorno”, aseguró Steven Haddock, un científico sénior del instituto de investigación, según el medio británico The Guardian.

A medida que los investigadores profundizaron en el estudio del Bathydevius caudactylus, observaron adaptaciones extraordinarias que le permiten sobrevivir en las condiciones extremas de la zona de medianoche.

Esta región, también conocida como zona batipelágica, se extiende entre los 1.000 y 4.000 metros de profundidad, donde la oscuridad perpetua y las bajas temperaturas plantean un desafío para cualquier organismo.

En lugar de vivir en el fondo marino, como la mayoría de las babosas, este nudibranquio nada en la columna de agua abierta, un entorno inusual y exigente que lo obliga a desarrollar estrategias únicas para alimentarse, protegerse y reproducirse en las frías y oscuras aguas profundas.

Justamente, una de las adaptaciones más notables del “molusco misterioso” es su método de captura de presas, que recuerda a la estrategia de una planta atrapamoscas. En lugar de usar una lengua áspera como otros nudibranquios, posee una capucha cavernosa y flexible que abre y cierra rápidamente para atrapar pequeños crustáceos que se acercan, similar a una trampa.

Su bioluminiscencia también juega un papel crucial en su supervivencia: si se siente amenazado, el molusco puede iluminar su cuerpo, lo que genera destellos que distraen a los depredadores y le permiten escapar. En ocasiones, los investigadores observaron cómo desprendía una proyección luminosa en forma de dedo desde su cola, posiblemente para engañar y alejar a los depredadores mientras el animal se esconde en la oscuridad.

A través de las múltiples expediciones realizadas en las aguas profundas del Pacífico norte, los investigadores lograron establecer el rango de distribución conocido del Bathydevius caudactylus. Esta especie fue avistada en diversas ubicaciones de la costa, desde el norte de Oregón hasta el sur de California.

Sin embargo, el área que abarca su hábitat podría ser aún mayor. Una observación realizada por científicos de la NOAA en la Fosa de las Marianas, en el Pacífico occidental, identificó un animal con características similares, lo que sugiere que su distribución podría extenderse por un rango geográfico más amplio en el océano profundo.

Estos hallazgos amplían el conocimiento sobre la presencia de este nudibranquio en las aguas profundas del Pacífico y plantean interrogantes sobre sus posibles rutas migratorias o adaptaciones para habitar en diversas zonas del océano profundo.