Mientras Islandia aprovecha sus vastos recursos geotérmicos para satisfacer la mayor parte de su demanda energética, el país está a punto de embarcarse en un proyecto ambicioso que podría transformar el futuro de las energías renovables: la recolección de energía solar desde el espacio. Este innovador proyecto, en colaboración con la empresa británica Space Solar, la islandesa Reykjavík Energy y la organización de sostenibilidad Transition Labs, planea enviar satélites al espacio que capturarán energía solar de forma continua para transmitirla a la Tierra. Aunque la tecnología aún se encuentra en etapas de desarrollo, la posibilidad de aprovechar energía solar sin interrupciones podría revolucionar la producción de energía limpia en el país y en el mundo.
Descripción del proyecto y tecnología utilizada
El proyecto planea lanzar un satélite de 70,5 toneladas y 400 metros de diámetro, diseñado para situarse en una órbita media terrestre, donde podrá captar energía solar de manera continua, sin las limitaciones de los ciclos día-noche ni las condiciones atmosféricas. La energía recolectada será convertida en un haz de ondas de radio de alta frecuencia, el cual se transmitirá a estaciones receptoras en la Tierra, donde será reconvertido en electricidad y distribuido a través de las redes de suministro.
Cada una de estas estaciones receptoras, conocidas como rectennas, abarcaría un área de 6 por 13 kilómetros, una extensión relativamente compacta en comparación con la que requeriría una planta eólica para producir la misma cantidad de energía. Para el transporte de estos grandes satélites, el proyecto contará con el cohete reutilizable Starship de SpaceX, cuya capacidad de carga y menor costo de lanzamiento facilitarían la viabilidad del proyecto. Con seis satélites operando para 2036, el objetivo final es generar una capacidad energética de 15 gigavatios, distribuidos entre múltiples países.
Potencial energético y objetivos del proyecto
La planta piloto inicial tiene una capacidad de 30 megavatios, suficiente para abastecer entre 1.500 y 3.000 hogares islandeses. A medida que el proyecto se expanda, se espera que la infraestructura espacial permita alcanzar una capacidad de hasta 15 gigavatios, lo que podría cubrir una porción importante de la demanda eléctrica en varias naciones. Este nivel de producción, que alcanzará su fase de implementación completa para 2036, pretende reducir la dependencia de fuentes de energía no renovable y acelerar la transición hacia un modelo energético sostenible.
Según cálculos iniciales, la planta piloto costará aproximadamente USD 800 millones, y su capacidad de generación podría suponer un costo de USD 2.250 millones por gigavatio. Este valor lo convierte en una opción competitiva frente a otras fuentes renovables, incluso respecto a la energía nuclear, que suele implicar costos más altos.
Ventajas de capturar energía solar en el espacio
La recolección de energía solar en el espacio representa una ventaja sobre los sistemas terrestres convencionales. Al posicionarse fuera de la atmósfera, estos satélites pueden captar la luz solar las 24 horas del día, sin verse afectados por ciclos de día y noche o condiciones meteorológicas adversas como nubes o tormentas. Esto significa que el suministro de energía es constante y predecible, lo que ofrece una alternativa más confiable en comparación con la energía solar terrestre, donde las interrupciones son comunes.
Además, según expertos de Space Solar, la energía solar desde el espacio podría capturar más de cien veces la cantidad de energía que se obtiene desde la superficie terrestre. Esta alta eficiencia haría de este sistema una solución viable no solo para países con menor acceso a la luz solar, sino también para aquellos con demandas energéticas elevadas.
Desafíos y costos del proyecto
A pesar de su promesa, el proyecto enfrenta desafíos significativos. En primer lugar, los costos de lanzamiento y construcción son elevados. La planta piloto de 30 MW requerirá una inversión inicial de USD 800 millones. Aunque se espera que el uso de cohetes como Starship de SpaceX reduzca los costos, el transporte sigue siendo caro, especialmente considerando que cada satélite pesa miles de toneladas y debe colocarse en órbita media. Además, las pruebas actuales solo demostraron la transmisión de milivatios de energía, lejos de los megavatios necesarios para el funcionamiento a gran escala.
Otra dificultad importante es la posible acumulación de residuos espaciales. Para mitigar este riesgo, los satélites de Space Solar operarán en una órbita media menos congestionada. Sin embargo, la presencia de más satélites de gran tamaño en el espacio puede incrementar la posibilidad de colisiones, lo cual es una preocupación constante en el ámbito espacial.
Razones de Islandia para impulsar el proyecto
Un aspecto sorprendente es que Islandia, pese a tener abundantes fuentes de energía geotérmica e hidroeléctrica, apueste por la energía solar espacial. Actualmente, el país utiliza energía geotérmica para calentar edificios y alimentar invernaderos, produciendo casi un cuarto de su electricidad mediante fuentes geotérmicas y la mayor parte restante mediante hidroeléctricas. Sin embargo, el aumento proyectado en la demanda de energía por la expansión de centros de datos y aplicaciones de inteligencia artificial hace que el país busque diversificar sus fuentes de energía limpia.
Islandia es reconocida por su liderazgo en tecnologías limpias, y esta apuesta por la energía solar desde el espacio subraya su compromiso con la innovación en sostenibilidad. Según Transition Labs, esta tecnología representa una oportunidad de llevar al mercado una forma de energía renovable continua y de bajo impacto ambiental, lo que le permitiría a Islandia mantener su posición de vanguardia en la transición energética global.
Perspectivas a futuro y expansión del modelo
El éxito de este proyecto inicial en Islandia podría abrir las puertas para su implementación en otras regiones del mundo. Países como Canadá y Japón, que enfrentan desafíos climáticos similares, también fueron considerados como candidatos para instalaciones receptoras de este tipo de energía. Space Solar planea extender su red de satélites y estaciones receptoras en varios puntos estratégicos, ampliando el suministro de electricidad generada en el espacio a una escala global para 2036.
Al mismo tiempo, el éxito de la energía solar espacial podría impulsar la industria de cohetes reutilizables, acelerando el desarrollo y abaratamiento de lanzamientos espaciales, lo cual facilitaría la implementación de futuros proyectos de gran escala. En la actualidad, varios países y empresas están investigando el potencial de esta tecnología: Japón y China ya anunciaron estudios preliminares para capturar energía solar desde el espacio y abastecer a sus ciudades en el futuro.