En las remotas montañas de Uzbekistán, un hallazgo sorprendente ha arrojado nueva luz sobre la historia de la Ruta de la Seda. Usando tecnología avanzada de teledetección, arqueólogos han identificado dos ciudades medievales hasta ahora desconocidas. Estos asentamientos, Tugunbulak y Tashbulak, permanecieron ocultos durante siglos bajo el terreno accidentado, hasta que la tecnología LiDAR, transportada por drones, reveló su presencia. “Lidar es una tecnología que inunda el paisaje con láseres para medir la topografía, en este caso, con un detalle altamente refinado”, explicó Michael Frachetti, arqueólogo y líder de la investigación, en una declaración a Reuters.
Este descubrimiento es crucial por la técnica utilizada y por la magnitud de las ciudades. Según CNN, el hallazgo ha permitido trazar “dos asentamientos urbanos inesperadamente a gran escala, salpicados de torres de vigilancia, fortalezas, edificios complejos, plazas y caminos”. Este nuevo mapa, realizado con drones, ha revelado el diseño completo de las ciudades, algo que los arqueólogos no habían podido hacer hasta la fecha debido a la inaccesibilidad del área.
Estas ciudades perdidas fueron también centros comerciales y culturales clave en la Ruta de la Seda entre los siglos VI y XI d.C. Tugunbulak y Tashbulak desempeñaron un papel esencial en el intercambio de bienes e ideas entre Asia y Europa. Como destacó Frachetti en su artículo en Nature, esta red conectaba Oriente y Occidente, facilitando también la interacción cultural, religiosa y política. A pesar de estar situadas a gran altitud, lo que es raro en el registro arqueológico, estas ciudades prosperaron, según el investigador Zachary Silvia en Newsweek.
Lo más destacado de estos asentamientos es su ubicación a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, una altitud poco común para ciudades de esta magnitud en la antigüedad. Tugunbulak, la mayor de las dos, abarcaba 120 hectáreas con “más de 300 estructuras únicas”, según el estudio publicado en Nature, mientras que Tashbulak, más pequeña, cubría entre 12 y 15 hectáreas y se distinguía por su relevancia cultural. Estas ciudades revelan nuevas perspectivas sobre la vida en la Ruta de la Seda, obligando a reconsiderar “lo que sabemos sobre la urbanización en Asia Central”, según Silvia.
Uno de los aspectos más fascinantes de Tugunbulak es su papel como centro industrial, en especial en la producción de acero, un recurso clave en la economía medieval de Asia Central. Los arqueólogos han encontrado evidencia de hornos y fundiciones que sugiere la producción de acero a gran escala. Según Frachetti: “Los restos de hornos y escoria de hierro indican que Tugunbulak fue un centro donde los herreros transformaban ricos depósitos locales de mineral de hierro en acero”. Esto coloca a la ciudad como un nodo crucial en la industria del metal durante los siglos IX y X, un periodo en el que la región era conocida por su acero de alta calidad.
Esto sugiere que Tugunbulak “complica gran parte del entendimiento histórico de la economía política de la Ruta de la Seda temprana”, según Frachetti. La producción de acero, junto con el comercio de animales como ovejas y ganado, fue central en la prosperidad de esta ciudad.
Si bien Tashbulak no tenía el nivel industrial de su vecina, su relevancia radica en su importancia cultural y religiosa. La ciudad alberga uno de los cementerios musulmanes más antiguos de la región, lo que refleja la temprana propagación del islam en Asia Central. “El cementerio es desproporcionado en comparación con el tamaño de la ciudad. Definitivamente, hay algo ideológicamente significativo en torno a Tashbulak”, afirmó Frachetti.
El descubrimiento de más de 400 tumbas musulmanas, incluidas de hombres, mujeres y niños, es un testimonio de cómo el islam, que se extendió rápidamente desde la península arábiga en el siglo VII, influyó en las creencias y prácticas funerarias de la región. Este cementerio sugiere que Tashbulak fue un centro espiritual importante, a pesar de su menor tamaño en comparación con Tugunbulak.
Tecnología y métodos de investigación: el uso de LiDAR
El descubrimiento de Tugunbulak y Tashbulak fue posible gracias al uso de la tecnología LiDAR (detección y medición de distancias mediante láser), que permitió mapear el terreno oculto por la vegetación y el relieve montañoso. Frachetti explicó: “LiDAR ha revolucionado el estudio de la historia y la cultura humana, y ha sido particularmente útil para descubrir sitios arqueológicos en la selva amazónica y las ciudades mayas en Centroamérica”.
Con LiDAR montado en drones, los investigadores pudieron generar un mapa tridimensional detallado del terreno, revelando más de 300 estructuras solo en Tugunbulak. Esta tecnología permitió a los arqueólogos sobrepasar las dificultades físicas del terreno y desenterrar, virtualmente, ciudades que habían estado escondidas durante siglos.
Comparaciones con otros sitios históricos
Lo que hace que los descubrimientos de Tugunbulak y Tashbulak sean aún más excepcionales es su altitud. Ambas ciudades estaban situadas entre 2.000 y 2.200 metros sobre el nivel del mar, lo que las coloca en la misma liga que otros asentamientos de gran altitud como Machu Picchu en Perú. Las ciudades estaban rodeadas de un paisaje desafiante, pero rico en recursos, como minerales y bosques, que probablemente impulsaron su prosperidad.
Estas ciudades sobrevivieron en un entorno inhóspito y prosperaron, desafiando la idea de que las grandes urbes solo podían surgir en tierras bajas con acceso a ríos y tierras fértiles. De hecho, menos del 3% de la población mundial actual vive a altitudes superiores a los 2.000 metros, lo que hace que estos asentamientos sean aún más extraordinarios.