Qué pasó cuando el meteorito gigante S2 impactó la Tierra hace 3.000 millones de años

Este evento transformó drásticamente al planeta primitivo existente, llevando vida microbiana a nuevas alturas mientras remodelaba completamente sus océanos y continentes incipientes por miles de años

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El impacto de S2 provocó tsunamis masivos que arrasaron los continentes incipientes y transformaron radicalmente el paisaje marino (The Harvard Gazette)
El impacto de S2 provocó tsunamis masivos que arrasaron los continentes incipientes y transformaron radicalmente el paisaje marino (The Harvard Gazette)

Hace más de 3 mil millones de años, cuando la Tierra era un planeta muy distinto al que conocemos hoy, un gigantesco meteorito golpeó su superficie, desencadenando una serie de eventos que cambiarían temporalmente las condiciones del planeta. Este impacto, ocurrido durante el eón Arcaico, dejó una cicatriz geológica imborrable y contribuyó a la evolución de la vida en un mundo dominado por océanos verdes y continentes aún en formación.

El meteorito, denominado S2 por los científicos, era colosal. Con un diámetro estimado entre 37 y 58 kilómetros, su tamaño superaba con creces al del meteorito que provocó la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años.

Según los estudios, su masa era de 50 a 200 veces mayor que la del famoso impacto de Chicxulub. Sin embargo, a diferencia de ese evento que acabó con el 75% de las especies vivientes, el impacto se produjo cuando la vida apenas comenzaba a emerger en la Tierra, compuesta únicamente por microorganismos simples como bacterias y arqueas.

Estudios sugieren que la colisión del S2 enriqueció los océanos con nutrientes, creando condiciones propicias para la vida temprana (The Harvard Gazette)
Estudios sugieren que la colisión del S2 enriqueció los océanos con nutrientes, creando condiciones propicias para la vida temprana (The Harvard Gazette)

A pesar de su magnitud, este impacto no solo trajo devastación. Nuevos estudios sugieren que, además de los cambios destructivos inmediatos, el S2 también creó condiciones favorables para la vida microbiana. Es decir, lo que comenzó como un cataclismo cósmico sembró, paradójicamente, las semillas para que la vida floreciera en los océanos primitivos del planeta.

El impacto del S2: una destrucción masiva en los mares primitivos

El choque del meteorito desató un tsunami de proporciones colosales. Las olas barrieron los pocos continentes que existían y arrasaron el fondo marino, dejando atrás una estela de devastación. Según los estudios dirigidos por la geóloga Nadja Drabon, profesora en el Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Universidad de Harvard, el impacto levantó masas de agua tan grandes que el tsunami “destruyó ecosistemas costeros y alteró profundamente la estructura del océano”.

El calor generado por la colisión fue tan intenso que provocó la evaporación de la capa superior del océano. Esto creó una atmósfera densa en polvo y partículas que bloqueó la luz solar durante años, poniendo en peligro la fotosíntesis, un proceso esencial para los pocos organismos que dependían de la luz. Durante ese tiempo, la superficie del planeta estaba envuelta en un oscuro invierno provocado por el polvo del impacto, afectando drásticamente la vida superficial.

Fragmentos de esférulas en Barberton ofrecen pistas sobre impactos que moldearon el ambiente de la Tierra arcaica (The Harvard Gazette)
Fragmentos de esférulas en Barberton ofrecen pistas sobre impactos que moldearon el ambiente de la Tierra arcaica (The Harvard Gazette)

Además de la atmósfera oscurecida, la energía del impacto calentó la atmósfera terrestre, provocando un aumento de temperatura que llegó a hacer hervir la parte superior de los océanos. Esta combinación de evaporación oceánica y oscurecimiento atmosférico dejó en estado crítico a los microorganismos fotosintéticos de aguas superficiales, según las conclusiones publicadas por Drabon y su equipo en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

La resiliencia de la vida tras el cataclismo

A pesar de las condiciones adversas que siguieron al impacto del S2, la vida microbiana no solo sobrevivió, sino que comenzó a prosperar nuevamente poco después del evento. Los científicos descubrieron que el impacto, aunque destructivo, también introdujo nutrientes esenciales en los océanos. Uno de los efectos más relevantes fue la mezcla de aguas profundas ricas en hierro con las aguas superficiales, lo que proporcionó una fuente adicional de energía para los microorganismos que metabolizaban este elemento.

La catástrofe del S2 hirvió océanos y oscureció la atmósfera, impactando drásticamente los ciclos biológicos de organismos fotosintéticos (PNAS)
La catástrofe del S2 hirvió océanos y oscureció la atmósfera, impactando drásticamente los ciclos biológicos de organismos fotosintéticos (PNAS)

“Lo que más nos sorprendió fue cómo la vida no solo resistió, sino que floreció rápidamente después del impacto”, afirmó Drabon en una entrevista. Su equipo encontró que el tsunami generado por el impacto también arrastró grandes cantidades de fósforo desde las profundidades hasta las aguas más someras, creando las condiciones ideales para que ciertos tipos de bacterias se multiplicaran rápidamente.

Este fenómeno fue descrito por el equipo de investigación como un “fertilizante natural”, ya que el hierro y el fósforo son componentes cruciales para el metabolismo de muchos microorganismos. Este repentino enriquecimiento de nutrientes estimuló la proliferación de bacterias que vivían en las profundidades, lo que llevó a un aumento temporal en la actividad biológica de los océanos, particularmente entre los organismos que dependían del hierro para su metabolismo.

¿Destrucción o creación? Un evento con doble filo

Los meteoritos de gran tamaño, como el S2, suelen asociarse con destrucción masiva. Sin embargo, en el caso del impacto del S2, se demostró que los efectos no fueron del todo negativos. Como explicó Drabon, “pensamos que los impactos son catastróficos para la vida, pero lo que este estudio resalta es que estos eventos pudieron haber tenido beneficios, especialmente en las primeras etapas de la vida en la Tierra”.

La mezcla de aguas superficiales y profundas ricas en minerales después del choque fomentó una rápida proliferación bacteriana (PNAS)
La mezcla de aguas superficiales y profundas ricas en minerales después del choque fomentó una rápida proliferación bacteriana (PNAS)

Los científicos han descubierto que el impacto creó un escenario que permitió a la vida microbiana resurgir y adaptarse. Las bacterias que metabolizan el hierro, por ejemplo, encontraron en las aguas agitadas por el tsunami una oportunidad única para expandirse. “Se puede comparar con el cepillado de dientes: eliminas el 99,9% de las bacterias, pero para la noche, ya han vuelto”, añadió Drabon. Este ciclo de destrucción y rápida recuperación fue fundamental para la vida temprana.

Los estudios no habrían sido posibles sin el trabajo de campo realizado en la región de Barberton Greenstone Belt, en Sudáfrica, donde se encuentra la evidencia geológica de este evento. Las capas de rocas en esta área contienen pequeños fragmentos de meteorito llamados esférulas, que ayudan a los geólogos a reconstruir los detalles del impacto.

Investigaciones muestran que eventos como el choque del S2 pudieron haber jugado un papel crucial en la emergencia de formas de vida más complejas (The Harvard Gazette)
Investigaciones muestran que eventos como el choque del S2 pudieron haber jugado un papel crucial en la emergencia de formas de vida más complejas (The Harvard Gazette)

Nadja Drabon y su equipo han pasado años estudiando las formaciones rocosas de esta región, buscando pistas sobre los impactos que ocurrieron durante el eón Arcaico. “Las rocas de Barberton son como una cápsula del tiempo que nos permite entender mejor cómo estos impactos afectaron el ambiente y la vida en la Tierra primitiva”, explica Drabon.

A través de este trabajo minucioso, los científicos están revelando cómo eventos cósmicos que alguna vez parecieron solo destructivos también fueron una fuerza creadora, ayudando a que la vida en la Tierra no solo persistiera, sino que eventualmente evolucionara hacia formas más complejas.

El meteorito S2, que alguna vez devastó los océanos primitivos de la Tierra, es un recordatorio de cómo eventos astronómicos pueden moldear profundamente la historia del planeta. Aunque trajo destrucción en un principio, este evento también pavimentó el camino para la recuperación y expansión de la vida microbiana, marcando un punto crucial en la evolución de la Tierra.

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