El Wildlife Photographer of the Year, uno de los certámenes fotográficos más prestigiosos del mundo, ya anunció a sus ganadores. Organizado por el Natural History Museum (NHM) de Londres, este concurso atrae cada año a miles de fotógrafos que buscan capturar la esencia más impactante y cautivadora de la vida salvaje. En su más reciente edición, que marca el 60º aniversario del concurso, se registraron más de 59.000 participaciones provenientes de 117 países. Entre los ganadores, se conoció un curioso animal llamado foca leopardo.
En la categoría “Underwater”, el fotógrafo Matthew Smith se llevó todos los elogios del jurado gracias a su impresionante captura de una foca leopardo nadando bajo el hielo antártico. La imagen resalta la belleza salvaje de este animal y su peligro inherente. Para obtenerla, Smith tuvo que utilizar una extensión especial en su equipo fotográfico, que él mismo diseñó, para evitar ponerse en riesgo ante este imponente depredador. Según sus propias palabras, “cuando la foca vio directamente al lente de la cámara, supe que tenía algo bueno”.
La foca leopardo (Hydrurga leptonyx), conocida también como leopardo marino, es una de las criaturas más fascinantes y temibles del océano Antártico. Su nombre deriva de la similitud de su piel moteada con el pelaje del leopardo terrestre, aunque en lugar de manchas negras sobre un fondo dorado, la foca leopardo presenta manchas oscuras sobre un cuerpo gris plateado. Este impresionante animal es el segundo depredador más alto de la cadena alimentaria en la región antártica, temiendo solo a las orcas, que a veces lo cazan.
Con un cuerpo largo y esbelto diseñado para la velocidad, esta foca destaca por su tamaño considerable. Las hembras, que suelen ser más grandes que los machos, pueden alcanzar hasta 3,8 metros de longitud y pesar más de 500 kg, mientras que los machos alcanzan alrededor de 2,8 metros y pesan hasta 320 kg. Este gran tamaño, junto con sus poderosas mandíbulas y largos caninos, la convierten en uno de los depredadores más formidables de los mares del sur.
Las mandíbulas de la foca leopardo son particularmente notables por su estructura especializada. Además de tener dientes afilados para atrapar y desgarrar presas grandes, como pingüinos y otras focas, sus molares están dispuestos de tal manera que le permiten filtrar kril del agua, similar a la técnica empleada por las ballenas con barbas. Esta versatilidad en la alimentación les permite adaptarse a las variaciones estacionales y a la disponibilidad de presas, lo que es esencial para sobrevivir en los duros ecosistemas antárticos.
Estrategias de caza y alimentación
Aunque se las conoce principalmente por su habilidad para cazar pingüinos, las focas leopardo tienen una dieta variada que incluye peces, calamares, crustáceos y, en algunos casos, hasta crías de otras focas, como las focas cangrejeras o las focas de Weddell. A menudo se las puede ver acechando a sus presas cerca de las orillas del hielo o de las costas, donde esperan pacientemente a que los pingüinos salten al agua. En un movimiento rápido, la foca leopardo atrapa al ave desprevenida y la agita violentamente hasta que su piel se desprende, dejando el cuerpo expuesto para ser devorado.
Este comportamiento de caza brutal, aunque efectivo, es también un recordatorio de la rudeza de la vida en el océano Antártico. Algunas focas leopardo prefieren permanecer cerca de las colonias de pingüinos para asegurarse una fuente constante de alimento, mientras que otras optan por una dieta más especializada, enfocándose en la captura de crías de foca o kril. Este último constituye una parte crucial de su dieta, especialmente en los meses de invierno, cuando otras presas son más escasas.
Hábitat y vida solitaria
Las focas leopardo son animales solitarios por naturaleza. Aunque en ocasiones se las puede ver en grupos pequeños, especialmente durante la temporada de apareamiento, la mayoría del tiempo vagan solas por las heladas aguas antárticas, o descansan sobre los bloques de hielo flotantes. Su capacidad para desplazarse por vastas áreas de agua y hielo las convierte en los mayores viajeros entre las focas antárticas. De hecho, se han registrado avistamientos en lugares tan lejanos como las playas de Tasmania y la Gran Barrera de Coral en Australia.
A pesar de su apariencia robusta y su naturaleza depredadora, las focas leopardo dependen profundamente del hielo marino para su supervivencia. Utilizan los bloques de hielo para descansar, cazar y reproducirse, lo que las hace particularmente vulnerables a los cambios en el clima y la reducción de los niveles de hielo debido al calentamiento global. Aunque actualmente se consideran una especie de “preocupación menor” en términos de conservación, los científicos advierten que una reducción significativa en el hielo marino podría poner en riesgo a estas majestuosas criaturas en el futuro.
Con una esperanza de vida de hasta 26 años, las focas leopardo son longevas en comparación con otras especies marinas. Las hembras dan a luz a una sola cría después de una gestación de 11 meses, generalmente durante el verano antártico, y cuidan de ella durante un período corto pero crucial de lactancia. Los machos, por otro lado, suelen estar ausentes en este proceso, regresando solo durante la temporada de apareamiento para emitir sus llamados de larga distancia.